La cuarentena modificó las relaciones sociales y de producción global al acelerar 27 veces la transformación digital, marcando el comienzo de una era en la que las amenazas a la ciberseguridad se están volviendo más sofisticadas y frecuentes, lo que afecta tanto a personas como a organizaciones y gobiernos. Es uno de los grandes desafíos con proyección a duplicarse a corto plazo. Puede afectar a cualquier persona con una conexión a Internet. Sin embargo, ciertos grupos y sectores son más vulnerables debido a diversos factores como la falta de concientización, las medidas de seguridad insuficientes y el alto valor de sus datos.
El público en general, independientemente de su edad o conocimientos técnicos, es el objetivo constante con estafas de phishing (correos electrónicos fraudulentos, mensajes de texto, llamadas telefónicas o sitios web diseñados para engañar), ataques de ransomware (código malicioso que impide la utilización de los equipos o sistemas que infecta) robo de identidad y fraude financiero. Los agresores pueden hacerse pasar por figuras confiables para obtener acceso a información personal o recursos financieros.
El cambio climático y la ciberseguridad son dos áreas críticas y aparentemente dispares, pero cada vez más interrelacionadas en el contexto global actual. Estamos siendo testigos de eventos climáticos extremos cada vez más recurrentes y con mayor intensidad. Según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) los desastres se han quintuplicado en los últimos 50 años. Estos eventos causan daños físicos a las infraestructuras, sobrecargan los recursos energéticos, alteran las cadenas de suministro y crean oportunidades para los ciberdelincuentes, quienes suelen aprovechar los períodos de desastres naturales porque las organizaciones y las personas son más vulnerables a actividades maliciosas.
Durante estos desastres los recursos y la atención se desvían hacia la respuesta de emergencia inmediata y los esfuerzos de recuperación lo que puede provocar fallos temporales en la vigilancia de la ciberseguridad. La difusión de desinformación durante el caos puede exacerbar la situación al provocar el pánico y la confusión. Combatir la desinformación requiere esfuerzos coordinados entre gobiernos, organizaciones e individuos para garantizar que se difunda información precisa y se mitiguen las amenazas cibernéticas.
Ciberseguridad de las tecnologías climáticas
A medida que las tecnologías climáticas avanzan para combatir el calentamiento global, garantizar su ciberseguridad se vuelve primordial. Estas tecnologías, que van desde redes inteligentes, sistemas de energía renovable, hasta sistemas de captura de carbono, están cada vez más interconectadas y dependen de redes digitales. Esta conectividad, si bien mejora la eficiencia y la recopilación de datos, también expone estas infraestructuras críticas a amenazas cibernéticas. Los dispositivos de Internet de las cosas utilizados en el seguimiento y la gestión del clima recopilan y transmiten datos sobre las condiciones ambientales, como la temperatura, la humedad y la calidad del aire. Garantizar la seguridad de los dispositivos es esencial para mantener la integridad y confiabilidad de los datos y sistemas climáticos.
Invertir en investigación sobre ciberseguridad específica de estas tecnologías ayudará a desarrollar soluciones personalizadas que aborden vulnerabilidades únicas. Mientras luchamos por un futuro sostenible, proteger la columna vertebral digital de nuestras iniciativas climáticas garantiza su resiliencia contra las amenazas cibernéticas y, en última instancia, respalda la lucha global contra el cambio climático.
Desafíos ambientales del avance tecnológico
La actividad digital mundial anual emite el 4% de los Gases Efecto Invernadero (GEI) globales (Website Carbon) Si Internet fuera un país, sería el quinto mayor consumidor de electricidad mundial. La producción, el uso y la eliminación de dispositivos digitales contribuyen a la contaminación, al agotamiento de los recursos y al cambio climático. Por lo cual, para salvaguardar nuestro ambiente, es imperativo adoptar prácticas sostenibles en el mundo digital. La aceleración térmica global exige acciones aceleradas para alcanzar la meta de limitar el aumento de la temperatura global a 1,5°C por encima de los niveles preindustriales para fin de siglo y evitar de ese modo lo peor del cambio climático.
Los centros de datos, que son esenciales para las operaciones de ciberseguridad, consumen grandes cantidades de energía. Según la Agencia Internacional de Energía, los centros de datos representan aproximadamente el 1% de la demanda mundial de electricidad. Este consumo de energía contribuye a las emisiones de carbono, lo que a su vez exacerba el calentamiento global. Durante las olas de calor estos centros de datos requieren refrigeración constante para evitar el sobrecalentamiento lo cual resalta la necesidad de prácticas sostenibles y tecnologías energéticamente eficientes para mitigar su impacto ambiental. La transición a fuentes de energía renovables para los centros de datos puede ayudar a reducir su huella ambiental.
Nuevas reglas de juego
La era digital irrumpió en nuestras vidas de hábitos muy arraigados. Para ello debemos alinear nuestros modelos de pensamiento y comportamientos con los nuevos requerimientos. Nuevas son las amenazas y nuevo el modo para combatirlas. Quienes perpetran los ciberataques se esconden en el anonimato y pueden actuar desde cualquier lugar y en cualquier momento, por eso para lograr seguridad en el ciberespacio la colaboración resulta fundamental.
Cuanto mayor sea nuestro conocimiento, mayor será nuestra fortaleza. Para abordar los desafíos únicos que se nos plantea son esenciales los programas de educación y formación para crear conciencia, obtener habilidades y conocimientos necesarios Es por eso la Asociación Argentina de Justicia Constitucional, bajo la presidencia del Juez Federal Patricio Maraniello, en colaboración del Juez Federal Peter Messitte, Presidente de la Suprema Corte de Maryland, ha realizado un entrenamiento para tomadores de decisiones en el corazón de la Corte Suprema de Estados Unidos y en el Departamento de Estado. Quienes han tenido la oportunidad de ser jurados en el Concurso Interamericano de Derechos Humanos.
Salvaguardar nuestro ambiente en un mundo digital requiere un enfoque multifacético que aborde el impacto ambiental de la tecnología digital y aproveche su potencial para la sostenibilidad. Al reducir los desechos electrónicos, mejorar la eficiencia energética, adoptar prácticas de fabricación sostenibles y utilizar soluciones digitales para la conservación del ambiente, podemos crear un futuro más sostenible. Al abordar la triple crisis climática a través de tecnologías energéticamente eficientes, innovaciones verdes y políticas colaborativas, podemos construir un futuro resiliente que armonice el avance tecnológico con la gestión ambiental. La acción colectiva de gobiernos, empresas y consumidores es esencial para garantizar que el progreso tecnológico no se produzca a expensas de nuestro planeta.