Un líder carismático en el mundo globalizado

El Presidente está capitalizando el momento disruptivo en materia de comunicación mundial a través de su llegada emocional y masividad de su mensaje. La pregunta es si esto será suficiente para triunfar en la pulseada de reforma en contra de la pesada y consolidada estructura del status quo argentino

Javier Milei (EFE/EPA/ALLISON DINNER)

Reciente conflicto con Pedro Sánchez (España), discurso en Davos, encuentro y foto con Elon Musk (EEUU), disputa con Gustavo Petro (Colombia), tapa de revista Time. En estás breves líneas, intentaremos explicar por qué consideramos que Javier Milei es un líder carismático que pretende jugar no sólo a nivel local sino tener protagonismo en un mundo político globalizado.

Nos guste o nos guste (y más allá de los resultados que obtenga), Milei ya es parte de la historia. Su nombre aparecerá en los “manuales” referidos a nuestra historia política, en algunos años. Este economista nacido en los medios tradicionales –y que alcanzó su cenit a través de las redes sociales– llegó a un nivel de conocimiento planetario, a la altura de otras personalidades argentinas tales como el Papa Francisco, Maradona, Messi. Su reciente tapa en en la revista Time, como hemos mencionado, es un indicador de que el presidente argentino está instalado, da qué hablar y es rentable referirse a él a nivel planetario.

Así como Trump y Bolsonaro, Milei es reflejo de la “nueva política”. Un “outsider” con nuevas formas de comunicar (similares a otros nuevos outsiders) y mensajes impensados e imposibles de capitalizar políticamente algunas décadas atrás.

Sus actos llenos de ritos y euforia, la llegada masiva a sectores tradicionalmente no cercanos a las ideas de la libertad, son reflejos de su visión en un nuevo juego, con nuevos escenarios, reglas, estrategias y tácticas. Mientras tanto la vieja política no termina de comprender bien qué sucede (o no quiere invertir en salir de la zona de confort) y sigue desarrollando estrategias dignas de la era del “diario papel”.

El Presidente, tapa de la revista Time

Aunque su mayor fortaleza “aparente” es la fría economía, su ventaja competitiva radica en:

  1. Su liderazgo emocional.
  2. Su comprensión y manejo de la comunicación masiva a través de redes sociales.
  3. Su consciencia y habilidad para jugar el juego planetario.

Milei, y su hermana Karina (asesora y Licenciada en Relaciones Públicas), entienden la nueva realidad etaria y tecnológica: los jóvenes son muchos y ven muy poca TV abierta (en Argentina y en el mundo). En consecuencia, los medios tradicionales van desapareciendo (sumado esto a su dependencia de publicidad oficial en Argentina, que ha sido restringida. Por no decir eliminada). La comunicación se da crecientemente vía internet, y dentro de esto vía redes sociales. Un dato clave: el 65% de los argentinos tiene 40 años de edad o menos (nacidos en 1982), según el censo 2022. Esto quiere decir que este grupo prácticamente tomó “consciencia” de la política a partir del año 2002. Todo lo previo (para ellos) se estudia en los libros (electrónicos o videos) de historia, si tuvieran interés de hacerlo.

Tradicionalmente, los líderes liberales libertarios (más orientados a los económico) no se caracterizaban por su conexión emocional con “las masas”. Milei logró romper esa limitación y, sin duda, es clasificable como una versión hecha y derecha de aquel líder carismático, descripto por Max Weber en su tipología (además de los líderes burocráticos y tradicionales). Aprovechando este recurso, rompió el techo de cristal que limitaba la llegada del mensaje a una pequeña porción de la población.

En este marco, debemos entender el reciente multitudinario acto llevado a cabo en el Luna Park, protagonizado por una audiencia masiva y diferente al cuantitativamente más acotado público liberal tradicional, más académico, elegante y restringido. La naturaleza emocional del vínculo con sus votantes más fieles puede ser clave para hacer perdurar el apoyo ciudadano, aún en un contexto recesivo y de aparente reversión del “ineludible camino hacia la hiperinflación” con que convivíamos los argentinos.

