Una vez más el mundo está en “modo fútbol”. El 14 de junio comenzó en Alemania la Eurocopa 2024 y el día 20, en Estados Unidos, la Copa América. Lo cierto, es que es una forma de revivir las emociones de Qatar 2022, ya que ver otra vez a la Selección Argentina en la cancha nos remite a momentos inolvidables.
Hasta el 14 de julio somos testigos del resurgimiento de un sentir colectivo en el que los vínculos se afianzan con el “oh oh oh” del Himno y con cada triunfo (espero). Una pelota congrega a fanáticos, a concederos de este mágico y popular deporte, y hasta aquellos pocos que dicen “odiar el fútbol”. Un país queda suspendido por unos días o al menos se vive algo así como un recreo ante las situaciones complejas que atraviesa el país.
Para los que analizamos conductas no pasa inadvertido lo que genera la Selección Nacional o “Scaloneta”, además la “Messimanía” está en su esplendor. Su puede observar que la albiceleste “copó” el país del norte y nuestro equipo es un favorito indiscutido.
Para los que analizamos conductas también urge instalar la presente reflexión, pues son millones los niños y hasta niñas que sueñan con ser Lionel Messi, también Emiliano “el Dibu” Martínez, Lautaro Martínez, Julián Álvarez, o tantos otros…
Para los que no están en la “cocina de las disciplinas y/o ciencias” les cuento que siempre la Psicopedagogía fue concebida como una especie de “hermana bastarda” de la Psicología. Sin embargo, los grandes clubes del mundo se rinden a su pies porque entendieron que tiene un rol clave e irreemplazable al momento de formar deportistas y especialmente para aquellos pocos que llegan a lugares destacados.
¿Cómo le explico a un niño que Messi es único sin aniquilar sus sueños y sin coartar su posibilidad de intentarlo? ¿Cómo transitar de las etapas formativas al alto rendimiento evitando traumas? ¿Cómo trabajar con la familias especialmente en los primeros años?
La Psicopedagogía Deportiva ya goza de gran reconocimiento. Entre sus principales objetivos está el de asesorar y orientar a equipos técnicos en el aprendizaje de la actividad física, y no es privativa de lo más pequeños pues equipos adultos apelan a estos profesionales; la meta está centrada en el rendimiento de los deportistas.
Es habitual que entrenadores sepan de la disciplina que imparten, que profesores de Educación Física tengan dominio en ciertas temáticas, pero la especialidad al menos en Europa viene dada por la Psicopedagogía.
¿Cuál es la función de la Psicopedagogía Deportiva?
Siempre afirmo que estamos ante un sistema piramidal, en el sentido que la base congrega a muchos aspirantes y los que llegan a la alta competencia son unos pocos. Por lo tanto, hay que aprender a manejar y comprender este concepto.
Lo primero que se realiza es una evaluación para determinar los procesos cognitivos que van a intervenir en la actividad a desarrollar. Luego hay que “hacer foco” en la motivación y durante todas las edades, ya que es la que motoriza el deseo por aprender, jugar y practicar, máxime cuando se sabe que a veces la motivación oscila: en estos momentos se advierte y no caben dudas que la motivación está atravesada por la Copa América.
Luego hay que realizar todo un aprendizaje estratégico sobre lo que se conoce como procesos de autorregulación. Que un niño aprenda a reflexionar sobre sus propias respuestas y emociones antes, durante y después de la actividad es una forma de desarrollar habilidades y de autorregular su conducta, que a la larga reporta en resultados para el deporte que realiza y para un equipo.
Reconocer emociones para poder dominarlas implica manejar la frustración de no ser titular, de no ser el que patea el penal, es poder comprender que tanto un deporte individual como colectivo requiere de estrategias.
La Psicopedagogía Deportiva tiene un rol clave en dos procesos cognitivos básicos: atención y concentración. Si bien muchos recuerdan que Montiel antes de patear el penal en la final en Qatar 2022, inhaló y exhaló, ya que fue unos de los recursos aprendidos durante su paso por River, trabajar procesos de atención y concentración van más allá del dominio de técnicas de respiración.
Además, a establecer vínculos se aprende vinculándose, por ende, la relación entre entrenador, cuerpo técnico, dirigentes y deportista debe ser óptima porque impacta directamente en el rendimiento. Esta convivencia no se aprende cuando se llega a la primera división, sino que se trabaja desde las etapas formativas. La Psicopedagogía Deportiva ofrece las herramientas para que técnicos y educadores mejoren los procesos de comunicación y empatía.
La orientación familiar merece un capítulo especial, pues debe garantizar y estructurar la buena alimentación, el descanso y aprender a alentarlos de manera positiva, sin generar presiones que, a determinadas edades, no pueden tramitar y suelen desencadenar cuadros de estrés contraproducentes; a su vez en ocasiones necesitan orientación respecto del rol de espectadores dentro de una cancha.
Días pasados compartí una capacitación con un preparador físico de las etapas formativas del Bayern Múnich y me decía que ellos ponen el foco en el proceso y no en el resultado. Coincido plenamente puesto que hay que disfrutar del proceso de aprendizaje, pero si además se trabaja el aspecto físico, el técnico, la motivación, la atención, la regulación emocional y la toma de decisiones y se lo acompaña de paciencia y sacrificio tal vez el niño no llegue a ser Messi como tal, pero su aprendizaje en lo deportivo seguramente dará buenos resultados y a su vez le habrá aportado aprendizajes para la vida.
Una vez más el juego está en marcha, amalgama de adrenalina y vértigo. La pelota rueda junto al anhelo de un país que quiere otra vez conquistar una Copa, y así las jugadas se suceden despertando la fascinación y el deseo de millones de niños que sueñan con ser como Messi
PD: fair play (juego limpio), si van a usar la nota por favor citen, gracias