En los últimos días, se ha generado un debate en torno a la posibilidad de que los estudiantes extranjeros deban pagar para estudiar en las universidades públicas argentinas. Este planteo, junto con la creciente preocupación por la crisis presupuestaria que enfrentan nuestras universidades y el paro convocado por la pérdida salarial de los docentes, nos lleva a reflexionar profundamente sobre el rol y el valor de la educación pública en nuestro país.
La Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y, en particular, la Facultad Regional Buenos Aires, han sido históricamente bastiones de educación accesible y de calidad, no solo para los estudiantes argentinos sino también para aquellos que, desde otros países, ven en Argentina un faro de conocimiento y desarrollo. Proponer que los extranjeros deban pagar por su educación es desconocer el principio de igualdad y solidaridad que ha sostenido a nuestras universidades públicas durante décadas.
Esta medida, en lugar de ser una solución, puede convertirse en un obstáculo para el intercambio de ideas, la diversidad cultural y el enriquecimiento académico. Las universidades son, y deben seguir siendo, espacios de inclusión, donde el conocimiento no esté condicionado por la nacionalidad ni por la capacidad económica. Además, en un contexto globalizado, es esencial que nuestras instituciones educativas sigan siendo atractivas para estudiantes de todo el mundo, quienes, a su vez, contribuyen con su perspectiva y experiencia al desarrollo de nuestro propio país.
Por otro lado, la crisis presupuestaria que enfrentan las universidades es un tema que no puede pasarse por alto. La falta de recursos no solo afecta la calidad de la educación que se brinda, sino que también pone en riesgo la continuidad de proyectos de investigación, desarrollo e innovación que son cruciales para el avance del país. Es alarmante que en un momento en que se requiere más inversión en ciencia y tecnología para enfrentar los desafíos del presente y del futuro, nuestras universidades se vean obligadas a operar con presupuestos cada vez más ajustados.
El paro docente es una manifestación legítima de una problemática que va más allá de los salarios. Es una expresión del malestar generado por la falta de reconocimiento y apoyo a quienes son los pilares de la educación en nuestro país. Los docentes no solo transmiten conocimientos; forman a las generaciones futuras que liderarán Argentina. Es fundamental que el Estado garantice las condiciones necesarias para que los docentes puedan desempeñar su labor con dignidad y con los recursos adecuados.
En este contexto, como Secretario de Vinculación Institucional de UTN Facultad Regional Buenos Aires, hago un llamado a las autoridades nacionales a reflexionar sobre las consecuencias de sus decisiones en materia educativa. La educación pública es un derecho, no un privilegio, y es responsabilidad del Estado proteger y fortalecer este derecho para todos, sin distinción.
No podemos permitir que la falta de recursos, la precarización del trabajo docente y las políticas excluyentes deterioren un sistema educativo que ha sido y debe seguir siendo un motor de desarrollo y un espacio de inclusión para todos. Es momento de priorizar la educación, no solo como una herramienta para el progreso individual, sino como un pilar fundamental para el crecimiento y la transformación de nuestra sociedad.