Noa Argamani fue secuestrada por la organización terrorista Hamas el 7 de octubre de 2023 junto a su novio Avinatan y liberada el 8 de junio del cautiverio junto con Almog Meir Jan, Andrei Kozlov y Shlomi Ziv.
Liora, su mamá, transitaba por una etapa terminal de un cáncer cerebral. Ella lo sabía y Noa también. Antes del secuestro era Noa, junto a su padre, quienes se ocupaban de acompañar y ayudar a Liora en esos tiempos con cuidados paliativos. Todos sabían que no había nada por hacer.
Cuando nace un hijo, una mamá o un papá primerizo adquiere un sentimiento que nunca antes había tenido. Amar y cuidar a esa personita más que a uno mismo. Protegerla de absolutamente todo lo que uno piensa (o imagina) que lo puede dañar.
De bebé se asoma a su cuna para ver simplemente si está respirando. Ante la primera queja uno trata de calmarlo. Cualquier persona en el mundo puede alzarlo, cantarle y hamacarlo, pero solo se calma y sonríe cuando ve a su mamá. Y para su mamá es exactamente lo mismo: solo se va a descansar cuando ve que su bebé está tranquilo y durmiendo.
A medida que pasan los años, crecen los chicos pero las preocupaciones de esos padres no. Esa mamá no descansa hasta que no escucha el sonido de la llave en la puerta y su hijo/a está adentro.
Desde el 7 de octubre, Liora, de 61 años, estaba dolorida y sufría acompañada de Yakov, su esposo y papá de Noa. Pero no era un dolor físico, era un dolor espiritual por no saber si antes de partir podía saber si su hija iba a estar bien.”Quiero verla una vez más. Hablar con ella una vez más”. Las palabras de Liora Argamani eran las palabras de una madre que vivía en la incertidumbre de que su corazón podía detenerse en cualquier momento, y pedía volver a estar en contacto con su hija.
Finalmente, gracias a que su hija fue rescatada, pudo volver a verla, asegurarse que estaba bien, hojear juntas un álbum de fotos de cuando eran felices antes de las tragedias y entonces sí, poder irse a descansar. Desde este 2 de julio Liora Argamani ya descansa en paz.