¿Y si Carlos Martel reviviera?

La alianza que acaba de ganar en Francia es antioccidental y antiliberal. Si Emmanuel Macron no reacciona a tiempo, los vencedores borrarán de los manuales de estudio hasta la epopeya de Poitiers

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Plaza de la República en París después de las elecciones del domingo en 7 de julio de 2024 (REUTERS/Abdul Saboor)
Plaza de la República en París después de las elecciones del domingo en 7 de julio de 2024 (REUTERS/Abdul Saboor)

Los “demócratas” están de fiesta. Los defensores de las instituciones y de la República celebran el triunfo de la izquierda en Francia. ¡Ha caído la derecha! Qué digo la derecha, la ultraderecha, que está dispuesta a llevarse todo por delante, afirma el periodismo mundial “bien intencionado”.

Los defensores de Nicolás Maduro, de Daniel Ortega, de Miguel Diaz Canel, de Alí Khamenei, de Hamas, de Hezbollah, de Palestina, del Foro de San Pablo, y de todas aquellas buenas razones que hacen que la vida sea una delicia, como el aborto, el multiculturalismo, el uso irrestricto de drogas, la ideología de género, los derechos por encima de las obligaciones y ainda mais saldrán por las noches a festejar el triunfo de la civilización occidental. Notre-Dame ya no vale una misa. (Se debería investigar más que fue lo que causó el incendio de la emblemática catedral de la capital francesa).

La gente bien pensante, los intelectuales solubles, los predicadores de los derechos humanos y de la supremacía de las minorías étnicas, sexuales y religiosas por encima de la Nación, saldrán con chador, hiyab y burka a festejar el triunfo de la libertad y el derecho de rezarle al dios que llama a la yihad, que premia a los asesinos nocturnos que ametrallan jóvenes cuando bailan y cantan, ponen bombas en terminales de trenes, acuchillan a transeúntes de piel nacarada, embisten con camiones a paseantes como si fueran bolos inanimados, molestan a las mujeres occidentales y modernas cuando pasan delante de bares donde los varones islámicos dilapidan su tiempo mientras los Estados los subsidian. Han ganado, hay jolgorio en sus filas. Tiemblan las columnas que construyeron a Occidente.

Los “demócratas” han perdido el rumbo, festejan al borde del acantilado. Creen poder contener a la izquierda que se retuerce en su seno.

La izquierda que invoca la justicia social, la República y la libertad se abraza a los peores regímenes que asuelan a Occidente. Las luces de la Revolución Francesa que alumbró un mundo más justo y humano se apagan de la mano de una mayoría que ya no recuerda que todo empezó con Lafayette y culminó con Saint Just y Robespierre.

La alianza que acaba de ganar en la segunda vuelta de las elecciones legislativas en Francia es antioccidental y antiliberal. Y si el presidente Emmanuel Macron no reacciona a tiempo, los vencedores borrarán de los manuales de estudio hasta la epopeya de Poitiers.

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