La seguridad internacional tras la definición Trump-Harris

El candidato republicano se opone a seguir dando fondos a Ucrania y se inclina por una salida negociada con Rusia. Por su parte, la actual vicepresidenta encarna la continuidad de la estrategia geopolítica de Joe Biden

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El ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump y a la vicepresidenta Kamala Harris
El ex presidente de los Estados Unidos Donald Trump y a la vicepresidenta Kamala Harris

Del 11 al 23 de julio Estados Unidos ha vivido un proceso político vertiginoso, intenso, rápido y riesgoso. El jueves 11 de julio se conoció el documento de la 75° Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno de la OTAN, que endureció fuertemente las críticas contra China por apoyar a Rusia, pero sin llegar a plantear como nuevo enemigo a la alianza de estas dos potencias junto con Irán y Corea del Norte. Dos días después, el 13 de julio, tuvo lugar el atentado contra Donald Trump, que fortaleció su figura y probabilidades electorales. Cuarenta y ocho horas más tarde (lunes 15), el candidato republicano eligió a su compañero de fórmula, el senador James David Vance, al iniciarse la Convención Republicana. Se trata de una figura vigorosa alineada hoy fuertemente con Trump -lo que no fue en algunos momentos del pasado-, y que defiende enfáticamente sus posiciones en el campo internacional.

El 21 de julio el actual presidente estadounidense, Joe Biden, a través de una carta, anunció su renuncia a competir en las presidenciales de noviembre. Dos días después, Kamala Harris, moviéndose con rapidez, logró reunir los convencionales necesarios para imponer su candidatura en la Convención Demócrata que comenzará el 19 de agosto. Entre el documento de la OTAN y el relanzamiento de la campaña de Kamala Harris como candidata demócrata mediaron doce días. Entre el atentado contra Trump y la renuncia de Biden a su candidatura sólo ocho.

Las posiciones expuestas por Vance el 18 de febrero, durante la Conferencia de Seguridad de Múnich, ya mostraban su plena identificación con la visión de Trump en materia de seguridad internacional. En este encuentro, que es el foro de seguridad más importante de Europa, el senador republicano de Ohio dijo que “el problema de Ucrania es que no hay un punto final claro y que Estados Unidos no fabrica suficientes armas para apoyar guerras del Este, Oriente Medio y potencialmente una contingencia en el este de Asia”.

Se opuso a entregar más fondos para Ucrania. Sostuvo entonces -los republicanos en la Cámara de Representantes todavía tenían frenado el paquete de asistencia a Ucrania- que nuevas ayudas no cambiarían fundamentalmente la realidad en la zona del conflicto y que Rusia contaba con un incentivo para negociar la paz. Estas afirmaciones tenían lugar al mismo tiempo que tropas ucranianas se retiraban de la ciudad oriental de Avdiika, después de meses de fuertes combates, mientras que tanto Volodimir Zelensky como Kamala Harris reclamaban enfáticamente el otorgamiento del paquete de ayuda por sesenta mil millones de dólares. Vance se preguntó: “¿Podemos enviar el nivel de armamento que hemos enviado durante los últimos ocho meses?”. Y respondió: “Simplemente no podemos. No importa cuántos cheques emita el Congreso de Estados Unidos, estamos limitados en eso”.

En su discurso de aceptación de su candidatura, Vance dijo “mandaremos a nuestros hijos a la guerra sólo cuando sea necesario. Y cuando golpeemos, lo haremos con fuerza”. El senador republicano de 39 años ha prestado servicio en los Marines y ha criticado la forma de la retirada estadounidense en Afganistán, la guerra de Israel en Gaza, la seguridad de la frontera sur de Estados Unidos y el apoyo a Ucrania en la guerra contra Rusia, generando preocupación en los aliados europeos de Washington.

En el campo demócrata, la candidatura de Harris implica la continuidad en materia de seguridad internacional de la política desarrollada por Joe Biden en su gestión, de la cual ella ha sido vicepresidente. Las críticas iniciales por parte de los republicanos contra la candidata demócrata se han centrado en el tema migratorio. Cabe recordar que Biden, al iniciar su gobierno, le encomendó un tema específico: manejar el problema de la migración ilegal que entra por la frontera sur de Estados Unidos. Los resultados de su gestión han sido decepcionantes y los republicanos la consideran un fracaso.

Pero en forma inmediata, tanto Biden como Harris fueron puestos a prueba por la visita de Netanyahu a Washington, que tuvo lugar a partir del 23 de julio. El primer ministro israelí ha mantenido una posición firme frente a las presiones de la administración estadounidense, que ha buscado sin éxito limitar las acciones militares contra los palestinos, así como las que generan riesgo de escalada regional del conflicto de Gaza. Netanyahu llegó al país reduciendo las zonas seguras determinadas por Israel en la Franja y donde se estaciona la población civil que ha abandonado sus hogares, como paso previo a una ofensiva contra Hamas. Cabe señalar que en una zona con una extensión de catorce kilómetros sobre el Mediterráneo, se encuentran un millón de palestinos que han abandonado sus hogares. Según Israel, están allí terroristas de Hamas escondidos para lanzar cohetes contra el país, los que habría logrado desarticular. Biden y Harris, que se reunieron en forma conjunta con el primer ministro israelí, reclamaron flexibilidad y rapidez para lograr el cese del fuego y la devolución de los rehenes, eludiendo las diferencias.

La vorágine política vivida por Estados Unidos entre el 11 y el 23 de julio, no parece haber cambiado demasiado las perspectivas derivadas de la campaña electoral en materia de seguridad internacional. El atentado contra Trump dejó la imagen de un líder fuerte y seguro para enfrentar los desafíos y amenazas internacionales. Esta manifestación de fortaleza lo ayuda para iniciar una política dialoguista para frenar la guerra de Ucrania y eventualmente lograr una paz negociada.

La elección de Vance como candidato a la vicepresidencia refuerza exactamente esa misma imagen. Como veterano sostiene la posición de que Estados Unidos debe arriesgar la vida de sus jóvenes sólo cuando sea estrictamente necesario y no empeñarlos en guerras secundarias que muchas veces son difíciles de ganar. Esto hace que los aliados europeos de la OTAN vean con preocupación estas posiciones, junto con la de Zelensky, que dio señales de no rechazar un eventual cese del fuego, la de Xi y Putin, que ven a Trump como un “mal menor” frente a un nuevo periodo demócrata, y la de Israel, que ve con buenos ojos la llegada de una administración republicana que se muestra dispuesta a reforzar el compromiso estratégico con Israel. Respecto a una nueva eventual administración demócrata, es fácil prever una continuidad de la política de Biden a través de Harris, como se señaló antes.

Pero su imagen no es la de un líder fuerte y experimentado en materia de seguridad internacional, y eso no juega a favor de ella en momentos de tensión e incertidumbre. La elección de su candidato a vicepresidente adquiere importancia para cubrir esta falencia, y habrá que ver si ella toma la decisión no sólo de elegir un moderado, como aconseja el actual presidente, sino también un nombre que proyecte la imagen de líder en el campo militar en momentos difíciles.

Netanyahu también se reunió con Trump, quien le reclamó una estrategia de rápida solución, le reiteró su crítica por los fallos en la inteligencia, pidió prioridad en una resolución rápida del conflicto y la devolución de los rehenes. Fue una posición coherente con sus intereses de campaña.

En definitiva, las definiciones en materia de candidaturas frente a la elección presidencial del 5 de noviembre han cambiado poco las posiciones en materia de seguridad internacional: aunque el tema no será el prioritario en la disputa electoral, sí estará presente.

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