Fe y alegría en La Matanza

La Misa de las Madres de la Patria, en el Santuario de la Virgen Santa de Caacupé estuvo presidida por Monseñor Oscar Ojea. Fue una gran fiesta popular

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Homenaje a las madres de la Patria

“El mundo de la comunicación, incluso el llamado católico, no está exento de la contaminación de la desinformación (que junto con la calumnia, la difamación y la coprofilia constituye el pecado del periodismo según el Papa Francisco) y de la división”. (Comunión, comunicación y caridad son las piedras angulares de Inter Mirifica, Benedetta Capelli-Ciudad del Vaticano, Vatican News, 8/11/2023).

“Es posible que las familias no estén interesadas en la guerra cultural (actual), pero la guerra cultural está interesada en ellas”. Rod Dreher (Vivir sin mentiras, Ed. Encuentro, 6/5/2021)

El propósito del presente comentario es reflexionar sobre la información que se difundió en uno de los dos medios de prensa con mayor circulación acerca de la Misa de las Madres de la Patria, en el Santuario de la Virgen Santa de Caacupé ubicada en Ciudad Evita, La Matanza, Provincia de Buenos Aires el pasado miércoles 19 de junio de 2024. Presidida por Monseñor Oscar Ojea, fue una gran fiesta popular. Ojea estuvo acompañado por el Obispo de San Justo Monseñor Eduardo Horacio García y contó también con la presencia del Obispo Monseñor Gustavo Carrara y 40 sacerdotes de las Villas y Barrios populares.

¿Hay manifestaciones políticas en la Misa de Ojea? ¿Habrá consignas o ataques al presidente Milei?

La expectativa en la previa pasaba por saber si la ceremonia tendría presencia militante y especialmente si, como pasó en misas recientes, habría cánticos contra el Gobierno. Advertido de esa intención Monseñor Ojea se encargó de afirmar:

“¡Es una misa para unir, no para dividir!”

Seguiremos la nota uno de los periodistas, que, como otros, inició su trabajo con la inquietud de “saber si la ceremonia tendría presencia militante y si habría cánticos contra el gobierno”, sin interesarse por los fieles que desbordaron el Santuario, ni por contemplar la bella imagen de la Virgen de Caacupe, ni el diálogo entre los fieles, su clamor y sus cantos, su unción y recogimiento y su exaltación y entusiasmo como hubiera demandado una información veraz del acontecimiento.

El hombre de prensa elegido estuvo en cambio muy atento a encontrar consignas políticas en el cancionero religioso del Santuario o manifestaciones de ese tipo en alguno de los fieles o en las pancartas o banderas de los comedores y no encontró nada.

En el desarrollo de su información la primera sorpresa nuestra fue advertir la extrañeza del periodista por la preocupación de Monseñor Ojea por la situación alimentaria y el crecimiento de la pobreza. ¿No es acaso esa una de las preocupaciones permanentes de la Iglesia a través de los siglos?

A renglón seguido el periodista dice:

“Ojea estuvo centrado en pasajes de la Biblia… “, algo que era obvio ya que se trataba de una homilía. Y un poco más adelante afirma que: advirtió un mensaje con “tono casi político, aun sin hacer menciones directas a nadie.” (el destacado es nuestro) Nos preguntamos: ¿pedir por los necesitados es un mensaje “casi político”? Y si lo fuera, no es antes una manifestación del prójimo que en su religación con Dios oye que le está diciendo: “Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed y me disteis de beber” (Mt 25-35)”.

La participación de organizaciones sociales

Este cronista puede asegurar porque estuvo presente que ni antes, ni durante, ni después de la Misa hubo banderas que no fueran las de los comedores.

Dice el periodista: “Hubo algunas banderas de UTEP y el MTE, agrupaciones que responden a Juan Grabois, que fueron descolgadas tras un pedido de las autoridades de la iglesia” (¿?). Esta versión fue negada por colaboradores del Santuario y de la Parroquia de San José.

