Los desafíos de Kamala Harris

Desde el punto de vista táctico, Harris tendrá al menos un mes de ventaja frente a Donald Trump porque la estrategia de campaña del ex presidente había sido diseñada para derrotar a Biden

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La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris (REUTERS/Nathan Howard)
La vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris (REUTERS/Nathan Howard)

Kamala Harris pareciera ser una persona providencial. Fue escogida por Joe Biden para acompañarle en su fórmula electoral porque, al no pertenecer a ninguna de las facciones que controlan el poder dentro del partido demócrata, no habría riesgo de incomodar a nadie. Y así ocurrió, Harris fue aceptada por el partido completo ya que nadie la identificaba como miembro de alguna de sus facciones internas. Ahora, la providencia la coloca en el camino de presidir la mayor democracia liberal del mundo gracias a la renuncia del Presidente estadounidense a la candidatura demócrata y la necesidad de que el abanderado una al partido.

Pero para llegar a esa meta deberá vencer muchos retos. En el gobierno su desempeño ha sido realmente opaco ya que no ha sobresalido en ninguno de los temas que le encomendara Biden. En contraste, Biden puede contar entre sus victorias como Vicepresidente el Tratado de Libre Comercio con Centroamérica, Panamá y la República Dominicana y la aprobación de Ley de cuidados accesibles, mejor conocida como Obama Care. Pence llevó de manera magistral para Trump las relaciones con las iglesias y reactivó el programa espacial de Estados Unidos. Ni hablar de Dick Cheney, que ejerció como una suerte de Primer Ministro de George W. Bush.

Harris, en cambio, solo ha tenido fracasos en el manejo de los asuntos que la fueran encomendados por Biden. Tal es el caso de la reducción de los flujos de inmigración que se originan en Centroamérica. Tampoco logró formar el consenso necesario para atacar con eficiencia el problema fronterizo que hoy es un verdadero caos. Y esta última falla va a constituirse en un verdadero vía crucis electoral porque no solo la campaña de Donald Trump está montada, entre otros temas, sobre el caos fronterizo, sino que la mayoría del público considera repudiable ese desorden. Y los asesores de Trump saben que el tema une al público votante. Las encuestas dicen que tanto conservadores como liberales están anonadados y molestos con el manejo de las fronteras realizado por la administración Biden.

Desde otro punto de vista, Harris tiene ventajas. Porque se trata de una persona de la generación X. Esto atrae a una masa importante de votantes que no deseaban ver la presidencia de Estados Unidos en manos de un anciano como Trump o como Biden. Y sobre todo atrae a la cohorte poblacional comprendida entre las generaciones conocidas como millennials, Z y Alpha. Estas cohortes representan el 61% de la población de Estados Unidos y aproximadamente el 40% de los votantes. Se trata de unas cohortes que solo se movilizan políticamente cuando se trata de expandir el bien común (mejores escuelas; protección del ambiente; protección de los animales; lucha contra el alcoholismo, etc.) La movilización masiva de los Milenios le dio el triunfo a Barack Obama. Si en esta ocasión se unen las generaciones millennials y Z en una cruzada para colocar a una mujer representante de una minoría en la Casa Blanca, quizás lo logren.

Desde el punto de vista táctico, Harris tendrá al menos un mes de ventaja frente a Donald Trump porque la estrategia de campaña del ex presidente había sido diseñada para derrotar a Biden. Ahora se trata de derrotar a una mujer que encarna el sueño americano. Por tanto, muchos son elementos que se deben cambiar. Y muchos los escollos que se presentan cuando un hombre macho ataca a una mujer en público.

Y para completar el cuadro, no podemos olvidar la geografía. Harris viene del Oeste norteamericano y, muy concretamente, de California, entidad considerada por el resto del país como la cueva del liberalismo. Luego de una pandemia, crecimiento pausado, espiral inflacionario y la irrupción de dos guerras, el público norteamericano se ha hecho más conservador. Por tanto, el enfoque vital de los californianos no refleja el centro político norteamericano. Y es ese centro político quien, junto con los millennials, va a definir quién es el ganador de esta batalla.

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