La advertencia más atronadora: ¡atraso cambiario!

La garrafal distorsión de las instituciones es que el peso, la moneda propia para calcular y pagar impuestos, no es el patrón de medida de gran parte de los argentinos

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El precio del dólar se
El precio del dólar se aprecia relativamente al peso y los activos se devalúan, buscando nuevos niveles. ¿Por qué tanta sensibilidad al tipo de cambio? (Shuttestock)

No hay determinación más agorera que cuando analistas prestigiosos pronuncian el fatídico vaticinio: el ¡dólar está atrasado respecto del peso!!! La calamidad de los más tenebrosos pronósticos gatilla el desplome del peso, y de la demanda interna de bienes, servicios y empleos.

El denominado efecto de los saldos monetarios reales lo venimos sufriendo desde la devaluación de diciembre 2023. Quienes tienen pesos pierden valor de sus tenencias, para sostener el nivel de sus gastos. El precio del dólar se aprecia relativamente al peso y los activos se devalúan, buscando nuevos niveles. ¿Por qué tanta sensibilidad al tipo de cambio?

La garrafal distorsión de las instituciones es que el peso, la moneda propia para calcular y pagar impuestos, no es el patrón de medida de gran parte de los argentinos, quienes miden patrimonios, activos principales, en dólares de EEUU.

No obstante, las autoridades argentinas y organismos internacionales insisten en mantener esa asombrosa dicotomía: que la moneda de curso legal sea el peso, divorciada del dólar, la unidad de cuenta de los valores económicos.

Las autoridades argentinas y organismos internacionales insisten en mantener esa asombrosa dicotomía: que la moneda de curso legal sea el peso, divorciada del dólar, la unidad de cuenta de los valores económico

Al respecto, ya se había pronunciado David Hume: la inestabilidad de la propiedad es impedimento mayor para la riqueza de la sociedad. No hay manera de que las propiedades tengan valores estables con unidades de cuenta diferentes de la moneda legal. Peor aún, las regulaciones nacionales suelen imponer valuaciones distinta, con tipos de cambios diferenciados, dependiendo de los destinos declarados.

Incluso creo imposible la libre flotación del dólar, sin restricciones, cuando la unidad de cuenta de los particulares difiere de la moneda para pagar impuestos. Por eso olvídense de eliminar los cepos. Repito: No puede haber absoluta libertad cambiaria en tanto persistan dos monedas: una, el dólar, la unidad de cuenta de los particulares. La otra, el peso para pagar los impuestos. A menos que exista una cuenta puente compensando constantemente las brechas entre las cuentas para el pago de impuestos y equilibrar los ingresos. La Convertibilidad fue el procedimiento que unificó ambas monedas, en los hechos.

Por supuesto, la inestabilidad de la propiedad se refiere también a la falta de seguridad en los bienes propios. Este fenómeno puede resultar de políticas gubernamentales inconsistentes, expropiaciones, corrupción, falta de claridad en los derechos de propiedad y conflictos legales.

Según datos compilados por el Banco Mundial, la Argentina es el país que más tiempo estuvo en recesión. Desde 1950, pasó uno de cada tres años en ese estadio, excediendo a otros países que, por eso, se desarrollaron menos como Venezuela y Congo.

Tal declinación impactó en otras relaciones. En 1948, el PBI per cápita argentino era del 84% del promedio de las 10 economías más grandes y ahora es del 34%, confirmando el atraso frente al desarrollo mundial. Si la Argentina hubiera igualado el ritmo de crecimiento de América Latina, hoy su PBI per cápita sería un 60% superior. Esa dinámica reduce perspectivas económicas, enfatizando la necesidad de recuperar el equilibrio fiscal para generar las condiciones de crecimiento sostenible en el mediano plazo.

Esa es una de las claves que, según el Banco Mundial, resulta indispensable para que la Argentina genere condiciones para una expansión económica, dinamizada por la inversión y la generación de empleos. Desde 1950, el país creció a un promedio del 1,8% anual, muy por debajo del 3,2% que registró el resto de los países latinoamericanos.

Las conclusiones del informe ‘Un nuevo horizonte de crecimiento’, elaborado por el equipo técnico del Banco Mundial, establece tres premisas fundamentales para la Argentina:

  1. mejorar la política fiscal, reduciendo la prociclicidad del gasto público;
  2. profundizar la integración comercial, con mayor competitividad de las empresas locales; y
  3. cultivar el capital humano, ampliando los recursos destinados a educación y formación de trabajadores para competir en el segmento de la economía del conocimiento.

“La política fiscal y monetaria son las dos herramientas para estabilizar la macro y urge que la Argentina las recupere”, sostiene el informe de marras. En las últimas siete décadas, nunca el país ha logrado combinar al mismo tiempo política fiscal sostenible, tipo de cambio libre e inserción al comercio internacional alto. En mi entender, la verdadera causa de ese fenómeno es la convivencia con dos monedas.

La política fiscal y monetaria son las dos herramientas para estabilizar la macro y urge que la Argentina las recupere (Banco Mundial)

“La mayoría de las naciones civilizadas son tan bárbaras en sus transacciones que casi todos los países independientes optan por afirmar su nacionalidad teniendo, para su inconveniencia y la de sus vecinos, una moneda propia”, escribió John Stuart Mill.

La difusión del dólar, la moneda más utilizada en el mundo, y la convivencia en la Eurozona dan razón a J.S. Mill. Los 20 miembros del euro comparten la misma moneda y su cotización se negocia libremente sin limitaciones, cupos o restricciones normativas. El PBI por habitante promedio de cada país del euro va desde 20.000 a 128.000 euros. Compartiendo la misma moneda, no hay posibilidades de saltos cambiarios ni cotizaciones diferentes, entre las naciones miembros. La misma moneda es unidad de cuenta y pago de impuestos.

El autor es director de BG Consulting

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