El problema no es el cepo, es el control de cambios

El gran debate que se presenta todo el tiempo sobre temas económicos es cuándo se van a levantar todas las restricciones para operar con divisas

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El mismo Javier Milei reconoció que fue él quien le dijo al ministro Luis Caputo que pusiera el tipo de cambio en $800 a pocos días de asumir la presidencia (Reuters)
El mismo Javier Milei reconoció que fue él quien le dijo al ministro Luis Caputo que pusiera el tipo de cambio en $800 a pocos días de asumir la presidencia (Reuters)

El cepo es hijo de un problema mayor que es el control de cambios que le dio origen. Y, en la medida que no se libere el movimiento de divisas va a seguir existiendo.

Una confusión que existe sobre el mercado de cambios se vincula con la necesidad de devaluar, porque, es una decisión típica de gobiernos intervencionistas. Lo que requiere la economía argentina es una liberación del mercado, no otra cosa.

Claro que cuando se propone la liberación del mercado de cambios, tanto los “liberales” que surgieron de Tik Tok, como los que han leído con profundidad a Ludwig von Mises, Friedrich Hayek y autores de la escuela austríaca, a la que el presidente Javier Milei dice pertenecer, afirmación que dudo porque los autores de esa corriente son liberales clásicos y no “anarcocapitalistas”, tienen un ataque de intervencionismo y defienden tanto el cepo como el control de cambios.

Obviamente, si el kirchnerismo estuviese en el gobierno y continuara con el cepo y el control de cambios, esos mismos que hoy defienden las políticas intervencionistas oficial, pondrían el grito en el cielo denunciando socialismo, intervencionismo y demás medidas antiliberales.

Lo que requiere la economía argentina es una liberación del mercado, no otra cosa

En cambio, hoy, sin inmutarse, justifican sin sonrojarse las mismas barbaridades que hizo el kirchnerismo. Dicen que hay que darle tiempo. Como si hubiese que esperar cuatro años de mandato para ver si resulta o no el intervencionismo que se sabe que siempre conduce al fracaso.

Origen y continuidad

El control de cambios lo estableció el gobierno anterior y lo continúa el actual, porque obliga a los exportadores a vender sus divisas al BCRA a un tipo de cambio artificialmente bajo. Además, el tipo de cambio es fijado discrecionalmente, como si un ser superior al resto de los mortales pudiera establecer el valor de equilibrio. La fatal arrogancia de la que habla Hayek.

El control de cambios lo estableció el gobierno anterior y lo continúa el actual (Shutterstock)
El control de cambios lo estableció el gobierno anterior y lo continúa el actual (Shutterstock)

El mismo Milei reconoció que fue él quien le dijo al ministro Luis Caputo que pusiera el tipo de cambio en $800 a pocos días de asumir la presidencia, una medida típica de gobiernos intervencionistas que nada tiene que ver con una economía liberal y menos de la escuela austríaca.

Así, Milei fijó un tipo de cambio artificialmente bajo porque nadie pone un precio máximo en el mismo nivel al que opera el mercado o por arriba.

Milei fijó un tipo de cambio artificialmente bajo porque nadie pone un precio máximo en el mismo nivel al que opera el mercado o por arriba

Si a eso se le agrega que desde enero el presidente del BCRA, Santiago Bausili, dispuso una “tablita” de devaluación constante de 2% por mes, pese a registrarse una inflación significativamente superior que terminó afectando al sector externo, al punto tal que el Gobierno parece haber desechado el objetivo de acumular reservas en el BCRA para salir del cepo y ahora solo se preocupa por evitar que la brecha cambiaria continúe, interviniendo en el mercado CCL.

Otra medida antiliberal que, si la hubiese hecho el kirchnerismo hubiera sido atacada por los liberales de Tik Tok y los que leyeron a Mises y Hayek, pero que ahora la justifican o miran para el costado, dejando de lado sus principios liberales con tal de mostrar su sumisión al gobierno de turno.