Elon Musk (Foto de Jordan Strauss/Invision/AP, Archivo)

Sabemos que los resultados económicos demoran en llegar. No son de un día para el otro. Es necesario cambiar los cimientos para ver los frutos. Mientras tanto, el desafío para el presidente es construir y acrecentar su capital político, generando (o vendiendo) logros que construyan una balsa hasta unas próximas elecciones parlamentarias que le permitan fortalecer su posicionamiento parlamentario.

Nuevo paradigma

El reciente conflicto Milei-Pedro Sánchez es un capítulo de aparente enfrentamiento pero que –en términos de mercado– favorece a ambos. Es ganar-ganar. Tal como en un River-Boca, cada equipo tiene sus seguidores, y la mística del enfrentamiento los pone frente a un juego de intereses complementarios. El que es de River nunca va a ser de Boca y el que es de Boca nunca será de River. El conflicto con el líder español (interesado en mejorar el posicionamiento de su partido en las próximas elecciones parlamentarias europeas) es un claro indicador de un nuevo ring: el escenario planetario, que permite accionar con fines de fortalecimiento local. En este nuevo y pequeño mundo las fronteras nacionales son desdibujados límites que deben ser superados para capitalizar las oportunidades.

Milei tiene claro que su comunicación, por lo menos, se desarrolla en dos dimensiones: la global, reflejada en sus palabras del Foro de Davos o en este “conflicto” en España. Y la nacional. El nuevo paradigma, tan evidente, pero capitalizado por Milei, es el de un mundo global, que habilita un juego planetario. En esta lógica también podemos encontrar el acercamiento y foto con Elon Musk, posicionado como líder empresario innovador con imagen más alta del planeta, con sus diversas compañías, entre ellas Tesla, Neuralink, Startlink, y X (como medio de comunicación “oficial”).

¿Podrá Milei tener éxito en aplicar sus ideas en Argentina?

La pregunta del millón es si podrá tener éxito en la aplicación de sus ideas en Argentina. Desde la visión tradicional, las posibilidades de éxito en la implementación de políticas públicas parecían insuficientes debido a su bajo “poder de fuego” en las instituciones formales: sólo cuenta con 38 diputados sobre un total de 256, 7 senadores sobre 72, 0 gobernadores, 3 intendentes de un total cercano a 1300.

¿Pero esta visión es suficiente para comprender la política en el Occidente actual? No sabemos la respuesta. Pero sabemos que el mundo ha cambiado debido a los procesos de tecnología de la comunicación ya descriptos. Los ya mencionados exitosos outsiders (al menos para ganar elecciones) son un indicador del nuevo juego en el cual el mercado político se ha abierto, derribando barreras de acceso al mercado político, permitiendo a los “nuevos y pequeños” competir con los “viejos y fuertes”.

Pero tal vez esta pregunta sea importante para el país (en términos estrictos de resultados económicos y mediciones estadísticas) pero no sea la correcta en términos de estrategia de comunicación y recordación, pues -al menos en países como la Argentina- la gente no es tan proclive a recordar números de muchas cifras ni complejas ecuaciones, sino más bien tienda a recordar y pueda ser consciente del “renacer de la esperanza” que ha logrado re-instalar.

Desde el iluminismo, nuestra especie –los homo sapiens– ha tendido a sobrevalorar el rol de la razón. Y hasta llegamos a creer que no éramos mamíferos ni primates (los más evolucionados de esta Tierra). Pero –al igual que otras tantas especies– nuestra historia evolutiva nos muestra que nuestro córtex prefrontal (el área más avanzado y “racional” del cerebro) es relativamente reciente, prevaleciendo en nuestra vida y proceso de toma de decisiones la determinación de nuestro cerebro límbico y reptiliano. Esto lo define con simpleza y claridad el brillante médico y comunicador Daniel López Rosetti al decir que los los humanos somos “somos seres emocionales que razonan”.

Cerramos diciendo que Javier Milei está capitalizando el momento disruptivo en materia de comunicación global a través de su llegada emocional y masividad de su mensaje. La pregunta es si esto será suficiente para triunfar en la pulseada de reforma en contra de la pesada y consolidada estructura del status quo argentino, al cual la sola idea de cambio le incomoda bastante.