No escapa al periodista que la mención de esos supuestos hechos no tienen otro sentido que asociar la Misa por las Madres de la Patria a los movimientos populares, y en cierto modo al grado de violencia que ese medio de prensa le atribuye a estos. Pero lo cierto es que no estaban y si hubieran estado nada invalidaría su presencia pues la manifestación de fe católica de esos movimientos es sabida y también es público el compromiso que los mismos tienen con los comedores y la lucha en contra del hambre que llevan a cabo en el campo social.

Agrega el periodista: “No obstante, la participación de organizaciones piqueteras fue manifiesta, aún en contexto de mucha calma, en el que desde la Iglesia lograron evitar proclamas anti Milei y también los cánticos que se habían repetido en varias ceremonias en las últimas semanas. Pero sobre todo se vio mucha militancia cercana a Juan Grabois, referente del MTE y principal hombre de confianza del Papa Francisco en el país.”

Este cronista insiste. Es obvio que el propósito o pre-juicio del periodista consistió en “meter” la Misa por las Madres de la Patria de las barriadas de La Matanza y a la máxima autoridad de la Comisión Episcopal Argentina en el marco del supuesto conflicto entre la cúpula de la Iglesia católica, los curas de las villas y los barrios populares y el papa por un lado, con el presidente argentino en el otro rincón del ring. Y lo hizo todo en un solo párrafo como queriendo contaminar la información quitándole relevancia a lo esencial del acontecimiento.

En medio de la paz la topología de una violencia con lentejas

Dice el periodista: “Hubo un fuerte operativo policial desde temprano en la zona, poblada por medios, curiosos, feligreses y también dirigentes de agrupaciones vinculadas a la Iglesia. Se pudo ver además la presencia de algunos referentes de hinchadas como las de Laferrere, que participaron de la misa y de la organización del guiso de lentejas que se realizó después de la ceremonia. En ningún momento, sin embargo, hubo incidentes.”

En este párrafo el periodista observa el operativo policial obviamente destinado a prevenir actos de violencia, la presencia de la barra brava de Laferrere asociada con la dilatación de la violencia en el fútbol y considerada como una propiedad de esos grupos y de los comedores construyendo un clima de tensión absolutamente inexistente.

El “no me puedo lavar las manos”, como un crochet dirigido al aire de Monseñor Ojea

Destaca el periodista que Mons. Ojea soltó: “Cada uno sabe cuál es la responsabilidad que le toca”, antes de destacar nuevamente el rol de las mujeres que trabajan en barrios populares. También reflexionó, en lo que pareció otra indirecta: Yo también soy responsable de la necesidad del hermano, no me puedo lavar las manos”.

El periodista siempre observando el acontecimiento como parte de un conflicto, cuando en realidad era un evento multitudinario y festivo, y sin agregar ni quitar nada manifiesta su parecer: “…pareció otra indirecta”, en lenguaje boxístico un crochet.

En el contexto es obvio que todos los que podemos ayudar somos responsables y responsable principal son los funcionarios del Estado.

En su homilía de 30 minutos, dice el periodista, Monseñor dijo: “A veces la gente viene enojada a los barrios, a buscar comida. Ahora me arrancan la comida, la comida falta y tenemos que decir no hay más”, y aclaró Ojea que (eso) le comentaba recientemente un referente de barrios populares (acaso como un indicio de la violencia del que padece?).

“En una crisis, la solidaridad tiene que ser más grande, tenemos que aportar responsabilidad. No tenemos que tirar la comida, porque falta en muchos hogares, es un momento dificil, de necesidades”, agregó Ojea y aclara por su parte el periodista: “Cabe recordar que desde la Iglesia habían cuestionado al Gobierno cuando se conoció que había alimentos guardados en depósitos, que dependían del Ministerio de Capital Humano de Sandra Pettovello.” El agregado, es una asociación libre del periodista que nada tiene que ver con la homilía de Monseñor Ojea. Entendemos que con toda claridad no se dirige al incumplimiento de la entrega de las toneladas de alimentos que el Estado tiene en depósito, sino al hecho de arrojar al tacho de basura el alimento que excede las necesidades de la alimentación familiar o de cualquier restaurante o entidad que este en circunstancias análogas. Es un mensaje dirigido a todos y aunque les quepa no a los funcionarios en particular.

