Manifestación popular a la gran fiesta de San Cayetano

Se realizará el próximo miércoles 7 a partir de las 8.30

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Marcha de San Cayetano
Marcha de San Cayetano

Todos los 7 de cada mes se celebra al Santo patrono del trabajo humano. El Primer Plan de Lucha durante el Régimen de la última Dictadura cívico-militar en la República Argentina se inició con la Manifestación del 7 de noviembre de 1981 bajo la consigna “Paz, Pan y Trabajo”. Como llevamos grabado en nuestra memoria personal y queda referido en algunas crónicas de la época, los propósitos fueron hacer llegar su intercesión al Santo por la vigencia de la Justicia Social y también, al mismo tiempo, el retorno a la Democracia política. No fue producto de una decisión de los partidos o de los dirigentes políticos ni de los ex funcionarios destituidos por la fuerza de sus cargos. Si bien el clero contaba con fuertes referentes que iban desde los que fustigaban a la dictadura en el púlpito hasta quienes asistían a los heridos o mantenían un diálogo tendiente a lograr salvatajes de desaparecidos; sin embargo, y a pesar de la cercanía del Obispo de San Justo Rodolfo Bufano con la dirigencia combativa, no fue una decisión de la Iglesia oficial, ni de las agrupaciones estudiantiles diezmadas y perseguidas, ni de ningún otro sector. Fue un grupo de gremios que habían constituido la CGT de la calle Brasil, tras la intervención de la CGT y muchos de sus sindicatos que supieron interpretar las acalladas aspiraciones del pueblo. Fue calificada como “asociación ilícita” por el gobierno de facto, a pesar de que se domiciliaba en el primer piso de un vetusto edificio en esa calle y San José. Desde ahí operó fuera de la ley mientras que, desde una pizzería de enfrente, sus movimientos eran vigilados por agentes de la SIDE y de otros servicios de inteligencia. Alrededor de diez mil trabajadores, algunos colaboradores de esos gremios y gente independiente que se unía a la convocatoria y a nuestro paso, marchamos desde el estadio de Vélez Sarsfield al Santuario de San Cayetano, en Liniers para pedirle a San Cayetano de Thiene su intercesión ante el Señor.

Saúl Ubaldini encabezó la movilización realizada el 7 de noviembre de 1981
Saúl Ubaldini encabezó la movilización realizada el 7 de noviembre de 1981

Los gremios combativos del Grupo de los 25, cuya conducción estaba a cargo de Roberto Digón, Horacio Mujica, Horacio Alonso, entre otros, y las 62 Organizaciones, cuyos representantes de mayor peso sindical eran Lorenzo Miguel (UOM) y José Rodríguez (SMATA), acordaron, tras la liberación del primero, preso desde 1976 en “el Barco”, la creación de la luego denominada CGT de la calle Brasil en 1979 y propusieron como Secretario General a Saúl Ubaldini (Cerveceros) a quienes secundaban Ricardo Pérez (Camioneros), Osvaldo Borda (Caucho), Roberto García (Taxis), Roberto Digón (Tabaco), Horacio Alonso (Judiciales), Horacio Mujica (Farmacia) y otros 30 gremios más. La CGT y numerosos sindicatos, federaciones y regionales habían sido intervenidos; suspendidas las asambleas y los congresos, el derecho de huelga y suprimido el derecho a la estabilidad de los empleados públicos; también hubo miles de desaparecidos entre los delegados gremiales, militantes, activistas y abogados laboralistas. Entre estos últimos desde un simple abogado del conurbano como el suscripto hasta el célebre jurista Norberto Centeno, desaparecido y asesinado, autor de la LCT. La contraparte empresaria de la central obrera, la CGE, también fue intervenida, disuelta y apropiados sus bienes, no obstante lo cual su último Secretario General, el Dr. Alfredo Concepción, “reconoció” a la CGT Brasil en la clandestinidad, en una trascendente visita fraternal.

Mientras tanto, la CGT de Azopardo bajo la conducción del dirigente plástico Jorge Triaca y Ramón Baldasini (Correo) acompañaba las políticas de la Junta Militar.

7 de agosto de 2016 - Trabajadores de la Economía Popular

Años después, la llama reaparece en el Santuario un 7 de agosto de 2016 cuando las organizaciones sociales convocaron y realizaron la “Marcha de San Cayetano” a Liniers para pedirle al Patrono del Pan y del Trabajo antes de llevar su imagen a la Plaza de Mayo. Esta vez se realizó un acto con la consigna “Paz, Pan, Tierra, Techo y Trabajo” en una síntesis de la histórica consigna con el agregado de las necesidades de “tierra” y “techo”, que como bien señaló el papa Francisco llevaron a un grado extremo la pobreza existente. La confederación CTEP reunió a los trabajadores en el Santuario de Liniers acompañados por algunos sindicatos y encabezó la protesta que peregrinó a lo largo de 13 kilómetros por la avenida Rivadavia para pedir, entre otras cuestiones, un “Salario Universal Complementario” para los trabajadores de la economía popular y la declaración de la Emergencia Social en el Congreso Nacional. Desde entonces se vienen realizando convocatorias de iguales características todos los 7 de agosto en el Santuario de Liniers.

