UNICEF: los derechos de las niñas y los niños no pueden esperar

Si bien es un problema estructural, se puede erradicar, y debe ser una prioridad hacerlo

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Foto de archivo de una
Foto de archivo de una niña caminando por una calle de una zona deprimida en la Ciudad de Buenos Aires (Argentina). EFE/ Juan Ignacio Roncoroni

Según la Convención de los Derechos del Niño, la ley internacional más ampliamente ratificada de la historia, las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a acceder a la salud, a la educación, al cuidado y a una alimentación saludable, entre otros. Sin embargo, en el mundo de hoy, todavía enfrentan numerosos desafíos. En Argentina, la pobreza en la infancia y la adolescencia, por ejemplo, es un problema que persiste desde la vuelta a la democracia: según el informe presentado en marzo por UNICEF, basado en estadísticas oficiales, más de siete millones de niñas, niños y adolescentes viven en situación de pobreza por ingresos y más de dos millones, en la indigencia.

Hoy, otro dato alerta. Según la octava encuesta sobre la situación de los hogares con niñas, niños y adolescentes de UNICEF, 10 millones de chicas y chicos en Argentina comen menos carne (76%), verduras (58%) y lácteos (57%) en comparación al año pasado, y más de un millón se saltean por lo menos una comida diaria. Una alimentación balanceada y nutritiva es especialmente importante en las infancias: una niña y un niño malnutrido pueden sufrir consecuencias futuras en su salud que impedirán su pleno desarrollo.

Esta situación se da en un contexto particular: los ingresos de casi la mitad de los hogares - casi tres millones- no alcanzan para cubrir los gastos básicos: no sólo los de alimentación, sino también los de salud y los de educación. En nueve de cada 10 hogares, estos ingresos alcanzan para comprar menos productos de la canasta básica que el año pasado; en el 82%, no logran solventar gastos específicos como útiles escolares, transporte, vestimenta y calzado; y en un 23% se dejaron de comprar medicamentos. En el 68% de los hogares que perciben alguna transferencia social (AUH, Potenciar Trabajo, Progresar y Prestación Alimentar) el dinero les alcanza para menos de la mitad de los gastos.

La insuficiencia de los ingresos tiene como consecuencia otro fenómeno: el endeudamiento, que afecta al 23% de los hogares. Las familias deben recurrir a diversas estrategias para llegar a fin de mes: un 31% recurrió a algún préstamo o fiado para la adquisición de alimentos; un 41%, a sus ahorros para gastos corrientes y un 45% utiliza más que antes la tarjeta de crédito para la compra de alimentos.

Además, existe otro efecto que alerta: el trabajo adolescente. Uno de cada cuatro adolescentes realiza actividades destinadas al mercado y un 12% busca trabajo. Además, aumenta el trabajo no remunerado como limpiar y cocinar (88%) o cuidar a otros niños o personas mayores (44%). Esto empeora significativamente la calidad de vida y las oportunidades a futuro de estos adolescentes: un 6% de ellas y ellos no sabe si van a poder terminar el secundario, cifra que asciende al 11% en el caso de los hogares endeudados.

Si bien la pobreza en la niñez y adolescencia en Argentina es un problema estructural, demostrado por el hecho que nunca bajó del 30% en los últimos 40 años, se puede erradicar, y debe ser una prioridad hacerlo.

En UNICEF trabajamos para que las niñas y los niños se beneficien de un marco de protección social con financiamiento adecuado y de políticas públicas de calidad que contribuyan a reducir la pobreza para mejorar su presente y su desarrollo futuro. Para ello, desde 2020, el organismo monitorea las condiciones de vida de los hogares con niñas, niños y adolescentes, a través de encuestas periódicas con dos objetivos centrales: poner los derechos de las chicas y chicos en el centro del debate público y brindar herramientas eficaces para la toma de decisiones. El bienestar y los derechos de las niñas y los niños no pueden esperar. Hoy, más que nunca, deben ser la prioridad de la agenda pública.

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