Bases, hojarasca y después

Para Milei se terminaron las excusas, tendrá que revisar la narrativa oficial. Los desafíos del momento pasan por la reglamentación y puesta en acto de la ley, pero muy especialmente por un apuntalamiento de la gestión

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Martín Menem - Aprobación de la Ley Bases
Martín Menem - Aprobación de la Ley Bases

Habemus ley. Sobre la medianoche de este jueves tuvimos fumata blanca. La demorada Ley Bases que el gobierno de Milei considera su plataforma de despegue quedó aprobada.

“Ya pasamos la etapa del déficit cero y vamos a la emisión cero y se viene el cambio del régimen monetario”. Exultante, Javier Milei celebró la aprobación dando por concluída la primera fase de su gobierno, calificando la ley como un hito histórico y monumental, cinco veces más profunda en las reformas que propone que los cambios que instrumentó Carlos Menem. También anunció la inminente designación de Federico Sturzenegger.

La incorporación del economista, al que el Presidente considera un “coloso”, está llamada a impulsar fuertes cambios en la legislación orientados a desarmar el entramado de regulaciones que pesan sobre la economía desde hace décadas.

Federico Sturzenegger dedicó dos años al escaneo de toda la legislación con el objeto de identificar y desarticular las leyes que institucionalizan lo que él llama “el robo legalizado”.

Con la intensidad que lo caracteriza, el ex presidente del Banco Central durante el gobierno macrista, revisó 4200 leyes.

Concluyente Sturzenegger, sostiene que es indispensable derogar 300 leyes y modificar no menos de 200 cuerpos legales en orden a desarmar “cotos de privilegio”.

Fundamentalista en extremo, el autor del DNU que inauguró el gobierno libertario, se presenta a sí mismo como una suerte de cruzado en contra “los grupos de interés”.

Considera que el “coro de intereses creados” que sostiene el andamiaje legal vigente solo puede ser desarticulado ley por ley. Lo suyo es una batalla sin cuartel.

En orden a sus objetivos, Sturzenegger entiende que no hay espacio para la negociación, tampoco para evitar el conflicto. Pragmático, apunta a la desfinanciación de los lobbies, barriendo con la regulación que les permite acumular recursos.

Federico Sturzenegger (Adrián Escandar)
Federico Sturzenegger (Adrián Escandar)

Según Milei la Ley Bases en concurso con el DNU 70/2023 ponen al país con la posibilidad de poder cuadruplicar el PBI per cápita. “La Argentina empieza a parecerse a países como Alemania y Francia”, vaticinó auto celebratorio.

Con el impulso que le da haber logrado el objetivo, Milei anticipa ahora el envío de la “Ley de hojarascas”, un proyecto que apunta a derogar más de cien leyes que sostienen regulaciones que traban la economía.

El autor intelectual de la iniciativa es Sturzenegger. Cómo su curioso nombre lo indica, no apunta a las normas estructurales sino las más livianas, aquellas que sin demasiado peso específico entorpecen la economía. La expresión hojarasca da cuenta de la frondosidad inutil que se desprende de los árboles y acumula residuos que embarran el camino. El presidente se propone barrer con todo eso.

Milei está en lo cierto, mucho más allá de la grandilocuencia de sus declaraciones, la sanción de la ley le habilita el uso de una herramienta indispensable para avanzar en los cambios que se propone.

Una revisión más ajustada, en cambio, merecen sus declaraciones en el sentido de que el salario real le ganó a la inflación y que las jubilaciones se duplicaron desde su llegada. Afirmaciones que la cruda realidad contradice cuando se contrastan estos datos con el poder adquisitivo tanto de los trabajadores como de los jubilados.

Para el presidente libertario se terminaron las excusas, tendrá que revisar la narrativa. Los ensañamientos discursivos contra el “nido de ratas” pueden haber reforzado fidelidades pero demoraron los tiempos y finalmente la ley salió con el invalorable aporte de “la casta inmunda”.

Los desafíos del momento pasan por la reglamentación y puesta en acto de la ley, pero muy especialmente por un apuntalamiento de la gestión. Al dejar cerrada la primera etapa de su gobierno, Milei enfrenta la necesidad de implementar cuanto antes las leyes, definir un modelo de gestión, reformular su equipo de gobierno y acelerar el proceso de toma de decisiones.

El Gobierno entra en el segundo semestre con un fuerte déficit en la tarea de gestionar. Con más del 63% de los puestos medios ocupados por funcionarios de los gobiernos anteriores, los libertarios carecen de la densidad de los equipos de los que disponía el gobierno de Macri.

Completar la grilla del funcionariato con cuadros técnicos consustanciados con las ideas del mileísmo no parece una tarea sencilla. Muy especialmente después de las dramáticas escenas de vapuleo público y destrato al que fueron sometidos los abruptamente desplazados de sus poltronas en estos primeros meses de gobierno de LLA.

