Venezuela, elecciones entre pajaritos y mariposas

Un triunfo de la democracia en Venezuela puede ayudar a que nuestra moribunda ola democrática iniciada hace cinco décadas tenga una esperanzadora inyección de adrenalina

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El regimen de Nicolás Maduro enfrentará un desafío en las urnas EFE/ Miguel Gutiérrez
El regimen de Nicolás Maduro enfrentará un desafío en las urnas EFE/ Miguel Gutiérrez

“Un pajarito chiquitico entró, me dio tres vueltas y me dijo que Chávez estaba feliz y lleno de amor por nuestro pueblo.” Maduro pronunció esas palabras en el 2013. Lamentablemente, nunca supimos nada más sobre el pajarito chiquitico. Preocupa que tal vez por negarse a seguir colaborando fue enviado a la Tumba, el subsuelo de la cárcel donde se tortura a los que critican al régimen. O tal vez cruzó la frontera y se unió a los aproximadamente ocho millones de venezolanos que debieron abandonar el país y subsisten como pueden alrededor del mundo. Pero siempre guardaremos la esperanza de que no sea uno más de los desaparecidos, torturados y asesinados por el régimen de Maduro.

La inagotable cantidad de sandeces expresadas y realizadas por Maduro, que además del pajarito, incluyen la creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social del Pueblo, el uso de hechizos especiales para evitar invasiones o el uso de viajeros en el tiempo, serían ridículamente graciosas, si no fuera que detrás de esas palabras hay miles de víctimas.

En las elecciones del próximo 28 de julio, por primera vez en muchos años se abre una pequeña esperanza para millones de venezolanos y venezolanas, y para una Latinoamérica que oscila peligrosamente entre democracias cincuentonas y autoritarismos jóvenes. Un triunfo de la democracia en Venezuela puede ayudar a que nuestra moribunda ola democrática iniciada hace cinco décadas tenga una esperanzadora inyección de adrenalina.

En comparación con otras elecciones presidenciales en Venezuela, las próximas se dan dentro de un marco internacional muy poco favorable para Maduro. Varios factores, que incluyen a la izquierda de Latinoamérica, EEUU, la Corte Penal Internacional, la jurisdicción universal, Rusia y la ultraderecha, forman un cerco internacional que se cierra peligrosamente alrededor de Maduro y su círculo más cercano de dudosos aliados.

El bloque de países gobernados por la izquierda no tiene la misma solidez que en elecciones previas. Lula se refirió a la importancia de que haya elecciones transparentes y a la presencia de observadores internacionales. Asimismo, no dejó dudas en relación con el rechazo del gobierno venezolano a registrar a Corina Yoris como candidata presidencial: es “grave” y “no tiene explicación jurídica ni política, el prohibir a un contrincante ser candidato.” Por otro lado, en relación con la inhabilitación de Maria Corina Machado, Petro, el presidente de Colombia, expresó que se trataba de un “golpe antidemocrático” y que socavaba los principios y la integridad del proceso electoral.

Las críticas más fuertes de la izquierda latinoamericana vinieron del presidente de Chile, Gabriel Boric, quien no sólo criticó el proceso electoral, sino que también planteó que Venezuela no puede ser considerada una democracia. Boric dijo que “El régimen de Nicolás Maduro ha mostrado un patrón constante de violaciones a los derechos humanos. Es crucial que los procesos electorales sean libres y justos para restaurar la democracia en Venezuela.”

La cercanía de un proceso electoral en EEUU, con el potencial de cambiar el partido político que habita la Casa Blanca, siempre condiciona, los meses previos a las elecciones, las decisiones políticas de otros países. En un contexto de una enorme polarización en las elecciones en EEUU, es indudable que la política exterior de un posible gobierno de Trump seria marcadamente distinta a la de un gobierno de Biden. Recordemos (dolorosamente) que en 2017 Trump les preguntó a sus principales asesores por qué EEUU no podía simplemente invadir Venezuela. Y en otra oportunidad dijo que “Tenemos tropas por todo el mundo en lugares que están muy, muy lejos. Venezuela no está muy lejos. Tenemos muchas opciones para Venezuela, incluyendo una posible opción militar, si es necesario.” En este contexto, no es sorprendente que Maduro haya reiniciado sorpresivamente una negociación con la administración de Biden, asumiendo que una elección de Trump podría complicar no solo una negociación, sino la permanencia en el poder.

