Próximo destino: la exportación

Mientras la Argentina avanza en el ordenamiento macroeconómico, crecen las expectativas favorables para un aumento de las ventas al resto del mundo. El retraso relativo de la inserción internacional

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Dada su condición de país en desarrollo y, en especial debido a su historia de fracasos económicos recurrentes, la Argentina necesita alcanzar un nuevo nivel de exportaciones, dándole continuidad a su crecimiento en el tiempo
Dada su condición de país en desarrollo y, en especial debido a su historia de fracasos económicos recurrentes, la Argentina necesita alcanzar un nuevo nivel de exportaciones, dándole continuidad a su crecimiento en el tiempo

Un observador interesado podría imaginar a la Argentina de hoy como un tren que se prepara para arrancar rumbo a un largo viaje que, con una buena coordinación de sus máquinas de crecimiento, podrá subir algunas cuestas hasta volver a un sendero de desarrollo sostenible. Uno de sus primeros destinos, dada su condición de país en desarrollo y, en especial debido a su historia de fracasos económicos recurrentes, será el de alcanzar un nuevo nivel de exportaciones, dándole continuidad a su crecimiento en el tiempo.

Esas exportaciones proveerán las divisas necesarias para inversiones y repagos de deuda, además de movilizar recursos económicos que hoy operan por debajo de su potencial y con una baja productividad. Para ello, en la primera parte del trayecto, será necesario recuperar la estabilidad macroeconómica y los incentivos para estas operaciones.

Una segunda parte del trayecto requerirá inversiones privadas y públicas, apertura al comercio internacional y mejorar el acceso a mercados tradicionales y a nuevos mercados. Llevará algún tiempo, pero permitirá alcanzar un último destino con diversificación de productos y servicios y una tasa de crecimiento sostenida.

Indicadores de Coyuntura 663 de FIEL
Indicadores de Coyuntura 663 de FIEL

El camino descripto, que -sin duda- representa un desafío para el país, ya ha sido recorrido por muchas naciones en América Latina. Un ejemplo de la distancia a recorrer la brinda el indicador del valor exportado por habitante. En el primer lugar se encuentra Guyana, con más de USD 14.000. Este pequeño país del Caribe constituye un caso especial debido al descubrimiento de petróleo en 2015, que lo convirtió en el país de mayor crecimiento mundial por varios años.

Pero si se concentra la atención en el resto de los países de la región, se aprecia que la Argentina, junto con Brasil (ambas economías cerradas con altos aranceles relativos al mundo), muestran exportaciones per cápita por debajo del promedio regional.

La Argentina, junto con Brasil (ambas economías cerradas con altos aranceles relativos al mundo), muestran exportaciones per cápita por debajo del promedio regional

Casos como los de Chile, Costa Rica, Panamá o Uruguay ejemplifican el importante espacio que podría ganar nuestro país con un debido esfuerzo de ordenamiento económico dados sus recursos agropecuarios, mineros y de energías convencionales y no convencionales.

En el caso de México, su cercanía económica con los Estados Unidos y los efectos del reacomodamiento de las cadenas de valor industriales (nearshoring) han vuelto a impulsar sus exportaciones de manufacturas.

Argentina y Brasil también podrían lograr mejorar significativamente su desempeño exportador industrial si estuviesen dispuestos a revisar su estrategia de inserción internacional por la vía de una baja arancelaria en el Mercosur y una política activa de acuerdos comerciales preferenciales (EFE)
Argentina y Brasil también podrían lograr mejorar significativamente su desempeño exportador industrial si estuviesen dispuestos a revisar su estrategia de inserción internacional por la vía de una baja arancelaria en el Mercosur y una política activa de acuerdos comerciales preferenciales (EFE)

Argentina y Brasil también podrían lograr mejorar significativamente su desempeño exportador industrial si estuviesen dispuestos a revisar su estrategia de inserción internacional por la vía de una baja arancelaria en el Mercosur y una política activa de acuerdos comerciales preferenciales, como ha sido el caso de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia, México y Perú).

Los anuncios de las autoridades en ejercicio desde el 10 de diciembre de 2023 han creado expectativas sobre la adopción de un modelo abierto al comercio. Este nuevo escenario de objetivos, con todo, debe transitar aún, como se ha mencionado, la fase de ajuste de las variables macroeconómicas.

Esa fase se traducirá, en el caso del sector externo, en la normalización del pago de importaciones, la reducción de los impuestos a las exportaciones y, como paso muy importante, en la eliminación del cepo cambiario y la adecuación del tipo de cambio real a un nivel remunerativo para las ventas externas, reduciendo el sesgo anti-exportador de la economía por la vía de la reducción de impuestos, por ejemplo.

Es necesaria la normalización del pago de importaciones, la reducción de los impuestos a las exportaciones y, como paso muy importante, la eliminación del cepo cambiario y la adecuación del tipo de cambio real

Esta normalización ha adquirido, por ahora, un formato de mecanismo de relojería en el que se utilizan bonos para regularizar pagos de importaciones o para la remesa de utilidades de las empresas internacionales localizadas en nuestro mercado, se autorizan pagos inmediatos de importaciones de bienes seleccionados para su ingreso como control inflacionario y se mantiene un tipo de cambio nominal creciendo a una tasa por debajo de la tasa de inflación (crawling peg).

