La estrategia del error: ¿Milei está cayendo en la trampa de su propio éxito?

¿Qué sucede cuando quienes prometieron erradicar la corrupción y el caos político empiezan a tropezar con sus propias falencias?

Guardar

Nuevo

El presidente Javier Milei participa este viernes en Rosario del acto central por el 140º aniversario de la Bolsa de Comercio
El presidente Javier Milei participa este viernes en Rosario del acto central por el 140º aniversario de la Bolsa de Comercio

Nunca interrumpas a tu enemigo mientras se está equivocando. Esta frase atribuida a Napoleón Bonaparte encapsula una estrategia de paciencia y observación que, aplicada correctamente, puede llevar a la victoria sin la necesidad de confrontaciones directas. Es una lección que atraviesa el tiempo, desde los campos de batalla europeos del siglo XIX hasta las arenas políticas de la Argentina contemporánea. Napoleón, un estratega astuto, sabía que a veces el mayor error que puede cometer un líder es no dejar que su adversario se destruya solo. Este principio, aunque nacido en la guerra, tiene resonancia en la política, donde los errores no forzados pueden ser tan devastadores como una derrota en el campo de batalla.

Hoy, esta máxima cobra relevancia en la política argentina bajo la gestión del presidente Javier Milei y su coalición, La Libertad Avanza. Desde su llegada al poder, Milei y su equipo han prometido una ruptura con el pasado, una especie de refundación del país sobre bases liberales y anti-estatistas. Sin embargo, los primeros 258 días de su mandato han revelado no solo la dificultad inherente a tal empresa, sino también los peligros de la inexperiencia y la imprudencia política de muchos de los legisladores libertarios.

Uno de los signos de debilidad en el gobierno de Milei se manifestó con el rechazo del Decreto de Necesidad y Urgencia 656/2024, por el cual se intentaba aumentar en cien mil millones los gastos reservados de la Secretaría de Inteligencia (SIDE). Este DNU, que pretendía ser una herramienta expansión del Poder Ejecutivo en áreas estratégicas, fue rechazado en la Cámara de Diputados. Este revés no es solo un golpe legislativo, sino también un síntoma de los problemas más profundos que enfrenta el oficialismo: la falta de cohesión interna y la dificultad para articular una estrategia consensuada con el PRO que permita sortear la fragmentación política en ambas cámaras.

Lo sucedido con este DNU es solo la punta del iceberg. La incapacidad de La Libertad Avanza para imponer su agenda en el Congreso pone de manifiesto la escasez de votos y la impericia de muchos de sus legisladores, algunos de los cuales han optado por ventilar públicamente sus desacuerdos y conflictos internos. Esta falta de unidad no solo debilita al gobierno, sino que también refuerza la percepción de que, lejos de representar una alternativa sólida, La Libertad Avanza está cayendo bajo el peso de sus propias contradicciones.

Uno de los episodios más reveladores de esta fragilidad se dio en relación con la recomposición jubilatoria, una medida que, aunque necesaria para aliviar las presiones sobre los jubilados, pone en jaque el equilibrio fiscal defendido por Milei. En un país como Argentina, donde la inflación y el déficit fiscal son problemas crónicos, la promesa de Milei de mantener un equilibrio fiscal es vista como una novedad, tanto como su ya anticipado veto. Sin embargo, la falta de una mayoría parlamentaria que respalde sus políticas económicas ha llevado a un estado de incertidumbre que amenaza con erosionar rápidamente la confianza depositada en su gobierno.

Rechazo el DNU que ampliaba los fondos reservados de la SIDE en la Cámara de Diputados
Rechazo el DNU que ampliaba los fondos reservados de la SIDE en la Cámara de Diputados

La situación política argentina se complica aún más con las recientes revelaciones sobre la gestión del ex presidente Alberto Fernández. Los escándalos que rodean su administración, desde la “fiesta en Olivos” hasta las sospechas de corrupción, han desviado la atención mediática y pública hacia el pasado, creando una especie de cortina de humo que podría estar beneficiando, paradójicamente, al actual gobierno. Sin embargo, esta distracción temporal no oculta las debilidades estructurales de La Libertad Avanza, que sigue mostrando signos de descomposición interna.

Los dichos del senador Francisco Paoltroni sobre el asesor presidencial Santiago Caputo, solicitando públicamente su renuncia, son un ejemplo claro de cómo la inexperiencia y la falta de control interno pueden convertirse en una amenaza existencial para el gobierno. Estos ataques internos no solo debilitan la imagen de unidad que Milei intenta proyectar, sino que también proporcionan a la oposición el espacio necesario para reorganizarse y preparar su contraofensiva de cara a 2025.

En este contexto, cabe preguntarse: ¿estamos siendo testigos de un error estratégico por parte de La Libertad Avanza, o se trata de un entramado maquiavélico más profundo, donde estos errores no son más que movimientos calculados en una partida de ajedrez político? Si bien es tentador pensar en conspiraciones y estrategias ocultas, la realidad parece ser más simple: la falta de experiencia política de muchos de los integrantes del bloque libertario está pasando factura. Los errores no forzados se acumulan, y la figura de Milei, que en un principio se erigía como un líder fuerte y disruptivo, comienza a mostrar signos de un desgaste más que innecesario infringido por sus propios legisladores.

El panorama a largo plazo para La Libertad Avanza es incierto. Si bien es posible que el gobierno logre sortear algunos de estos obstáculos a corto plazo, la acumulación de errores podría llevar a una crisis de gobernabilidad más adelante. La falta de una base sólida en el Congreso, la necesidad constante de negociar con sectores de la “casta” que tanto han criticado, y la presión de mantener un equilibrio fiscal en un contexto económico adverso son desafíos que requerirán algo más que retórica incendiaria para ser superados. Y necesitan mucho más que compartir una “una milanesa” con el ex presidente Macri.

Sin embargo, a medida que los errores no forzados se acumulan y las divisiones internas en La Libertad Avanza se hacen más evidentes, surge la inquietante posibilidad de que Milei esté cayendo en la misma trampa que él mismo prometió evitar. La presión de cumplir con sus promesas de cambio, combinada con la inexperiencia y la falta de cohesión de su equipo, podría estar llevando a su gobierno a repetir los mismos errores de quienes criticó tan ferozmente. En su afán por romper con el pasado, Milei corre el riesgo de replicar las mismas dinámicas de poder que buscaba erradicar, dejando a la Argentina en una situación tan complicada como antes.

El tiempo dirá si esta estrategia resultará efectiva para la oposición, o si La Libertad Avanza logrará aprender de sus errores y consolidarse como una fuerza política estable y duradera. Sin embargo, lo que es indudable es que la política argentina, con su volatilidad y dinamismo característicos, seguirá siendo un campo de batalla donde la paciencia y la astucia serán tan importantes como la fuerza y la determinación.

La política, como la guerra, es un juego de errores y aciertos, donde el que sabe esperar y observar tiene una ventaja sobre el que se precipita. Napoleón, con su aguda comprensión de la naturaleza humana y la dinámica del poder, entendió que a veces es mejor no interferir en los errores del enemigo. En la Argentina de hoy, esta lección sigue siendo válida, y es una advertencia tanto para el oficialismo como para la oposición: en la arena política, el mayor peligro no siempre viene del exterior, sino de los errores no forzados que uno comete. La historia, al final, no perdona a los que no saben aprender de sus propios errores.

Guardar

Nuevo