Millones de fieles colmaron los santuarios de San Cayetano

El obispo García Cuerva denunció la corrupción y el narcotráfico como causantes del sufrimiento en Argentina, e instó a la solidaridad

Guardar
Celebración de San Cayetano (Jaime Olivos)
Celebración de San Cayetano (Jaime Olivos)

Apostados en las veredas de la Basílica y en sus alrededores, o caminando entre los fieles, vendedores ambulantes ofrecen el tradicional manojo de 7 espigas, cirios, imanes, pósters, calendarios, rosarios, estatuillas de yeso cuando ingresan las columnas de trabajadores de las entidades sindicales y los movimientos sociales. Monseñor Jorge García Cuerva celebra desde el altar instalado en la calle mirando al noreste. La multitud sigue la liturgia y aguarda sus palabras.

La imagen de San Cayetano de Thiene estampada en el frente del mantel que cubre el altar en la vereda del Santuario de Liniers

Mientras aguardaba la celebración, la escultura de María Antonia de Paz y Figueroa (1730, Villa Silípica, Santiago del Estero) —más conocida como “Mama Antula”—, en el Templo, la laica argentina hoy santa, a quien se la vio sonreír cuando llegó el joven Arzobispo de Buenos Aires. La misma que dedicó su vida a evangelizar y divulgar los ejercicios espirituales de San Ignacio en el Alto Perú y en el Virreinato del Río de la Plata tras la expulsión de los jesuitas en 1767, y trajo la imagen del santo a la localidad de Liniers en 1795.

La Patria envuelta en sombras de abandono, violencia, división y botín

Dijo García Cuerva: “Hemos visto avanzar en nuestra Patria las densas sombras del abandono, de la violencia utilizada para mezquinos intereses de poder y división, y la ambición de la función pública buscada como botín”, y aludiendo a la parábola del Buen Samaritano (Lucas 10:25-37).

Ver al herido al costado del camino, no conmoverse y pasar de largo

Luego Monseñor pidió “no pasar de largo frente a tantos heridos al borde del camino de la vida” y sobre todo a “las víctimas de la exclusión”. “Hay muchas maneras de pasar de largo: vivir ensimismados, desentenderse de los demás, ser indiferentes, o discutir en escritorios cifras de pobreza y de indigencia, esterilizadas de lágrimas y humanidad”, expresó.

Un hombre vende estampitas de San Cayetano (Photo by JUAN MABROMATA / AFP)
Un hombre vende estampitas de San Cayetano (Photo by JUAN MABROMATA / AFP)

Basta de números cuando nuestra Patria está medio muerta

Monseñor Jorge García Cuerva también aseguró que ”nuestra Patria está herida, despojada de casi todo, medio muerta”. Habló sobre la situación laboral del país y pidió “no excluir a nadie”. Cuestionó la falta de trabajo en el país y pidió dejar de “discutir en escritorios las cifras de pobreza”.

Las manos de los narcos manchadas de sangre, sucias de corrupción

“El hombre cayó en manos de unos ladrones; hoy son manos manchadas de sangre por el narcotráfico que roba el futuro de generaciones enteras, manos sucias de corrupción y coima que roban oportunidades, manos en el bolsillo del egoísmo y la indiferencia que roban solidaridad”, agregó.

(Se pregunta este cronista: ¿No serán esas que roban oportunidades, las que se levanten en el Congreso Nacional para aprobar la reforma de la imputabilidad en materia penal desde los 13 años, para niños y niñas, por lo general pobres, de nuestras barriadas?)

Por otra parte, reclamó no quedarse reflexionando sobre “los ladrones de esperanza y dignidad, profetas de calamidades y tragedias” y aseguró que San Cayetano escucha a sus feligreses porque “un amigo no pasa de largo, no mira desde lejos”.

Es un tema de estar y de cercanía con el otro

“Esto no es un tema de ideologías o posturas partidarias, es un tema de estar o no cerca de la gente sencilla de a pie, la que se levanta temprano para ir a trabajar. La que lleva los chicos a la escuela, la que pelea todos los días para llevar el pan a la mesa familiar, la que sigue haciendo un esfuerzo enorme a pesar de todo”, agregó.