El control de cambios es una confiscación de la propiedad privada, porque quien produce soja, maíz, trigo o cualquier otro producto que exporta, está obligado a venderle sus dólares al BCRA a un tipo de cambio menor al de mercado (EFE)
El control de cambios es una confiscación de la propiedad privada, porque quien produce soja, maíz, trigo o cualquier otro producto que exporta, está obligado a venderle sus dólares al BCRA a un tipo de cambio menor al de mercado (EFE)

Lo peor es que el control de cambios es una confiscación de la propiedad privada, porque quien produce soja, maíz, trigo o cualquier otro producto que exporta, está obligado a venderle sus dólares al BCRA a un tipo de cambio menor al de mercado, perdiendo la brecha cambiaria, y recibiendo pesos que el mismo Milei dijo que es excremento que no servía ni para abono.

En vez de permitir que el que exporta y recibe dólares por sus productos tenga la libertad de vender sus divisas a quién quiere importar, ahorrar en dólares o girar dividendos al exterior al precio que las partes pacten libremente, el Gobierno mantiene al más puro estilo socialista.

¿Qué pasa cuando se establece un precio máximo?

Dado que el precio máximo es un precio menor al de mercado, la oferta se contrae y la demanda aumenta. Bajo esas circunstancias el mercado no está en equilibrio, es decir, no hay suficiente oferta para abastecer la demanda que surge del precio artificial que fija el gobierno.

En este contexto, se produce un faltante del bien cuyo precio está controlado. Eso se ve todo el tiempo cuando hay controles de precios y empiezan los racionamientos en los supermercados.

Así como el cepo cambiario es hijo del control de cambios, el racionamiento de productos en el supermercado es hijo del control de precios

Y así como el cepo cambiario es hijo del control de cambios, el racionamiento de productos en el supermercado es hijo del control de precios.

¿Qué solución propone hoy el gobierno? En lugar de liberar el mercado de cambios, trata de bajar las cotizaciones de los dólares libres al nivel del tipo de cambio artificialmente bajo, utilizando parte de los dólares que ingresan por exportaciones para intervenir en el CCL y reducir la contener la brecha.

Solución que no es solución

Si cuando llegue a la inflación cero para salir del cepo, como dice Milei, se libera el mercado de cambios, el salto devaluatorio va a ser inevitable porque no será que el tipo de cambio oficial alcanzó el nivel de equilibrio, sino que fue contenido por largo tiempo. Salvo que se produzca un shock de confianza que genere un fenomenal ingreso de dólares. O sea, la misma esperanza de la lluvia de inversiones que esperó Cambiemos en su presidencia y no resultó.

O bien, que gane las elecciones Donald Trump, le preste a la Argentina USD 15.000 millones para que, esa deuda, la “rife” en el mercado de cambios.

Luis Caputo, siendo presidente del BCRA entre el 14 de junio y el 25 de septiembre de 2018 tuvo un máximo de USD 63.000 millones de reservas brutas a la semana de asumir y se fue dejándola en USD 49.600 millones
Luis Caputo, siendo presidente del BCRA entre el 14 de junio y el 25 de septiembre de 2018 tuvo un máximo de USD 63.000 millones de reservas brutas a la semana de asumir y se fue dejándola en USD 49.600 millones

Recuerdo que Luis Caputo, siendo presidente del BCRA entre el 14 de junio y el 25 de septiembre de 2018 tuvo un máximo de USD 63.000 millones de reservas brutas a la semana de asumir y se fue dejándola en USD 49.600 millones. Usó USD 13.000 millones para intentar evitar la suba del tipo de cambio, pero no lo logró, pasó de cotizar a $27,40 a $38,40 el tipo de cambio mayorista.

El Gobierno que no tuvo miedo de liberar los precios de la economía, tiene miedo de liberar un precio clave de la economía como es el tipo de cambio

En síntesis, el cepo se va solo si se libera el mercado de cambios, pero el Gobierno que no tuvo miedo de liberar los precios de la economía, tiene miedo de liberar un precio clave de la economía como es el tipo de cambio. Al parecer, el objetivo es licuar el gasto público al estilo de la presidencia de Eduardo Duhalde provocando una llamarada inflacionaria.

Se sabe muy bien cómo termina la historia de los controles de precios, como también la de los controles de cambio. ¿Por qué insistir con las mismas medidas intervencionistas que se sabe conducen al fracaso?

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