Salir de la recesión, poner en marcha la economía demanda de trabajo técnico y profesionalizado dispuesto a dar respuesta a cuestiones urgentes.

Le guste o no la política, le guste o no la gestión, Javier Milei tendrá que atender estos asuntos con carácter de urgente.

Hay obras de infraestructura que demandan de rápida implementación. Es el caso del primer proyecto de iniciativa privada presentado al gobierno de Milei por TGS, Transportadora de Gas del Sur, en el marco del Régimen de Incentivo a la Grandes Inversiones (RIGI).

Se trata de la primera inversión de fondos propios de la empresa para el sistema regulado de transporte de gas luego de décadas de congelamiento tarifario. De implementarse el país podría tener un ahorro comercial en importaciones de gas por USD 700 millones y un ahorro fiscal de USD 500 millones, con la consecuente baja de subsidios al sector.

Javier Milei
Javier Milei

Si el Gobierno aprueba la propuesta, deberá declararla de interés público y llamar a licitación o concurso. Poner en marcha el procedimiento es urgente porque para que su impacto se sienta en el invierno de 2026, el procedimiento debe quedar aprobado este año. Una de las tantas cuestiones que demandan atención urgente.

La demora en la reversión del Gasoducto Norte tiene en lo inmediato un alto costo económico y social para el gobierno. No solo por lo que impactaron los faltantes de gas en mayo, sino muy especialmente, porque la dilación en la única obra pública que sigue en marcha pero demorada por el cambio de autoridades, obligó a contratar con Bolivia el suministro de gas a un precio cuatro veces más caro que el que se paga a Vaca Muerta.

Producimos gas en cantidad y de buena calidad pero no se lo puede transportar hacia el norte por falta de infraestructura. El hecho de no haber terminado las obras en tiempo y forma significará pagar cuatro veces más caro el gas necesario para el último mes y medio del invierno.

Los errores y distracciones se pagan caro. La ineficiencia suele generar costos tanto o más altos que la mismísima corrupción.

La euforia celebratoria de Milei tuvo como contrapeso la mirada de algunos de sus funcionarios que reconocen que la Ley aprobada es una quinta parte de la versión original y que sale con seis meses de retraso.

No se pone en la balanza en cuanto demoró la salida de la Ley el berrinche presidencial que llevó a levantar el debate en febrero cuando el tratamiento en particular de algunos artículos no obtenía el apoyo esperado.

Tampoco se tienen en cuenta las dilaciones para habilitar espacios de negociación que permitan avanzar en los consensos. Algo que finalmente se logró gracias a la paciencia gandhiana de Guillermo Francos.

Otro tema inquietante remite a la salida del cepo. En su aparición televisiva de este viernes Milei habló de cambios en el régimen cambiario.

Hay coincidencia en que sin el levantamiento del cepo será imposible poner en funcionamiento la economía y que eso debería ocurrir en el transcurso de 2024. Nadie piensa que esa medida liberadora podría emprenderse en el año electoral.

Pese a todas estas trascendentes novedades, los medios no lograron salir del caso Loan.

La aprobación de la Ley no logró desplazar de las pantallas el drama del niño al que parece habérselo tragado la tierra.

La dramática desaparición del chiquito correntino mantuvo en virtual cadena nacional a todos los medios durante los últimos quince días. Lo que comenzó siendo la desesperada búsqueda de un niño perdido y derivó en la investigación de un hecho con connotaciones criminales que involucra al poder institucional, devino en una suerte de reality show de pavorosa crueldad.

Los detalles, los personajes involucrados, las víctimas y los victimarios echaron luz sobre el país que nos negamos a mirar. Una escena dominada por la devastación social, la pobreza, el narcotráfico, la corrupción policial, la trata y la ignorancia que se refugia en creencias propias del sincretismo y los mitos populares.

Submundos que se retroalimentan y superponen y que dan cuenta de un país desmadrado en el que el valor de la vida se devalúa junto al peso. La emergencia argentina está mucho más allá de cualquier mirada ideológica, de cualquier sesgo político, de cualquier grieta.

El caso Loan nos pone de frente a ese país profundo, extraviado en el atraso, en la precariedad, en la indigencia económica pero también cultural, en la mendicidad moral.

Son demasiadas décadas de distorsiones, de pobreza estructural, de ausencia de normas. también de grieta..

Para una sociedad que se deconstruye a diario en base a la identificación y discriminación de amigos y enemigos, de réprobos y elegidos, de personas de bien y descartables, es poco probable que el simple funcionamiento del mercado alcance como ordenador, como sanador de esta debacle.

Es cierto, no hay plata. No parece haber nada para repartir. Pero subsiste una demanda de contención, de resguardo, de piedad compasiva que limite los estragos que produce la profundidad de la pobreza, la fragilidad institucional y la pauperización de los vínculos sociales que dan cohesión a una comunidad.

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