Pese a que es sabido que la salud mental es un pilar fundamental en lo que respecta al bienestar integral de las personas, cada vez son más los que naturalizan vivir con estrés.
De acuerdo a un relevamiento realizado por Voices! y WIN International, entre diciembre de 2023 y febrero de 2024 a 33.866 individuos de 39 países sobre diversos aspectos relacionados con la salud, Argentina experimentó un deterioro en los indicadores de percepción de salud y encabeza el ranking de padecimiento de estrés, junto con Perú.
El estudio arrojó que sólo un 35% de los argentinos encuestados y un 40% de peruanos califica su nivel de estrés como bastante bueno + muy bueno, versus el 66% a nivel global. Asimismo, la autopercepción de los argentinos respecto a su salud viene en declive, ya que siete de cada diez encuestados (72%) se autopercibe como saludable + muy saludable, frente al 86% que evaluaba positivamente su salud en 2018.
Si bien es cierto que son varios los factores que pueden influir en el declive del bienestar integral de las personas, no es casualidad que esta tendencia esté tan marcada en países latinoamericanos. Esto se debe a que, en comparación con los habitantes de países desarrollados, la gran mayoría de los argentinos no tienen la posibilidad de adaptarse a una vida económica planificada para pensar en una toma de decisiones a largo plazo. Esa falta de planificación sumada al impacto de la crisis, favorece a que vivan en un estrés constante que afecta a su salud.
El estrés económico y emocional hace referencia a las tensiones y presiones constantes que experimentan las personas debido a la situación financiera. Ambos tipos están interrelacionados, es decir, el estrés económico puede causar estrés emocional y viceversa.
Quienes lo padecen, pueden presentar síntomas a nivel físico y mental, tales como, problemas cardiovasculares, debilidad del sistema inmunológico, problemas digestivos, dolores musculares y tensionales, trastornos del sueño, trastornos alimenticios, ansiedad y depresión, fatiga mental, trastornos del estado de ánimo, problemas cognitivos y baja autoestima.
Claro que no todos reaccionan de la misma manera frente al estrés producido por las tensiones económicas y, aunque en tiempos de crisis muchos tienden a reducir gastos, invertir en uno siempre será un buen negocio.
Abordar este padecimiento en tiempos como los actuales, donde la inflación e inestabilidad económica están a la orden del día, puede resultar difícil pero no es imposible. La clave está en buscar ayuda terapéutica y comenzar con un tipo de tratamiento que incluya estrategias para mitigar los efectos.
En primer lugar, los pacientes podrán recurrir a técnicas de meditación, yoga, ejercicio regular y técnicas de respiración a fin de reducir los niveles de estrés. En segundo lugar, buscar un consejero que brinde asesoramiento financiero puede favorecer a gestionar las deudas y planificar mejor los gastos. En tercer lugar, la terapia o consejería pueden ser cruciales para manejar el estrés emocional y desarrollar estrategias de afrontamiento y redes de contención y apoyo. En cuarto y último lugar, crear hábitos de vida saludables -tales como tener una dieta equilibrada, hacer ejercicio regularmente y dormir bien-, será fundamental para mantener una buena salud física y mental.
Una vez que la tormenta haya pasado y la situación económica esté bajo control, será clave hacer ajustes y planificar de acuerdo a las nuevas metas, pero teniendo en cuenta la creación de un fondo de emergencia para enfrentar posibles futuras crisis en el país.