Recientemente, la cuenta oficial del Museo Malba publicó la captura de un llamativo mensaje que recibió por privado de una usuaria. Se trataba de una joven que le solicitaba a la Comunity Manager del Malba ayuda para encontrar a un muchacho y hacer un match amoroso. La respuesta del Malba nos enseña cuál es el lugar de las redes sociales hoy y el objetivo de estar presente en este fundamental canal.
Según el contenido publicado, una joven describe en su mensaje a un muchacho con quien estuvo dialogando su amiga turista en una sala del Museo. En el mensaje precisa el día y la hora exacta del encuentro. Este joven le resultó muy interesante, y esperó al final del recorrido para pedirle su contacto. Sin embargo, la muchacha perdió el rastro de Alejandro, el colombiano que conoció un 29 de mayo frente a las obras de Remedios Varo.
Con el hashtag #MalbaCupido, la cuenta se dispuso a encontrar a dicho joven para colaborar en el reencuentro de los perdidos.
La respuesta no se hizo esperar. En el post apareció Alejandro, sorprendido e interesado en recontactarse con la joven.
Este episodio cuenta con múltiples elementos interesantes para aquellos que encuentran como desafío cotidiano la generación de contenido en redes sociales.
Primer elemento clave: lejos de tener un calendario estandarizado de contenido prefijado, la cuenta del Malba se abre a lo que surge como espontáneo y muestra una flexibilidad admirable en la posibilidad de alterar su ritmo de posteos en pos de lo que emerge como natural.
De hecho, muchas empresas que tercerizan el manejo de las redes sociales, suelen percibir una baja en la interacción en su contenido por ese efecto de automatización del contenido y falta de intercambio con su audiencia. Un contenido que no atiende lo que ocurre luego del posteo, es un contenido con muy poca posibilidad de alcanzar audiencias claves.
Segundo elemento clave: si bien el negocio del Malba pareciera ser el la experiencia del arte, y no un servicio al modo de Tinder, este desliz comunicacional es una ventana, una oportunidad para mostrar que entre sus pasillos, además de experimentar la vivencia artística, alguien puede mientras tanto, enamorarse.
¿Qué mejor marketing para un museo la posibilidad de conocer al amor de tu vida frente a las obras de arte que aquí se exponen?
Vení a enamorarte al MALBA (del arte latinoamericana, y de sus visitantes) podría ser una sección de contenido en sus redes. Una sección que se percibirá, después de explicitar este episodio que seguramente no habrá sido el primero, como resultado natural del intercambio con su comunidad.
Cuando nos referimos a contenido de calidad en redes sociales, debemos destacar la importancia de su efectividad en la interacción. Un contenido meramente de venta o informativo, a la larga, suele adormecer a los usuarios del otro lado.
Por último, la cuenta de manera responsable, no sólo muestra el inicio de la historia, sino que cumple su obligación comunicacional terminando la historia y mostrando el final feliz del reencuentro. Alejandro aparece y se pone en contacto con la joven interesada. Lejos de ser reiterativos en su contenido, el Malba como canal de comunicación entiende la importancia de terminar la historia y dar un punto final a una línea editorial más que interesante. Los lanzamientos, los sorteos, las novedades y también los estrenos deberían –independientemente del rubro que se originen– contener esta estructura básica de narrativa.
Esta experiencia nos enseña la importancia de estar abiertos a lo que sucede del otro lado de las redes, más allá de lo que uno planifique en su comunicación. El foco deberá estar siempre puesto en quiénes son los que nos leen, nos ven y nos consumen.
Del otro lado, nuestros usuarios, que son lo que más importa a la hora de compartir contenido de calidad serán los que terminen de darle sentido a la presencia en dicho canal.
La autora es especialista en publicidad en Instagram y Directora de Entre Emprendedores Workshops