Esta situación se ha mantenido durante el primer cuatrimestre, luego de haber elevado el tipo de cambio 118%, de $366,45 a $800 por dólar) y aumentado el costo de importar aplicando una mayor alícuota del Impuesto PAIS, heredado de la administración anterior.

Por el momento, en consecuencia, es muy difícil anticipar cuándo se decidirá la eliminación del control de cambios en su versión de “cepo cambiario” con tipos múltiples. Ninguna de las condiciones que favorecería ese paso se vincula con la recomposición de las reservas disponibles en el Banco Central.

En ese sentido, a pesar de la recuperación sólo parcial de los incentivos para exportar, el desempeño del comercio exterior en el primer trimestre del año acompañó ese objetivo de acumulación de divisas.

Indicadores de Coyuntura 663 de FIEL
Indicadores de Coyuntura 663 de FIEL

Los datos acumulados del primer trimestre mantienen un importante cambio de comportamiento con respecto a los dos años anteriores. Desde diciembre hasta el presente, el saldo comercial ha sido positivo y creciente.

Las exportaciones aumentaron un 9% en el trimestre y las importaciones se redujeron 24,2% con respecto a igual período de 2023, reflejando las decisiones de los actores del comercio exterior, a la vez que los precios internacionales se caracterizaron por su tendencia a la baja generalizada.

El área roja del gráfico precedente refleja que el saldo tiende a disminuir, mostrando el cambio de tendencia desde la pérdida de impulso exportador a fines de 2021 a medida que se iba agotando el efecto beneficioso de términos del intercambio muy favorables para el país.

El mercado de “invisibles”

La balanza externa de servicios es tradicionalmente deficitaria debido a los costos de transporte y al resultado del turismo internacional. Pero en el nuevo escenario, también ese saldo podría mejorar. Tanto en el tema del turismo como en las exportaciones tecnológicas y empresariales (servicios basados en el conocimiento), el país ya ha dado muestras de poseer un interesante potencial de crecimiento.

Mientras la trayectoria de nuestro tren imaginario avanza por el sendero de la estabilización, también se van poniendo en marcha y mejorando algunos instrumentos que serán imprescindibles para la promoción de las acciones del sector privado productor de bienes y servicios comerciables.

La Cancillería, a cargo de la economista Diana Mondino, ya había anunciado en febrero un Plan Nacional de Promoción de las Exportaciones y las Inversiones 2024 por el que se espera activar una serie de instrumentos ya existentes, como el apoyo a las pequeñas y medianas empresas exportadoras, la mayor participación en ferias internacionales, entre otros (EFE)
La Cancillería, a cargo de la economista Diana Mondino, ya había anunciado en febrero un Plan Nacional de Promoción de las Exportaciones y las Inversiones 2024 por el que se espera activar una serie de instrumentos ya existentes, como el apoyo a las pequeñas y medianas empresas exportadoras, la mayor participación en ferias internacionales, entre otros (EFE)

Del lado exportador, la Cancillería, a cargo de la economista Diana Mondino, ya había anunciado en febrero un Plan Nacional de Promoción de las Exportaciones y las Inversiones 2024 por el que se espera activar una serie de instrumentos ya existentes, como el apoyo a las pequeñas y medianas empresas exportadoras, la mayor participación en ferias internacionales, la detección de barreras al comercio en terceros países y su negociación, el desarrollo de la marca país, el financiamiento para la exportación, etc.

También ha habido novedades en el Mercosur con la firma, a fines de 2023, del acuerdo de libre comercio con Singapur y la nueva ronda de negociaciones con el EFTA (Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza) de abril de 2024, contrastando con el estancamiento del avance del acuerdo con la Unión Europea (UE) que se enfrenta a un clima adverso debido a las reservas históricas del sector agropecuario europeo frente a la posible competencia de los países latinoamericanos. Esa reserva se encuentra hoy exacerbada por los mayores costos que imponen al productor europeo las disposiciones ambientales en la UE (Pacto Verde Europeo, por ejemplo).

Será útil ir monitoreando la construcción de un clima de negocios pro-exportador que, en el mediano plazo, debería traducirse en un aumento de la inserción internacional de la Argentina a través de un mayor volumen de comercio

En el futuro inmediato, será útil ir monitoreando la construcción de un clima de negocios pro-exportador que, en el mediano plazo, debería traducirse en un aumento de la inserción internacional de la Argentina a través de un mayor volumen de comercio.

Hoy el país representa sólo 0,3% del comercio internacional y el promedio de sus exportaciones e importaciones ronda 12% del PBI en dólares corrientes.

Nuevamente, ambos indicadores son muy bajos con respecto a los países de nuestra región. Esperemos que en esta nueva oportunidad, el tren llegue a destino.

Los autores son Economistas de FIEL. Esta nota se publicó en Indicadores de Coyuntura 663 de FIEL

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