La actual

Hoy la UTEP realiza una convocatoria para este miércoles 7 en San Cayetano bajo el lema “Pan, Paz, Tierra, Techo y Trabajo”. Adhieren organizaciones sociales y las centrales sindicales. La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular promueve actividades en la iglesia de Liniers y luego, en Plaza de Mayo. La movilización pretende visibilizar “la grave situación de emergencia alimentaria, social y laboral”. La convocatoria a la fiesta patronal en el Día de San Cayetano y a la Plaza de Mayo. También convocan otras organizaciones sociales, las dos CTA y la CGT. El motivo es “la grave situación de emergencia alimentaria, social y laboral. En una Argentina donde 7 de cada 10 pibes y pibas están en la pobreza, volvemos a llevar adelante la marcha de San Cayetano, en este contexto de hambre que sufre nuestro pueblo, sobre todo en los barrios populares donde los alimentos no llegan a los comedores comunitarios”, expresa el comunicado de UTP. Asimismo, la organización sostiene que “enfrentan la persecución a asociaciones populares, el ataque a las y los trabajadores en su conjunto y la entrega de nuestros recursos naturales a partir del DNU y la Ley Bases”. También puntualizan la pérdida adquisitiva del trabajo asalariado.

La alegría y la fiesta

Admito que pueda parecer sorprendente hablar de “alegría” y “fiesta” iluminada por la fe y de “la lucha política” y para colmo, la lucha cruenta de la dictadura, aunque aquella política por parte de los gremios estuvo enmarcada en la gran política y no meramente en la política partidaria y menos aún en la politiquería. Pero dejando a salvo los motivos de la dirigencia sindical de los años ochenta, fuimos testigos que ni las consignas ni los discursos ocultaban otra cosa que lo que se expresa más arriba. Tampoco escapa a mi percepción que pueda parecer contradictorio que se hable de alegría y de fiesta cuando, si bien se mira, en el pueblo trabajador hay ocio y lamentaciones a causa de las cargas que hoy pesan sobre sus espaldas a causa de la política de la motosierra.

Pero digamos con Bergoglio que “La alegría del Evangelio llena el corazón y la vida entera de los que se encuentran con Jesús. Quienes se dejan salvar por Él son liberados del pecado, de la tristeza, del vacío interior, del aislamiento. Con Jesucristo siempre nace y renace la alegría” son las primeras palabras del Papa Francisco en su exhortación apostólica Evangelii Gaudium (Alegría del Evangelio). “¿No hay alegría? -Piensa: hay un obstáculo entre Dios y yo. Casi siempre acertarás (S. José María Escrivá, Camino, n. 662). Y la alegría compartida, con el otro, con el nosotros, en comunidad, es la fiesta.

La alegría, la fiesta y el trabajo

Cuando el Santo Padre nos habla de la alegría del trabajo o en el trabajo, no está dándole al término trabajo el sentido de un trabajo alienante, extenuante o meramente la actividad que se realiza con un fin utilitario. Él dice: “Dios mismo nos enseña la importancia de dedicar un tiempo a contemplar y a gozar de lo que en el trabajo ha sido bien hecho. Hablo de trabajo, naturalmente, no sólo en el sentido del arte manual y de la profesión, sino en el sentido más amplio: cada acción con la cual nosotros los hombres y mujeres podemos colaborar a la obra creadora de Dios.

Hace un tiempo ante unas parejas de recién casados decía Francisco: “…la fiesta no es la pereza de quedarse en el sofá o la emoción de una tonta evasión… No, la fiesta es en primer lugar una mirada amorosa y grata sobre el trabajo bien hecho; festejamos un trabajo. También ustedes, recién casados, están festejando el trabajo de un lindo tiempo de noviazgo: ¡y esto es bello! Es el tiempo para ver a los hijos, o los nietos, que están creciendo, y pensar: ¡qué bello! Es el tiempo para mirar nuestra casa, los amigos que hospedamos, la comunidad que nos rodea, y pensar: ¡qué buena cosa! Dios ha hecho así cuando ha creado el mundo. Y continuamente hace así, porque Dios crea siempre, ¡también en este momento!”. Ir al templo sagrado de San Cayetano, resueltamente, marchando procesalmente, dando pasos de mi cuerpo erguido y circulando al ritmo de una danza espiritual y atravesamos las rejas y las puertas que descubren ante nuestro paso su imagen y la espiga, la de un supremo intercesor ante el Señor en materia de trabajo, en especial, el que sirve para el sustento de nuestra familia, para el buen vivir, y hacerlo en comunidad, de modo festivo, iluminados por nuestra creencia en Dios ¿no es eso una verdadera fiesta? Y cuando oramos y cuando volvemos a cantar depositando el cirio encendido y decimos “En este cirio estoy yo, Señor, en tu presencia y te doy mi problema, mi agradecimiento, mi aspiración, mi ánimo necesario para seguir adelante” y dejo la ofrenda y celebro la vitamina de tu gracia y de los rostros de los otros y le pido a Cayetano, no te olvides de mi solicitud y no me dejes de participar de tus fiestas, no sólo de las Patronales! ¿No es acaso una fiesta el poder estar siempre de fiesta? Yo me hago el tiempo para venir a tu espacio, me gano el ocio.

“Vivimos negociosos (trabajamos) —escribió Aristóteles— para tener ocio”. Mil veces se nos ha recordado que los griegos decían al ocio skholé, palabra de la cual se derivan la latina schola y todas las que de ella proceden. “Tener ocio” sería ejercitarse en la contemplación intelectual de la belleza, la verdad y el bien, y esto es lo que, en definitiva, se hace —o debe hacerse— en toda schola o “escuela” digna de tal nombre. “Ocio”, en suma, es la actividad no trabajosa ni utilitaria en que el alma humana logra su más alta y específica nobleza. Otia mea, llamaba Ovidio a sus versos.

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