El valor estratégico de la petroquímica: un pilar para el futuro económico de Argentina

Vaca Muerta abre un horizonte de oportunidades para el sector y posiciona al país como un jugador clave en el mercado internacional. Para ello, el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) se presenta como una herramienta indispensable para garantizar las condiciones necesarias que atraigan inversiones estratégicas

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Vaca Muerta ofrece la oportunidad
Vaca Muerta ofrece la oportunidad de aumentar las exportaciones de insumos petroquímicos (Foto: Reuters/Agustín Marcarian)

El 26 de agosto de 1950, la inauguración de la primera planta petroquímica en Campana, provincia de Buenos Aires, marcó el inicio de una historia que ha posicionado a la Argentina en la vanguardia de la industria en América Latina. A 74 años de aquel hito, la petroquímica sigue siendo una columna vertebral de nuestra economía, transformando recursos naturales en productos esenciales para la vida cotidiana y multiplicando el valor de nuestras materias primas.

La industria química y petroquímica es una cadena de valor que sienta sus bases en minerales, hidrocarburos y energías renovables. A través de procesos químicos y la permanente incorporación de innovaciones tecnológicas, estos insumos se convierten en productos intermedios y finales que encuentran aplicación en una amplia gama de sectores: desde indumentaria y alimentos hasta neumáticos, medicamentos, fertilizantes y pinturas. Es posible afirmar que hoy en día cerca del 96% de los productos manufacturados a nivel mundial están vinculados directa o indirectamente con nuestra industria. En un mundo que se encamina hacia una población de 9.700 millones de personas para 2050, nuestro rol será crucial en la provisión de soluciones sostenibles que mejoren la calidad de vida y cuiden el planeta.

En Argentina, el sector petroquímico representa el 4,2% del PBI y sus exportaciones constituyen aproximadamente el 19% de las ventas externas de manufacturas de origen industrial. Nuestro país es responsable del 0,9% de la producción petroquímica global, siendo la segunda mayor industria del sector en Sudamérica, solo detrás de Brasil.

Estamos, sin embargo, ante la oportunidad de que la industria química y petroquímica experimente un crecimiento exponencial en Argentina. Normalmente asociamos a Vaca Muerta con la oportunidad de exportar gas natural licuado pero la evolución de la producción de gas no convencional en el país, sumada a la expansión de la capacidad de transporte, pero también abre un horizonte de oportunidades para el sector petroquímico. El gas natural, al integrarse con la creciente demanda de la industria del litio y cobre, permitirá un salto cualitativo en la producción local de químicos y petroquímicos.

Este desarrollo, además, posiciona a la Argentina como un jugador clave en el mercado internacional, donde Vaca Muerta ofrece la oportunidad de aumentar las exportaciones de insumos petroquímicos, añadiendo valor al gas natural licuado y contribuyendo a una balanza energética superavitaria.

Esta sinergia con Vaca Muerta no solo es deseable, sino que es indispensable -las características del gas que allí se produce hacen indispensable extraerle los componentes que son insumos para la industria petroquímica para poder transportarlo y exportarlo-.

El potencial de crecimiento del sector es inmenso. El desarrollo de productos como el metanol y la urea, que triplican el valor del gas natural, o las resinas plásticas como el polietileno y el polipropileno, que lo multiplican por cinco o seis, son claros ejemplos. Y aún más significativo es el impacto de los productos plásticos terminados, cuyo valor puede multiplicarse hasta por diez.

Este crecimiento requiere de inversiones sustanciales, con proyectos potenciales en el sector estimados en alrededor de USD 10.000 millones. Este avance no solo estará acompañado por un aumento del 50% en la capacidad productiva de Vaca Muerta y exportaciones adicionales de USD 4.000 millones, sino también por la creación de 50.000 empleos calificados. Sin embargo, para que esto se concrete, es fundamental el compromiso de la industria con la reducción de emisiones de carbono y el incremento del uso de energías renovables.

El impacto económico de estas inversiones se traducirá en una recaudación fiscal adicional de USD 1.200 millones. Por ello, el rol de la industria petroquímica como actor que agregue valor en Vaca Muerta es crucial, y el Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones (RIGI) se presenta como una herramienta indispensable para garantizar las condiciones necesarias que atraigan inversiones estratégicas.

El acuerdo alcanzado en la 28º Conferencia de Cambio Climático (COP28), celebrada en 2023, estableció la meta de reducir el consumo de combustibles fósiles de manera ordenada y de lograr la neutralidad de emisiones para 2050. Así, la oportunidad que ofrece Vaca Muerta para Argentina y para la industria petroquímica no se extenderá para siempre y debemos intentar extraerle el mayor beneficio posible. La extracción y exportación del gas natural, y muy especialmente el agregado de valor y el desarrollo de capacidades industriales que ofrece la industria petroquímica, tienen el potencial de no solamente contribuir de manera decisiva a un proceso de crecimiento económico de nuestro país sino, además, de contribuir a financiar nuestra propia transición energética y la transformación de nuestra industria de un modo que nos posicione para un desempeño económico exitoso en la segunda mitad de este siglo.

En este contexto, la industria petroquímica no solo es un pilar de la economía actual, sino también un motor fundamental para el futuro desarrollo económico de Argentina. Es, sin lugar a duda, un sector estratégico que contribuirá a forjar un país más próspero y sostenible.

Matías Campodónico es presidente de la Cámara de la Industria Química y Petroquímica (CIQYP)

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