Mi celular, mi tableta, mi consola: abuso, trata y pedofilia

El proveedor de imágenes de abuso sexual infantil ya no se esconde en la dark web, sino que intercambia enlaces en redes sociales

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El uso de símbolos también
El uso de símbolos también forma parte de la estrategia de la industria del abuso en el mundo digital para ser reconocidos. Foto: Arne Dedert/dpa

Las amenazas sobre los menores son diversas y evolucionan, oscilando entre el ciberacoso, ejecutado principalmente a través de WhatsApp; la tendencia de los últimos meses a apostar en línea por dinero y a juegos infantiles; o la utilización de IA para modificar fotos e imágenes de compañeras de escuela y “desnudarlas artificialmente” para luego viralizarlas.

Sin embargo, la industria del abuso de menores en formato digital crece sin límites, probablemente vinculada en algunos casos al negocio de la trata. Los delincuentes pueden estar viendo material en Reino Unido, alojado en un servidor con IP en Holanda, y estar mostrando representaciones visuales del sudeste asiático, producidas en Latinoamérica.

La hiperconexión y la facilidad de acceso a múltiples recursos tecnológicos se han convertido en un campo activo para una industria que crece sin que se conozca realmente su dimensión. Solo 1 de cada 10 menores se anima a denunciar situaciones incómodas dentro de la web.

El proveedor de imágenes de abuso sexual infantil ya no se esconde en la dark web, sino que intercambia enlaces en redes sociales, utilizando como puentes a WhatsApp y Telegram. Usan códigos secretos para no ser identificados y mantener el anonimato. Redes sociales como Facebook, Instagram, TikTok y X son vehículos para algunas de las fases del negocio de abuso de menores.

Plataformas on line como Discord se utilizan cada vez más para cometer acoso, lo que puede incluir comportamientos como el monitoreo de perfiles de redes sociales o correos electrónicos, así como compartir fotos o videos íntimos sin consentimiento.

Los acosadores utilizan palabras o frases que a simple vista parecen inofensivas, como “CLUB PENGUIN” o “CHICKEN SOUP” (Club Pingüino o Caldo de Pollo, en español), entre otras, que esconden acrónimos de pornografía infantil, como GNOC o CU46.

Es importante conocer e identificar estas expresiones en clave, pues podrían alertar a los padres sobre la posible existencia de acoso o riesgos para los menores. GNOC significa “GET NAKED ON CAMERA”. CU46 significa “SEE YOU FOR SEX”.

El uso de símbolos también forma parte de su estrategia, utilizados para diferentes formatos de comunicación en el mundo digital para ser reconocidos. Existen identificadores gráficos de “BOYLOVERS”, aquellos que expresan interés por las niñas o gusto por ambos sexos; incluso en algunos casos, cuanto más fino es el trazo de la línea, menor es la edad de la víctima, siendo el perfil más buscado el de las niñas prepuberes, de entre 11 y 15 años.

Aquellos pedófilos que llegan a tener acceso a un menor en su entorno cercano adquieren un estatus mayor dentro de las comunidades. Así, los delincuentes duales, aquellos que abusan sexualmente de un menor, consumen y distribuyen el abuso, son calificados y pasan a enrolarse en una categoría superior, tratando de exhibirlo. Sendos foros de apología a la pedofilia no incluyen material de abuso sexual, pero son espacios donde se defiende esta actividad como una orientación sexual normal, convirtiéndose en puertas de entrada a comunidades de intercambio.

Los distribuidores de imágenes de abuso sexual infantil intercambian enlaces en YouTube, Facebook, X, Instagram y WhatsApp, utilizando un lenguaje codificado para evadir las herramientas de detección. Los sitios a menudo se disfrazan para que parezcan legales o se ocultan en la Deep Web y Dark Web, lo que permite a las personas actuar de forma anónima. El uso de Telegram como canal de acceso es más que evidente y sumamente efectivo para los delincuentes.

La escala completa de la explotación comercial de contenidos e imágenes domésticas inapropiadas con participación de menores es difícil de conocer; lo cierto es que crece cada vez más en consonancia con la digitalidad en la que estamos inmersos, incluidos los menores.

Omegle, al igual que el sitio Chatroulette, ha sido una ventana disponible y gratuita, generalmente en un entorno lúdico y descontracturado, utilizada por abusadores y pedófilos para contactar a menores de forma anónima. Omegle, que al inicio de 2023 recibía más de 70 millones de visitas, cesó sus operaciones en noviembre último después de 14 años. Este sitio web gratuito de chat y videollamadas en línea permitía a los usuarios socializar con otras personas sin necesidad de registrarse.

Su fundador, Leif K-Brooks, dijo: “En los últimos años, las personas se han vuelto más rápidas para atacar y más lentas para reconocer la humanidad. Desafortunadamente, las herramientas pueden ser usadas para el bien o para el mal; no se puede hacer un resumen honesto de Omegle sin reconocer que algunas personas hicieron un mal uso de la herramienta, incluso para cometer crímenes atroces”.

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