La parábola del Buen Samaritano y otra interpretación errada

Dice el periodista: “En otro pasaje de su discurso, el cura planteó: “Cómo nos ha pegado esta cultura, esta globalización de la indiferencia, esta dureza de corazón. ¿A mí que me importa?. Es un problema de él, que se arregle, que se arregle como pueda”, y en una consideración propia el periodista agrega -que (Ojea) se refirió “a la relación entre prójimos.”

Claramente Monseñor Ojea no se refirió a una “relación entre prójimos” sino al contrario. La relación entre el que pide de comer y el que mira para otro lado no es una relación entre prójimos. Con el que mira para otro lado la relación es conflictiva, es la que existe entre el necesitado y el indiferente, que suele darse entre próximos, donde uno sufre y el otro no se conmueve, negando la ayuda. El prójimo es el que ayuda al otro por lo que la projimidad me ob-liga con el otro y es incompatible con la indiferencia (el sacerdote del templo o el levita en la parábola que citamos, Luc. 10, 25-37).

Los que fueron a ver y miraron para otro lado

Mirando para otro lado no vieron la vitalidad de la vida cristiana de esa comunidad, no sintieron la piedad litúrgica que en el espacio sagrado del Santuario se sentía, no vieron las imágenes, no captaron lo santo de sus murales que con múltiples colores resaltan sus paredes, nada. ¿Cómo iban a acoger el sagrado de la forma y del acontecimiento? No vieron al gentío que codo a codo llenaba los bancos y apenas dejaba lugar para pasar por los pasillos, ¿cómo irían a reconocer al pueblo fiel? no vieron el nosotros creyente hacer la señal de la cruz, esa cruz que es signo de redención personal y colectiva con unción sacramental al momento del inicio de la Misa, no vieron a Dios crucificado y tampoco pudieron ver al Dios uno y trino ¿cómo iban a ver lo invisible de la gracia si no veían lo que era completamente visible?

No vieron acaso los rostros y las manos de los fieles que tenían cerca, esos rostros conmovidos y festivos y esas manos de trabajo que entrecruzaban con fuerza? y ¿no repararon en las manos la expectación, la devoción y la alegría? ¿Acaso no recibieron el alma de su amigo cuando estrecharon su mano? ¿Rezaron el Padrenuestro? Y que pensaron cuando decía “ven a nosotros tu reino, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo…” y cuando llegaron al “Pan nuestro de cada día danos de hoy” asociaron estas palabras sagradas con las Madres de los comedores que le dan el alimento o una manta para pasar el frío a los que lo necesitan? y pensaron en el alimento espiritual que Monseñor Ojea nos estaba ofrendando? Digo, ¿cuando se concentran en sí mismos y se recojen dejando de pensar en sus responsabilidades para con la “trompeta bastarda” les habla y escuchan su alma? Y después del Padrenuestro y la invocación de Monseñor se dieron la paz con alguien, sinceramente? Vieron cuando todos de pie entonaban las canciones de la Misa, no sintieron un gran deseo de unir sus voces a ese coro donde se confundían las voces de los peronistas y no peronistas, mujeres y hombres, niños y ancianos, cantando con una soltura como si estuviera la batuta de un maestro entre la miseria de esas villas, ¿cuánta luz en ese templo vidriado que, como habrán observado guarda las reglas de mirar al oriente (Este) con el eje mayor de Este a Oeste dejando entrar la luz del sol.

Homenajeamos de esta forma al mal de la contaminación de las noticias de algunos medios que confunden al hombre y la mujer de nuestra Patria, televidente o lector, a causa de la coprofilia y la no verdad aumentando la división y los conflictos sociales.

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