RIGI: un nuevo y venturoso camino a recorrer

La minería, el gas y el petróleo tienen un futuro transformador que debe ser acompañado con una política pesquera de conservación y protección de la riqueza ictícola

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La llegada de otras inversiones volverán a poner a la Argentina en el lugar que supo tener a comienzos del siglo XX, de la mano del Régimen de Incentivo para Grandes Inversores
La llegada de otras inversiones volverán a poner a la Argentina en el lugar que supo tener a comienzos del siglo XX, de la mano del Régimen de Incentivo para Grandes Inversores

Con la planta de Gas Natural Licuado a construir en Punta Colorada, Río Negro, con una inversión de USD 30.000 millones, el país comienza a transitar un sendero de crecimiento impensado. Y con la llegada de otras inversiones volverán a poner a la Argentina en el lugar que supo tener a comienzos del siglo XX, de la mano del Régimen de Incentivo para Grandes Inversores (RIGI), un esquema de flexibilización de beneficios impositivos, aduaneros y cambiarios para que las compañías o grupos financieros que inviertan más de USD 200 millones de dólares durante 30 años.

Por otra parte, se está ante el gran desafío de que sí con inteligencia e imaginación se procede a orientar esos flujos de capitales de acuerdo a las necesidades de inversión y desarrollo, indubitablemente sea el comienzo de un largo y virtuoso camino a transitar.

La minería, el gas y el petróleo tienen un futuro transformador que acompañado con una política pesquera de conservación y protección de la riqueza ictícola en el mar Argentino (hoy depredada por flotas pesqueras extranjeras) serán generadoras de las divisas necesarias que permitirán quitar definitivamente las retenciones que hoy gravan y limitan al sector agropecuario permitiendo su exponencial crecimiento.

Se deberá comenzar a estructurar un plan que contemple transformar parte del mismo en capital accionario de empresas que deben conformar un vasto plan de infraestructura de obras públicas

Tomando en cuenta el volumen y magnitud que las inversiones extranjeras a radicarse por la citada Ley, sumado a los eventuales fondos a repatriar, se deberá comenzar a estructurar un plan que contemple transformar parte del mismo en capital accionario de empresas que deben conformar un vasto plan de infraestructura de obras públicas demoradas por décadas y destinadas a desarrollar armónicamente la economía de todo el país, en caminos, puentes, puertos, aeropuertos, nuevas líneas ferroviarias, represas, canalizaciones, plantas de silos, entre muchas otras.

¿Cómo se estructura el sistema?

Se crea un fondo fiduciario (figura jurídica eficaz y necesaria hoy desgraciadamente desvirtuada y desacreditada por gobiernos corruptos) con los capitales repatriados, tanto de personas físicas como jurídicas, destinado a proyectar, conformar, ejecutar y administrar las diferentes sociedades anónimas constituidas a tal fin para los diversos proyectos a impulsar.

Se fija un orden de prioridades en cuanto a la importancia y necesidad de las obras a realizar, de manera tal que a medida que ingresan los capitales al fondo fiduciario éste automáticamente los adjudica a cada proyecto.

A quienes repatrian sus capitales se les entregan acciones de éstas empresas que se cotizarán en la Bolsa una vez finalizada y puesta en marcha la obra (EFE)
A quienes repatrian sus capitales se les entregan acciones de éstas empresas que se cotizarán en la Bolsa una vez finalizada y puesta en marcha la obra (EFE)

La administración de estas sociedades anónimas se adjudica por medio de licitaciones internacionales. A quienes repatrian sus capitales se les entregan acciones de éstas empresas que se cotizarán en la Bolsa una vez finalizada y puesta en marcha la obra.

Una vez concluida y puesta en funcionamiento la obra, cada sociedad anónima automáticamente es entregada a sus legítimos dueños (los accionistas) quienes la controlarán y administrarán.

Todas estas sociedades tendrán una vigencia en el tiempo que justifique una razonable tasa de retorno. Luego pasarán al Estado Nacional, que a su vez las volverá a licitar. Funcionarán de manera similar a todas las empresas de servicios, con las características propias de cada una según su actividad, es decir, pagarán al Estado un canon por la concesión y a su vez cobrarán al usuario por el servicio que prestan.

De esta manera, se permite y facilita la regularización impositiva de todos aquellos que han transferido sus capitales al exterior, repatriándose de manera rápida, efectiva, sin costo y con la certeza de hacer una inversión segura y rentable.

La ejecución de este proyecto permitirá:

  • Desarrollar obras de imposible concreción en la actualidad, tanto en el orden nacional como en el regional y provincial.
  • Crear miles de nuevos puestos de trabajo
  • Generar riqueza de manera potencial, dada la envergadura de las obras a realizar
  • Obtener una fuente permanente de recursos con el canon que abonan las empresas concesionarias
  • Incrementar de manera notable la recaudación impositiva del Estado Nacional, las provincias y los municipios
  • Transformar y configurar de manera inteligente, armónica y efectiva toda nuestra estructura económica
  • Evitar la erogación de fondos por parte del Estado
  • Enviar claras y positivas señales a los mercados
  • Activar nuestro alicaído mercado de capitales, dado que en el mismo se cotizará el capital accionario de éstas grandes empresas

En definitiva, se amalgaman dos objetivos:

  1. Desarrollar fuertemente la economía
  2. Repatriar capitales a los que se les ofrece: seguridad, a través de un marco jurídico, legal, legítimo y estable; y renta atractiva y cierta, con expectativa superior a la que hoy obtienen.

El autor es Presidente Iader (Instituto Argentino de Economías Regionales)

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