¿De los Estados Unidos y la progresía en general que creyó posible una negociación con el chavismo? ¿O de Maduro que imaginó que el fraude que pergeñaba desde el principio no le traería consecuencias? Dejamos afuera a Corina Machado puesto que desde sus posiciones extremas avanzó hacia el centro en pos de una quimera.
De los dos posibles errores hay uno más grave que el otro. No se ha equivocado Maduro dado que siempre estuvo dispuesto a resolver las consecuencias con la violencia. De modo que ha sido la progresía la madre de todos los errores.
Los grandes responsables son el Partido Demócrata y Joe Biden que avalaron e impulsaron dichos acuerdos. ¿Sentarse a la mesa con Maduro? ¡Que disparate!
Inmediatamente después de comerse el engaño, Washington emitió una amplia amnistía para transacciones petroleras, gasíferas y auríferas de Venezuela. También eliminó una prohibición sobre el intercambio secundario de bonos soberanos venezolanos, así como de deuda emitida por Petróleos de Venezuela. Cierto es que estas autorizaciones se cortarían si Maduro no cumplía con los acuerdos electorales. ¿Por qué relajó Biden las restricciones sobre Maduro? ¿Porque ama la democracia? No, ¡que va! Por Ucrania como luego veremos.
Maduro no cumplió. Prohibió el voto de venezolanos en el extranjero, proscribió a Machado y a su secretaria, entre otros pequeños detalles. Corina, acertadamente, siguió adelante, de modo que Barbados continuaba. Metida en el baile había que bailar. Pero después del domingo 28 de julio ante el fraude incontrastable, Barbados se acabó, por eso son inentendibles las palabras de Kamala Harris al exigir los papeles de las elecciones, “de trabajar por un futuro más democrático, próspero y seguro para Venezuela” como si hubiera algo democrático, próspero y seguro en ese país. Con estas palabras cubría la retaguardia de los errores. Si a este dislate adicionamos la conversación de Biden con Lula para no hacer nada, queda claro que la progresía se ha quedado sin política frente a la dictadura de izquierda venezolana. Pan con pan comida de zonzos.
Si Maduro llegara a mostrar las actas electorales, como la progresía hipócritamente exige, este simple ciudadano les anoticia que ya están fraguadas. Cuenta con todo el aparato del Estado para hacerlo de modo que esta demanda ya no tiene sentido. Ciertamente nada pueden hacer, porque el mal está hecho desde hace mucho tiempo. La historia pasa facturas.
Breve memoria de los males
Sin hacer historia, pues sería inabarcable, sólo observaré algunos detalles. El levantamiento militar de Chávez en 1992 contó con las simpatías de sectores políticos iberoamericanos sesgados al nacionalismo de izquierda que se hallaba golpeado luego de la caída del Muro: el Foro de San Pablo. Y a la progresía en general que observó en el militar insurrecto una muralla de contención al Consenso de Washington. En la Argentina particularmente un sector del peronismo precámbrico, que enloqueció de furia con la política de Menem y que miró con gran simpatía el levantamiento del coronel Seineldín, se aferró, como naufrago al madero, a esta corriente política retro que vio renacer con el golpe de Chávez y luego con su triunfo electoral de 1998, el paraíso perdido. Lo que llamaban movimientos nacionales propios del 40 y del 50.
El triunfo de Chávez lo alcanzó en gran parte por el apoyo de la Democracia Cristiana de Rafael Caldera, siempre la progresía está en los líos, y es a quien le debemos este regalo. Cuatro años después Chávez era desplazado del gobierno ante un grave vacío de poder. Las democracias progresistas de Sudamérica se pusieron inmediatamente del lado de Chávez, legándonos nuevamente el huevo de la serpiente. No sé si aun el doctor Duhalde se enorgullece de su retórica chavista de aquellos años. Lo cierto es que el chavismo ha calado hondo en el peronismo y en ciertos sectores de izquierda. Comentario al margen: no he escuchado a ningún peronista de relevancia desenmascarar al sinvergüenza de Maduro cuando frente al fraude cometido hablaba de Perón. Que Maduro es un ignorante no es una novedad, ahora, que el peronismo deje pasar esta tropelía no tiene perdón de Dios. Un tramposo, un fraudulento, un miembro del cartel de los soles, un delincuente de lesa humanidad no puede protegerse invocando la figura de Perón que ganó legalmente todas las elecciones a las que se presentó y menos mezclarlo con la izquierda.
Los demócratas y Biden
En el año 2017 hubo una oportunidad perdida para desplazar del poder a Maduro que venía de asesinar en las calles de Caracas a más de 150 venezolanos. Gobernaba en Brasil Bolsonaro, en Colombia, Uribe, EE.UU.,Trump y en la Argentina, Macri. Era el momento y la oportunidad. No fue. Ahora es tarde. Venezuela ha conseguido el apoyo de Rusia y de China. Devoluciones por Ucrania y Taiwán. No hay esperanza de que la situación interna de Venezuela cambie. No hay posibilidad de fractura de las Fuerzas Armadas pues el fenómeno bolivariano no puede ser asimilado a una dictadura cívico-militar o militar a secas. Se trata de algo distinto, en Venezuela las Fuerzas Armadas participan activamente de los negocios legales y clandestinos. Operan como clase social, como nomenclatura o exageradamente como omertá. De manera que no representan los intereses de algún sector social o de la Nación toda, son la representación de ellos mismos, como clase. A los venezolanos el derrotero que les queda para no ser muertos en las calles es un camino similar al que el peronismo llevó adelante frente a la Revolución Libertadora: el sabotaje, silencioso pero efectivo.
Si Trump ganara
El ex Presidente Republicano advirtió en una oportunidad la posibilidad de retirar a los EE.UU. de la OTAN, o disminuir sus aportes. Ha dicho, también, que tiene una fórmula para la paz de aquella guerra: Ucrania debe encarar las negociaciones aceptando la realidad del terreno. Caso contrario no recibirá más armamento de los EE.UU. y Rusia del mismo modo; de no ocurrir, Ucrania sería sobreabastecida.
El 12 de abril de 2017 el pensador y filósofo francés, Alain de Benoist, inclasificable política e ideológicamente -se afirma de él ser un representante de la nueva derecha francesa- sin embargo apoya a Melenchón y no simpatiza con Marine Le Pen. Detalles de lado, en aquella oportunidad al ser interrogado sobre Trump no fue muy generoso con él; sin embargo afirmó claramente lo que hubiera pasado si ganaba Hillary Clinton: “Trump significa una ruptura con la política imperialista y agresiva de Hillary Clinton que ciertamente no habría dudado de declarar la guerra contra Rusia”. La guerra vino después con el demócrata Biden. Los demócratas buscaron la guerra con Rusia. No es el lugar para desarrollar y ampliar este asunto. Solo cifrar la esperanza de que el triunfo republicano de Trump alcance la paz en Ucrania, como lo propuso, y en la negociación ingrese el tema venezolano. No es tiempo de palomitas heridas. Si se vuela, habrá que hacerlo como el águila.