Dilemas de una relación tóxica

En el acto para relanzar al PRO, Macri dejó en claro que su espacio seguirá respaldando al Gobierno desde una narrativa propia. La tensión parece inevitable

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Mauricio Macri - Crédito: Gustavo Gavotti
Mauricio Macri - Crédito: Gustavo Gavotti

El contradictorio, tenso y -por el momento- mutuamente conveniente vínculo entre el presidente Javier Milei y el ex mandatario y fundador del PRO Mauricio Macri, sumó esta semana nuevos capítulos que catapultaron los interrogantes en torno a la naturaleza política y personal de esta peculiar relación al centro de la escena política.

Una relación que, por cierto, tiene importantes implicancias no solo para definir con mayor nitidez los contornos entre oficialismo y oposición, y garantizar un mínimo de gobernabilidad a través de las negociaciones y apoyos parlamentarios, sino que también tendrá una marcada influencia a la hora de delinear una estrategia electoral para el gobierno de cara a las estratégicas elecciones legislativas de 2025.

Como en todo en la política, nada de lo ocurrido fue casual. La reaparición de las suspicacias, intrigas y desconfianzas que rodean no solo la relación entre Milei y Macri, sino también entre los dos espacios políticos que lideran, se da en el marco de la reaparición pública del fundador del PRO que, con la “excusa” formal de estrenar su flamante presidencia partidaria, pareció emprender una suerte de proceso de reposicionamiento de su liderazgo y relanzamiento de su espacio tras la dura derrota del 2023 y el tsunami libertario que arrasó las huestes del partido amarillo.

La semana, que comenzó con un gesto de pretendida “distensión” el pasado lunes, cuando el presidente conversó durante más de cuatro horas con el líder del PRO en la Quinta de Olivos, se cerró con el ambiguo y autorreferencial discurso con que Macri relanzó su partido en el barrio porteño de La Boca, con el condimento de algunas entrevistas en las que el ex mandatario se explayó en algunas cuestiones relativas a su posición frente al proyecto libertario.

En el medio de estos extremos, y como era previsible, abundaron los mensajes cifrados, las respuestas y críticas explicitas, los trascendidos, las desmentidas, las operaciones cruzadas, los ataques de trolls, entre tantas otras reacciones en ambas terminales

Lo cierto es que el lunes, todo parecía fluir. Si bien desde el entorno de Macri dejaban trascender que el ex mandatario le había expresado a Milei su malestar por algunos destratos que el líder del PRO percibió de parte del oficialismo -por ejemplo, durante el acto del Pacto de Mayo-, y por los supuestos obstáculos para el ingreso al gobierno de algunos de sus alfiles, el énfasis estaba puesto en la buena sintonía entre ambos.

Sin embargo, el clima comenzó a enrarecerse muy pronto cuando el influyente estratega y poderoso ladero presidencial, Santiago Caputo, rompió su sacrosanto silencio para, en una inédita entrevista periodística, hablar de Mauricio Macri. Curiosamente, o no tanto, en términos muy elogiosos y condescendientes con el ex mandatario. Lo que algunos interpretaron como un intento por contener a un Macri cuyo “descontento” se había expresado en Olivos, terminó siendo una interesante estrategia del asesor presidencial para inocularse frente a lo que preveía que el líder del PRO abordara en su discurso partidario.

En este sentido, Caputo no se equivocó. El discurso de Macri en el tradicional barrio porteño que lo supo catapultar de la dirigencia deportiva a la política, es una pieza que exuda un comportamiento “pasivo-agresivo”. Así, a la vez que regaló múltiples elogios a Milei, apuntó contra el “entorno” del presidente y deslizó algunos cuestionamientos que no pasaron desapercibidos en las filas libertarias.

En ese sentido, Macri sostuvo que el presidente “tiene ideas, convicción y coraje”, aunque advirtió sobre su “incapacidad en implementarlas”. Y, aprovechando para subrayar las diferencias con su partido, habló de la importancia de “construir equipos”. Profundizando en estos argumentos, no solo blanqueó lo que entiende es el “desafío ayudar a quien no tiene el deseo de ser ayudado”, sino que valoró el hecho de que el presidente haya convocado para acompañarlo a algunas “personas muy valiosas”.

Toda una definición con respecto a la predisposición del PRO para aportar referentes de peso y cuadros técnicos para apuntalar la gestión, aunque rechazó -al menos por ahora- una “fusión”, argumentando metafóricamente que, “en el siglo XXI nadie se casa sin antes de convivir”. Un claro mensaje no solo para los libertarios, sino para Patricia Bullrich y otros integrantes del PRO que presionan por una rápida fusión.

Las alusiones a la falta “de método” y “rigurosidad” en la gestión libertaria, responsabilidad que asignó indirectamente a la “gente de la que se rodea” el jefe de Estado, acabó por explicitarse en las intervenciones mediáticas de Macri tras el mitin partidario, donde no eludió las referencias concretas a Santiago Caputo y Karina Milei, los principales obstáculos que el ex mandatario interpreta tiene el PRO para avanzar en un acuerdo de gobernabilidad, algo que la guardia pretoriana de Milei percibe en realidad como un intento de colonizar el proyecto libertario.

Así las cosas, si bien Macri dejó en claro que el PRO seguirá respaldando al oficialismo desde un espacio y narrativa propias, la tensión parece inevitable. Desde el gobierno no parecen dispuestos a acordar otra cosa que no sea una “fusión” que parece más cercana a una rendición incondicional, a la vez que continuarán horadando el volumen político del PRO a través de la incorporación inorgánica de referentes puntuales de peso, confiados de que llegaron mucho más fortalecidos de cara a un cierre de listas de cara a las legislativas del 2025, que le planteará serios dilemas al partido que preside el ex gerente del otrora poderoso grupo Socma.

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