5 hipótesis de reconfiguración política

La oposición parece haber comenzado a reorganizarse tras el profundo letargo producto de la conmoción por el ascenso de Javier Milei al poder

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Javier Milei y Karina Milei
Javier Milei y Karina Milei

El oficialismo, que venía aprovechando una suerte de “veranito” con el affaire Fernández-Yañez hegemonizando la agenda política, se encontró esta semana con un nuevo escenario en el Congreso de la Nación.

Aún con fronteras lábiles, difusas y en permanente movimiento, la oposición parece haber comenzado finalmente a reorganizarse tras el profundo letargo producto de la conmoción por el fulgurante ascenso de Javier Milei al poder.

En este contexto, las tres contundentes derrotas legislativas en apenas tres días (movilidad jubilatoria, rechazo al DNU de la SIDE y elección de Lousteau al frente de la Bicameral de Inteligencia) parecieran inaugurar una nueva etapa en las relaciones entre el Gobierno y la oposición, aunque con una dinámica y alcances que aún no están del todo claro. Sin embargo, lo ocurrido esta semana en el palacio legislativo ofrece valioso material para el análisis.

En primer lugar, estas tres derrotas al hilo parecen recordarle a Milei su manifiesta debilidad y evidente fragilidad política. Y ello, en el marco de una economía que no termina de ordenarse y comenzar a recorrer la senda del crecimiento, no deja de ser un problema para un gobierno que sigue anclando su gobernabilidad en la pretendida confrontación contra ese tan funcional como escurridizo concepto de “casta”.

En segundo lugar, contrariamente a la “curva de aprendizaje” que podría esperarse de un gobierno sin mucha experiencia en materia de gestión, se vio a un oficialismo con poca capacidad para intentar controlar o, al menos contener a potenciales aliados de la otrora conocida “oposición dialoguista”. Una debilidad que quedó particularmente expuesta con la sanción de la ley de movilidad jubilatoria, en la que la totalidad de la oposición (con excepción de la senadora cordobesa del PRO), y que puede dar lugar a múltiples lecturas: o bien sigue habiendo importantes carencias en materia de negociación entre las filas del oficialismo, o bien muchos opositores ya no perciben incentivos favorables para negociar, ya sea por necesidades de avanzar en un posicionamiento propio, o porque el gobierno ya no tiene nada por ofrecer.

En tercer lugar, un dato nuevo que arrojó esta turbulenta semana legislativa, es que la oposición parece haberle perdido el miedo a concertar posiciones comunes con el kirchnerismo que, aún con los coletazos del escándalo que rodea al ex presidente, parece haber perdido la condición de “mancha venenosa” para gran parte de la oposición. Otro dato relevante cuyos alcances habrán de perfilarse en los meses venideros, pero que pareciera indicar que una parte significativa de la oposición parece haberle perdido el miedo a la narrativa “anti-casta”, y estar dispuesto a hacerle pagar el costo al gobierno por las consecuencias del ajuste y las demoras en la reactivación económica. Una actitud que parece quedar clara no solo en el caso de la movilidad jubilatoria, forzando el antipático veto presidencial a una norma que favorece a uno de los sectores más golpeados por la crisis, sino también en el rechazo al DNU que le asignó un millonario presupuesto a la “renovada” SIDE, mientras el presidente dice que “no hay plata” para otros fines.

En cuarto lugar, mientras la oposición parece tibiamente dispuesta a pasar a la ofensiva, el ya de por sí débil oficialismo se empantana en evitables intrigas y desavenencias internas, tanto las que avizoran potenciales rupturas en ambos bloques legislativos, como las que involucran a la vicepresidenta y que alcanzarían incluso a los dos funcionarios que apuntalan la base del “triángulo de hierro” (Karina y Santiago Caputo) en cuyo vértice se encuentra Milei.

Por último, la peculiar relación entre Milei y Macri parece entrar en un terreno incómodo para ambos. Mientras la gran mayoría de los parlamentarios del PRO acompañaban tanto la ley jubilatoria en el Senado como el rechazo del DNU en Diputados, Milei y el ex presidente compartían una comida en Olivos. Tras lo ocurrido, Milei no ocultó su malestar señalando que no quedó satisfecho con las explicaciones de Macri y resaltando que este no controla a sus legisladores, críticas que el ex presidente buscó atemperar con declaraciones apoyando el veto, lo que disparó no solo un comunicado de los senadores del PRO (conducidos por Luis Juez) ratificando su autonomía, sino también las previsibles chicanas de una Patricia Bullrich cada vez más lanzada al proyecto de integración.

Lo cierto es que el tablero parlamentario, y el escenario político en general, parecen encaminarse a una reconfiguración que no solo tendrá efectos en los posibles armados electorales de cara a las elecciones legislativas del próximo año, sino también un potencial impacto sobre las perspectivas del plan económico del gobierno. Por lo pronto, los mercados ya volvieron a mostrar preocupación frente a la ofensiva opositora que incluyó al PRO, con tendencias negativas en los bonos, una nueva alza en el riesgo país, y una estabilidad cambiaria que exigió una fuerte intervención del Banco Central.

Así las cosas, las próximas semanas prometen nuevos capítulos de esta nueva historia (financiamiento universitario, DNU en el Senado, los pliegos de la Corte, etc.) que habrán no solo de confirmar si se consolidan estos tiempos difíciles y turbulentos para el oficialismo, sino también de calibrar los alcances del reposicionamiento de la oposición, todo ello con el telón de fondo de una economía cuya recuperación no se avizora en el corto plazo.

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