Lenta pero decididamente, el Fiscal de la Corte Penal Internacional (CPI), está avanzando una investigación sobre crímenes de lesa humanidad en Venezuela. Como miembro de un panel de expertos sobre crímenes de lesa humanidad creado por la OEA, presentamos la denuncia ante el Fiscal de la CPI, que luego, a su vez, fue remitida por cinco Estados de América Latina, creando un precedente de suma importancia en la lucha contra la impunidad. Los posibles pasos pendientes en el procedimiento ante la CPI incluyen dictar una orden de arresto contra Maduro y/o algún otro miembro de su gobierno, una sentencia de la CPI, y el cumplimiento de una condena en la cárcel de Scheveningen en La Haya, Países Bajos.

Bajo el principio de la jurisdicción universal, en los últimos años se han presentado en muchos países varias denuncias contra Maduro y/o agentes del Estado venezolano. Estas denuncias pueden concluir en juicios, condenas y detenciones contra los funcionarios del régimen. Actualmente existen varios casos de personas cumpliendo condenas en distintos países. Los casos de los dictadores Pinochet de Chile, Habré de Chad, o de Raslan, un ex funcionario de inteligencia sirio, son algunos ejemplos de dictadores o funcionarios públicos condenados y presos por crímenes de lesa humanidad en base a la jurisdicción universal.

El crecimiento de la ultraderecha que está modificando la política internacional, también va a tener un impacto sobre Venezuela. En una entrevista, el presidente de Argentina, Milei, declaró que no tendría ningún problema en avanzar con sanciones contra Maduro. A su vez, Bolsonaro, acompañó la locura de destino manifiesto de Trump, y expresó el apoyo a una posible intervención militar de EEUU. A su vez, la ultraderecha española, al igual que otros lideres europeos, ha criticado a Maduro y ha solicitado sanciones más duras y acciones más decididas por la Unión Europea.

La invasión de Rusia a Ucrania tiene un impacto sobre Venezuela. La guerra en Ucrania ha requerido una gran cantidad de recursos militares y económicos de Rusia, lo que podría limitar la capacidad de Putin para apoyar a Venezuela en la forma que lo venía haciendo. Asimismo, la invasión de Ucrania ha generado sanciones internacionales sin precedentes contra Rusia, lo que también afecta su economía y podría limitar su capacidad de proporcionar asistencia financiera y material a Venezuela.

Este contexto internacional es muy distinto al que se presentaba en elecciones pasadas y dificultará la permanencia de Maduro en el poder, en caso de que triunfe la oposición. Pero no sólo el marco internacional actual es claramente menos favorable, también lo son las encuestas electorales. Los encuestadores más profesionales pronostican un resultado por amplio margen a favor de la oposición, sin perjuicio de los mamarrachos estadísticos que ha intentado dibujar el gobierno durante las últimas semanas.

Pero sabemos bien que el ejercicio de la democracia no sólo requiere voluntad de convocar a elecciones, también implica la voluntad de aceptar el resultado y sobre todo la de entregar el poder de forma pacífica y cooperativa. Es en este último aspecto en donde existen serias, y bien fundamentadas dudas, de que el régimen de Maduro esté dispuesto a aceptar el resultado y entregar el poder.

Sin embargo, en esta oportunidad el nuevo marco internacional no va a tener la misma paciencia con Venezuela como en otras ocasiones. Asimismo, será mucho más peligroso para el régimen de Maduro, recurrir a la represión de años anteriores para silenciar a los opositores. Cada acto de represión pondrá a Maduro, sus ministros, militares y policías un paso mas cerca de la cárcel en La Haya. El Fiscal de la CPI tiene el ojo sobre Venezuela y estará observando cada nuevo crimen de lesa humanidad o violación a los derechos humanos, para sumarlos a su lista de posibles imputados. En este contexto, la negociación con la oposición y el nuevo escenario internacional podría representar la mejor salida para Maduro.

Al año siguiente de que el pajarito chiquitico le permitiera hablar con el espíritu de Chávez, Maduro volvió a conversar con el teniente coronel, pero en esta oportunidad, posiblemente debido al preocupante desconocimiento sobre el paradero del pajarito chiquitico, la conversación con el espíritu de Chávez fue gracias a una mariposa, que, como no podía ser de otra manera, era de color amarillo. Posiblemente Maduro ignoraba que Gabriel García Márquez recurrió a las mariposas amarillas como presagios, como eventos que estaban destinados a ocurrir. Llamativamente, para preocupación de Maduro, las mariposas amarillas solo aparecen en dos libros de García Márquez: Cien años de Soledad y el Otoño del Patriarca. ¿Será otro presagio?

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