Reclamó por último que Argentina sea una “verdadera posada para todos, sin excluir a nadie” y puso de ejemplo el caso de los “hermanos venezolanos” que han sido acompañados en su éxodo por los argentinos con “el afecto, la cercanía y la oración”. “Que ese modo de ser se nos haga costumbre: que desde el corazón todos seamos hospederos de la vida de los otros; todos hermanos, amigos de San Cayetano, que hoy más que nunca, nos anima a la solidaridad con los más pobres y pide con nosotros paz, pan y trabajo”, completó.

Este cronista recibió en la calle, con unción la Eucaristía, con un fuerte deseo de unión con Dios, con la conmoción que nos inunda al estar rodeados de tanta fe, detrás de la cual hay tanto dolor y lágrimas en tantos rostros que conviven con tanta alegría esperanzada que nos abraza como aquel abrazo con el hermano que apoyó su rostro amigo íntimo y lejano en mi hombro y vivió en mí.

Después de rezarle al Santo por “la Patria medio muerta” de García Cuerva (me apareció el poema Se nos murió la Patria de Jorge Dragone, que Bergoglio recordaba), de pedir por mis seres queridos sin trabajo, de rogar por el imperio de la justicia social tres veces negada, por implorar por la detención de los demoníacos negocios de entrega y sumisión de nuestros recursos naturales, por mis vecinos y amigos, por mis hijos y nietos, por la felicidad de mi pueblo, me dirigí a Ramos Mejía, el lugar donde nací.

(Jaime Olivos)
(Jaime Olivos)

El Nuevo Santuario de San Cayetano de Isidro Casanova

Y se hizo la hora de participar en la ceremonia del Nuevo Santuario de San Cayetano levantado en la Ruta Nacional Nro. 3 y la vía de Isidro Casanova donde a las 17:30 estaría Monseñor Eduardo Horacio García, obispo de San Justo y Pastor.

El obispo de San Justo presidió la misa central en el poliedro cayetano, mucho más tarde de la hora fijada, cuando afuera caía la noche. Él sabe —como buen artista— que en el arte aprendemos a demorarnos y que en la fiesta impera otro tiempo, que el tiempo utilitario, profano, cede su paso al tiempo sagrado de la fiesta, y en su demora cantamos, rezamos y disfrutamos del encuentro con el Párroco del Santuario, Rdo. Nicolás Tano Angelotti, el incansable, que dirigía cuando no ocupaba ese lugar un cura de unos sesenta años y cabello blanco. Espíritu elevado que contagiaba su voz que expandía el ánimo festivo. Algunos fieles también cantan como queriendo engendrar en lo bello del instante un coro imaginario prendido en la fuerza de todos todo el tiempo.

Durante el día —nos dijo El Tano— fue un ir y venir de gente, y el templo está repleto de peregrinos que no solo celebran al Santo, sino también y al mismo tiempo celebran la nueva casa del Santo que sentimos nuestra, donde imaginariamente pongo a los que festejan desde la Ciudad de Dios en el más allá. Federico y Pocha, El gordo Silvero y su compañera, Adolfo y el viejo, Emilio Tomasín que cayó y fue crucificado en los camastros de la tortura, Carmelo Afatatto… y el sol se fue yendo y la luna se instaló mirando hacia el Templo y el gentío, rebalsando el hexágono, se apretujaba en el terraplén ocupando parte de la ruta. El calor del sol fue reemplazado por el calor del amor fraternal irradiado por esa multitud. La misa fue concelebrada por Mons. García y el obispo de Gregorio de Laferrere Jorge Torres Carbonell; el presbítero Nicolás Angelotti, párroco de San José y de esta capilla; el presbítero Santiago Maderna; los padres Daniel Echeverría y Edouard Twizeyimana, ambos misioneros de los Sagrados Corazones, y el presbítero Guillermo Torres, de la diócesis de Laferrere.

Sin trabajo no hay pan, no hay educación, no hay vida digna

Las palabras de García aludieron a la situación social, a la aspiración de nuestro pueblo que “no quiere un pan regalado, ni pan de limosna; quiere el pan digno conseguido con el trabajo digno. Sin trabajo, no hay pan, no hay educación, no hay vida digna”.

“Sin trabajo que dignifique la vida, crece la indignidad del narcotráfico en nuestros barrios como estado paralelo, y la violencia de pobres contra pobres. El trabajo es el ordenador de la vida y de la familia. Hoy vemos que el trabajo cae como dominó. Trabajadores formales del estado fueron despedidos y no encuentran empleo. Muchas personas de nuestros barrios populares vivían de obras de la construcción o de changas que ya no existen”, dijo.

