Los desafíos de la universidad pública en el siglo XXI

Para adaptarse al cambio global y evitar el atraso, Argentina necesita una reforma educativa integral que interactúe con todos los sectores de la sociedad y el Estado

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(Mario Sar)
(Mario Sar)

Pensar en los desafíos de la Universidad Pública en la actualidad nos obliga inexorablemente a pensar en el papel del Estado y en el tipo de sociedad que soñamos para nuestros hijos. Por eso, es clave contar con un diagnóstico acertado para poder diseñar las políticas públicas y las transformaciones que se necesitan para promover el desarrollo científico y tecnológico de la Argentina.

Se sabe que estamos atravesando una verdadera revolución de las comunicaciones, de la tecnología y de las condiciones de generación de conocimientos. Ya dejamos atrás, hace tiempo, la revolución industrial y la sociedad fabril propias del siglo anterior. No sólo eso, la globalización ya no tiene su epicentro en la comercialización a escala transnacional de materias primas, manufacturas, bienes y servicios sino que se apoya en el conocimiento científico y sus alcances, esto es, en asimilarlos como los commodities más importantes de las sociedades modernas.

Desde esta perspectiva, el Sistema de Universidades Públicas y el Sistema Científico y Tecnológico de nuestro país, tienen todo el potencial para ser un vector clave en el desarrollo autónomo de nuestra nación.

Las capacidades instaladas, la formación de calidad de nuestros científicos y profesores, la presencia institucional diseminada en todo el territorio, las condiciones de ingreso y la gratuidad en las carreras de grado, la autonomía institucional y la experiencia acumulada en materia de extensión universitaria, conforman un entramado, una red interinstitucional y una plataforma que es reconocida y valorada en el mundo. Mis preguntas son entonces: ¿Cómo hacemos para que todos estos activos estén orientados a satisfacer lo que hoy necesita la sociedad argentina para su desarrollo?

Obviamente, esta pregunta contiene otros interrogantes que no podemos eludir si buscamos fortalecer, expandir y convertir a nuestro sistema universitario en un vector de crecimiento para una inserción internacional inteligente. Necesitamos promover una verdadera revolución educativa en todos los niveles de la educación y la Universidad Pública no puede ser un actor de reparto. Comparto algunas preguntas que nos involucran a quienes participamos en el sistema universitario pero que también son de preocupación para la sociedad en general:

¿Cuáles son las condiciones de ingreso a las Universidades en nuestro país? Decepcionantes. Solo un 13 % de los estudiantes que entran a la primaria terminan el secundario en tiempo y forma, es decir, lee, comprende, escribe y calcula correctamente. En consecuencia, desde el año 2003, el abandono entre el primero y el segundo año de estudio de la Universidad no baja del 50 por ciento.

¿Cuáles son las condiciones para ejercer la docencia? Paupérrimas. Un ejemplo convalida este panorama sombrío. Este año los docentes perdieron más del 50 por ciento del valor de sus ingresos por la inflación y además, los reajustes consignados durante lo que va de 2024, está un 15 % promedio debajo de las actualizaciones que recibieron el resto de los trabajadores de la administración pública, que son insuficientes. A ello, podríamos sumarle las condiciones edilicias y las carencias en materia de infraestructura y equipamiento que son ostensibles en muchas casas de estudio. No se puede empezar a debatir sobre ninguna perspectiva de desarrollo real si no se soluciona este tema de una vez y para siempre.

¿Cuáles son las condiciones de gestión del sistema? Deficitarias. Encontramos a lo largo y a lo ancho del país una superposición de sedes, carreras, incumbencias profesionales que no son las necesarias, y hasta de oferta de carreras que compiten entre sí. Una desorganización y una falta de coordinación que debilita y deslegitima el funcionamiento mismo de las instituciones de educación superior.

¿Cuáles son las condiciones de egreso de nuestras Universidades? Reducidas. Hay pocas experiencias de re vinculación una vez que los estudiantes se gradúan y muchos de los que incursionan en el mercado laboral manifiestan que los planes de estudio están disociados de las características y de las exigencias actuales de los mercados laborales.

¿Cuáles son los usos y aprovechamientos de la Inteligencia Artificial en la enseñanza , en la generación de conocimiento y en las experiencias de vinculación? Incipientes. Pocas Universidades están trabajando de manera sostenida y coordinada en esta temática y ello nos debilita frente a los avances científicos tecnológicos que estamos presenciando. Nunca fue tan urgente, como ahora, promover la actualización y la flexibilización de todos los planes de estudio, así como la actualización de la enseñanza mediante el diseño e implementación de planes de capacitación de docentes y profesores en el uso y el aprovechamiento pedagógico de la Inteligencia Artificial.

¿Cuáles son las características de la oferta académica actual en su articulación con el Estado y el sector socioproductivo? Inadecuadas. Podemos afirmar que no está íntimamente relacionada con las necesidades actuales del mundo del trabajo y la sociedad. Predominan las carreras y las modalidades tradicionales cuando el mundo cambió, lo cual exige una mayor diversidad de formatos, modalidades, reconocimientos y acreditación. Las instancias existentes de planificación y coordinación universitarias deben asumir como prioridad la transformación radical de las carreras universitarias, para dar más diversidad de opciones y para adaptarlas en un plazo inmediato a las necesidades de la sociedad actual.

Finalmente, la pregunta esencial: ¿Cómo implementar los cambios y las transformaciones que se necesitan?

Creo que tenemos que impulsar la constitución de un ecosistema de educación superior que interactúe en red con todos los espacios, actores y expresiones de la sociedad y de los estados en sus diferentes niveles educativos En la era de las redes, necesitamos interactuar de manera horizontal para así poder sentar las bases de un modelo educativo, leyes y metas para la Argentina del desarrollo. Esto no se va a hacer solo desde el Estado ni desde la visión estática de la Universidad. Tenemos el desafío de construir esta agenda de propuestas y, por ello, asumo el desafío como legislador para impulsar iniciativas desde el Congreso de la Nación .

Sin una revolución educativa protagonizada por la sociedad en su conjunto, estamos condenados a subsistir en el atraso y en el imperio de las oportunidades perdidas. Hacen falta, hoy más que nunca, la valentía, el coraje y la visión de futuro que tuvieron los reformistas de 1918 en Córdoba. Todavía resuena aquello de que “los dolores que quedan son las libertades que faltan”. Mi compromiso personal e institucional es el de trabajar decididamente en la gestación de una nueva Reforma Universitaria que genere condiciones de desarrollo genuino en un mundo que necesita cada vez más, profesionales, científicos e investigadores de alta calidad y comprometidos con nuestro país.

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