Educación financiera transversal

Informes revelan que la mayoría de los estudiantes consideran crucial la educación financiera en la escuela. Hoy son los padres, internet y docentes sus principales fuentes de información

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La educación financiera no es solo una herramienta sino que configura un elemento de prevención - (Imagen Ilustrativa Infobae)
La educación financiera no es solo una herramienta sino que configura un elemento de prevención - (Imagen Ilustrativa Infobae)

Durante el año de la pandemia se intensificó la interacción en el mundo online. La tecnología tiene dos caras, el potencial para mejorar nuestras vidas pero también es crucial su uso equilibrado y consciente para mitigar los efectos negativos.

Durante ese período el crecimiento de las plataformas de juego en línea se vio impulsado significativamente. En busca de entretenimiento y con más tiempo libre, muchos adolescentes se sumergieron en la lúdica digital paga, sumado a ello la accesibilidad a billeteras virtuales, elementos que en convergencia propiciaron el fenómeno denominado Ludopatía, el que se incorpora al catálogo de adicciones digitales de estos tiempos, donde además de un tratamiento urgente con la implementación de políticas públicas que se están llevando adelante para paliar sus consecuencias, nos interpela a pensar su prevención y tal vez la respuesta se encuentra en formular socráticamente una pregunta: ¿Estamos educando financieramente en la escuela secundaria?

El recorrido docente en el aula como profesora de Economía, además de navegar por las trayectorias curriculares, siempre me permitió indagar en las perspectivas que los adolescentes tienen sobre el dinero, las que se encuentran influenciadas sobre sus gustos, experiencias personales, el entorno que los rodea y “la educación”.

Los enfoques de Economía y Educación Financiera son distintos. Mientras que en el primer caso nos referimos a la ciencia social con un tratamiento general que incluye áreas de estudio como la micro y macroeconomía, economía internacional, del desarrollo, ambiental y pública, en el segundo caso estamos en presencia de un enfoque práctico que enseña habilidades para manejar el dinero. Una cosa no quita la otra, es enriquecedor abordar la educación financiera valiéndose del aprendizaje de conceptos técnicos económicos pero la realidad es que la materia está ubicada en la trayectoria escolar cuando se promedia el nivel medio, mientras que la convivencia de los adolescentes con la gestión personal de las finanzas es prematura, y conceptos como ahorro, presupuesto, billeteras virtuales son parte de su vida cotidiana antes que la enseñanza en el campo formal.

El año pasado tuve el gusto de participar de la presentación del Informe “Los adolescentes las finanzas” (CEPE, y JA, 2022) y algunas de sus conclusiones dan cuenta que “7 de cada 10 encuestados creen que la educación financiera y económica es la materia más relevante para el futuro que podrían recibir en la escuela” y por otra parte: “sus principales fuentes de información en materia financiera son los padres, internet y, luego, los docentes.”

La Educación financiera merece un enfoque multidimensional ya que no se limita a una sola área o disciplina sino que integra diversos aspectos de la vida de los estudiantes. Los datos nos proporcionan tanto un diagnóstico como una oportunidad cuando nos indican que siete de cada diez estudiantes ponen foco en la relevancia de la educación financiera. Además brindan información de los distintos actores como fuentes de información.

La transversalidad sugiere que los principios financieros se apliquen y enseñen en múltiples contextos, desde el hogar, el trabajo y la escuela, pero paradójicamente los adolescentes ubican a los docentes como última fuente de información.

Es imperativo que la educación financiera se convierta en temática de abordaje transversal presente en diferentes asignaturas, con un enfoque educativo que no solo enseñe habilidades financieras básicas, sino también promueva una comprensión profunda y completa, con el objetivo de tomar decisiones financieras informadas y responsables para el bienestar personal.

Si pensamos en una implementación urgente Junior Achievement, una de las ONG más grandes a nivel mundial brinda programas como “Cuentas Contigo”, “Manejá tu plata”, “Economía Personal”. Estas trayectorias son excelentes herramientas valiosas para llevar a la escuela y abordar estas temáticas con chicos de 11 a 18 años y permiten una trazabilidad para dar visibilidad a la Educación Financiera en todo ese rango etario.

Numerosas instituciones y formadores están comprometidos con la incorporación de estos programas. En lo personal, puedo compartir que he coordinado la implementación de todas las propuestas disponibles de JA en una institución educativa desde el primer hasta el último año del secundario, convocando a docentes de distintas áreas para que sean parte de esta formación. Encontrar en esta organización una herramienta que se encuentra disponible para todos, con el fin de - como expresa la organización - “Aprender a ahorrar, invertir y administrar el dinero para tomar decisiones inteligentes que redunden en su bienestar”, es la oportunidad inmediata para formar y contribuir a la prevención de fenómenos como la adicción al juego.

Mas allá de estas propuestas tenemos que plantearnos qué saberes son indispensables y obligatorios en la realidad actual, que deben ser atendidos con urgencia.

En los tiempos que corren la educación financiera transversal no es solo una herramienta de conocimientos sino que configura un elemento de prevención contra una problemática actual y una inversión para el futuro de nuestros jóvenes. Equiparlos con las habilidades para manejar las emociones relacionadas con el dinero para gestionar sus finanzas personales es esencial para su bienestar económico y emocional.

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