Una pandemia silenciosa se expande en las aulas, en las tribunas, en los clubes de barrio, en los hogares de las familias porteñas. En 2019 se legalizó el juego online en Argentina. El año pasado, de la mano del boom de publicidades en camisetas de fútbol, en la calle y en redes, esto impactó directamente en los jóvenes.
Tenemos que hacer algo antes de que sea tarde. Las licencias para operadores de páginas de apuestas eran libres, ahora en la Ciudad cerramos la inscripción para nuevas licencias y se suspendieron todos los convenios con potenciales operadores. Ya no hay posibilidad de que se sume ninguno.
Además, bloqueamos el acceso a 772 URL de páginas legales e ilegales desde la red WIFI de todas las escuelas públicas y en toda la red BA WIFI, que es el wifi gratuito de la Ciudad que cubre y tiene alcance en todos los espacios públicos. Además, estamos trabajando con empresas como META, Mercado Libre y Rapipago para bloquear y eliminar el contenido que promueve el juego ilegal.
En paralelo, trabajamos en la prevención y detección temprana. Es hora de llegar antes de que el problema sea irreversible. Lanzamos la Red de Prevención en Clubes para que los profesores estén capacitados en la prevención de adicciones y de este fenómeno creciente en los chicos. Como dice Jorge Macri, las apuestas mezclan el concepto del juego con el de la competencia con frases como “apostar es jugar”, y acá es donde nuestro trabajo es súper importante para aportar juntos espacios de competencia saludables y tiempo de encuentro en club con otros chicos fuera de las pantallas.
Esto no lo hacemos solos. Lo que pasa fuera del Gobierno e involucra a las familias, docentes, clubes, ONGs, iglesias y otros espacios de recreación, es mucho más importante que lo pasa dentro. Por eso trabajamos juntos, escuchamos, y no respondemos de forma aislada a desafíos comunes. Venimos hace meses, junto al jefe de Gobierno, debatiendo con especialistas y expertos de esta problemática: no solo la ludopatía infantil, sino también la tecnoadicción. Chicos cada vez más chicos adictos al scrolleo del celular, desconectados del mundo real y 100% inmersos en las pantallas. En paralelo, desde nuestro bloque en la Legislatura porteña presentamos proyectos de ley para atender el problema.
Esta semana me junté con un grupo de chicos de entre 13 a 18 años que forman parte del Programa Adolescencia, una política que impulsamos desde la Ciudad donde alrededor de 9 mil pibes se forman en robótica, tecnología, arte, idiomas y hacen deportes. Un espacio clave para que tengan dónde aprender y formarse para el mundo del trabajo. Uno de ellos me contó que su celular le marca 13 horas de tiempo en pantalla diarios, y que aprovecha el espacio del Programa “para no usar tanto el celular”. Otros me contaron, sorprendidos, la cantidad de amigos que “no paran” de hacer apuestas online y lo fácil que es registrarse en los casinos online, legales e ilegales, a pesar de la minoría de edad.
Actualmente, contamos con la línea 108 para atender casos de adicciones y consumos problemáticos, y estamos capacitando a todo el personal de la Ciudad para atender y tratar correctamente todos los llamados por cyberludopatía. Los chicos, más temprano que tarde, tienen un casino abierto en el bolsillo todo el día. Tenemos que detener la entrada al juego.
El uso responsable de la tecnología hoy es una pieza clave en el aprendizaje de niños y adolescentes. Tenemos que aportar herramientas de educación y prevención sobre una adicción que puede generar problemas de salud, emocionales y económicos en las familias. No se trata de demonizar el uso del celular, ni de la prohibición por la prohibición en sí, sino de tener la inteligencia política para articular con ONGs, especialistas y profesionales de la salud que aborden este tema. Como siempre dice el Jefe de Gobierno: en la Ciudad no miramos para otro lado. Tenemos que enfrentar los desafíos de hoy. En los chicos y adolescentes se juega el futuro del país.