Exhortó a todos a “buscar consensos para dar pasos positivos en favor de nuestros hermanos desempleados”.

“Sin trabajo digno —dijo—, las personas y las familias quedan atrapadas en la desesperanza, con pocas perspectivas de futuro. Una sociedad que no prioriza el empleo digno se enfrenta a la pérdida de esperanza colectiva”.

A lo largo y ancho de la Patria una multitud de multitudes se puso de pie, en el Nombre de Dios

Gritos de reclamos y pedidos a San Cayetano desde Andalgalá hasta Río Grande y desde San Juan a La Plata, en una multitud de multitudes, nunca antes vista, en procesión o en misa, para que nos saque del aumento de la pobreza y la desocupación. Hacia la liberación.

Reducidos a palabras-moneda

Mientras tanto la mayoría de políticos y de periodistas no fueron vistos en las procesiones, mas los primeros van levantando la mano y la prensa, mientras tanto, tiene otras cosas trascendentales, profanamente hablando, de qué ocuparse (caso Loan, caso Fabiola y Alberto, etc.) para que el pueblo no vea que la Patria está “medio muerta” y que casi sin darnos cuenta pasará a la condición de ceniza.

La reducción de la edad para la imputabilidad penal de los menores

El tema de la imputabilidad de los menores no nos aleja del tema principal de este comentario. Es parte central del tema y lo abordó la Comisión Episcopal Argentina en la semana de San Cayetano.

Dominados por “la máquina contadora”, peronistas, radicales, libertarios, macristas e independientes debaten: ¿cuándo se debe someter a los niños y niñas a un juicio severo y encerrar su esperanza?

El proyecto de ley es el referido a la reducción de la imputabilidad en materia penal de los menores de 16 a 13 años.

Se trata de los menores en general, pero está dirigido a los de los barrios más pobres.

Este proyecto de reforma fue rechazado en un comunicado de la CEA que concentra a todos los obispos, pastores de las multitudes que se concentraron en las calles, parroquias y santuarios del país en la semana de San Cayetano.

¿Quiénes son responsables de la ausencia de libertad material y psicológica de los niños?

Niño se es hasta los 18 años según Unicef. ¿Quiénes son responsables de su falta de libertad? Los niños de las barriadas pobres sufren privaciones de libertad material y psicológica desde la cuna, no es esa circunstancia una responsabilidad de todos nosotros (la familia, la Iglesia, la sociedad en general y el Estado) y más directamente de quienes nos gobiernan y han gobernado? La pobre imaginación y destreza, la malicia e indiferencia, no aciertan, no ya en ayudar con políticas de cuidado y prevención de la droga y el delito, a los menores caídos a un costado del camino y por toda respuesta se les ocurre ofrecerles como “salida” de la pobreza tolerar la droga, condenarlos a la cárcel o al cementerio.

Para la reforma la “salida” de la pobreza del niño consiste en tolerar el consumo libre de estupefacientes, institucionalizar el encierro de los que delinquen o el cementerio (por debilidad física, por riñas callejeras o por enfrentamientos con la policía).

Hay quienes creen que ser pobre es una discapacidad que merece la muerte

Deberían tener 13 años cumplidos, dice el proyecto del Ejecutivo, y no esperar hasta los 16, como rige en la actualidad. Eso dice el proyecto. Tres años menos de droga, de vicio, de alcohol. ¿Por qué esperar tanto, desde el día en que salieron del vientre de su madre, y no actuar, en cambio, apenas advertida la discapacidad material y psicológica derivada de ser hijo o hija de un vientre pobre, a la que con el tiempo y las circunstancias se suma la cerebral y psicológica derivada del consumo del “paco” o de cocaína?

¿Por qué esperar tanto y no hacer como los espartanos que arrojaban a los recién nacidos discapacitados desde lo alto del Monte Taigeto? ¿No es un error demorar 16 o 13 años una penitencia terrenal que incrementa sus padecimientos y aumenta el gasto público?

No es preciso asomarnos a la “ciencia del Derecho” para afirmar que la reforma no se funda en la realidad social del delito, en la eficiencia que debe tener la ley penal, en la prevención del crimen, ni en la oportunidad por la que atravesamos, mucho menos en la fraternidad, ni en la justicia. Es una reforma inaudita, absurda, criminal y demoníaca.

Guardar