El diagnóstico de los problemas y las potencialidades que tiene el sistema de Salud en Argentina ya lo conocemos todos los que somos parte de él. Lo que llama la atención es que el ministro de Salud de la Nación, que tiene la responsabilidad política de empezar a resolver dichos problemas, en sus acciones y en la construcción de su “relato” traiga más dudas que certezas, más problemas que soluciones (Ver: El sistema de Salud argentino necesita una refundación).
Las políticas que el gobierno de Milei viene impulsando lejos están de refundar lo que tenemos, de hecho, dudo que haga falta tal acto fundacional para nuestro sistema, muchas de las soluciones requieren más de decisión política, trabajo, consenso y menos dogma, inexperiencia y motosierra.
La muchas veces enunciada “fragmentación, segmentación e inequidad del sistema” difícilmente se la resuelva dejando que las provincias se las arreglen solas, tal como vienen haciendo. Mucho menos, si se desfinancian directa e indirectamente -tanto a través de las transferencias automáticas y no automáticas como de la política económica que produjo una tremenda caída del consumo y por ende de la recaudación- a los estados subnacionales.
Adjudicarse ser los pioneros en medir resultados de los programas sanitarios no solo es falso, sino que parece una falta de respeto a la tradición del sanitarismo argentino. Y es ignorar toda le evidencia generada por Nación y Provincias que miden y son evaluados tanto en lo que respecta a la cobertura de vacunación como a la tasa de mortalidad infantil, las causas de mortalidad materna, o quizás de las curvas epidemiológicas de las neumonías, las bronquiolitis, las meningitis, el dengue etc. Suena realmente como una provocación.
REMEDIAR
El programa REMEDIAR -que cumple 22 años y fue implementado por gobiernos nacionales de diversos signos partidarios- permite el acceso a medicamentos esenciales a los/as argentinos/as que sólo tienen cobertura publica a través de más de 8000 centros de atención primaria de la salud. El REMEDIAR generó evidencias, modificaciones, consolidaciones y, por ende, los consensos necesarios para transformarse en política pública. Y tan es así que pronto va institucionalizarse por ley, con el consenso de diferentes espacios/bloques de los partidos políticos. ¿Cambió en estos 22 años? Seguro. ¿Tiene algo para mejorar? Obvio. ¿Este gobierno será el primero que evaluará al programa? Falso.
El Registro Federal de Vacunación (Nomivac) y la prescripción digital, son logros de dos leyes sancionadas por el Congreso nacional (Ley N°27491 y la N°27553 respectivamente). Así que decir que forman parte de la “refundación” del equipo sanitario de Milei es sencillamente falso. Tal como otras de las políticas sanitarias de nuestro país, seguro requieren mejoras, adaptación a las nuevas épocas, pero sobretodo conocimiento de la realidad de nuestro país y avanzar sobre lo hecho.
Dengue
Las referencias al dengue merecen un apartado especial. En mi última columna aquí, sólo pedía “Dengue: ¡Gestionen!” (Infobae, 23 marzo 2024) para advertir en medio de la tragedia lo que debería hacer el ministerio de Salud de la Nación. Se trata de Gestionar, no de refundar. Y en ese camino, de diálogo y respeto, nos encontraremos en la Comisión de Salud y Acción Social de la Cámara de Diputados de la Nación. La Argentina sufrió la peor epidemia de la historia con cientos de miles de casos y cientos de muertos, y el ministerio de Salud de Nación generó sólo una reunión de COFESA. En la cual, además, no iban a tocar el tema, y en dónde no se concretó ninguna estrategia unificada. El mismo ministerio desfinanció los equipos de lucha de Vectores en todo el Norte Argentino, además de la NO compra de insecticidas, larvicidas y repelentes y la ausencia de una campaña de comunicación. El mismo gobierno que nos dejó sin repelentes en plena epidemia, y ahora está claro que la misma epidemia la sufrió Brasil, Paraguay y Bolivia, que nunca se quedaron sin repelentes. Además, no solo NO introdujo en la estrategia el uso de la vacuna, sino que generó dudas de su efectividad en forma permanente. Las provincias del Norte tuvieron que salir a comprar las vacunas para sus poblaciones con sus recursos y bajo criterios diversos. La Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) recomendó claramente la necesidad de usar la vacuna en zonas de alta transmisión (Norte Argentino) y en los grupos más vulnerables. Sin duda, fue la peor epidemia de la historia y la peor gestión para enfrentarla de un ministerio de Salud de Nación.
Prepagas y OOSS
Lo de las prepagas y la liberación de sus cuotas fue otro ejemplo del mal manejo del sistema que aún hoy sufre las consecuencias. Ni las instituciones, ni las que le prestan servicios, ni los usuarios entienden las ideas y vueltas e improvisación de este gobierno. Recordemos: Liberaron precios, después acusaron de cartelización y ahora se supone que se acordó una devolución (en 12 cuotas) para entonces si recibir “el permiso libertario” y volver a estar con tarifas liberadas.
La falsa, parcial, mal diseñada y peor ejecutada “integración” intentada a través del DNU 70/23 a la fecha tiene como resultado que ninguna Prepaga se ha sumado en forma voluntaria, al sistema de Obras Sociales (OOSS) como permite la normativa.
El subsector privado de prestaciones (que todos sabemos lo valioso y necesario es para nuestro sistema de salud) está en situación de quebranto. Algunas de las soluciones pueden operativizarse en el corto plazo. Por ejemplo, una prórroga de su emergencia, una moratoria sectorial amplia y una autorización de libre disponibilidad del crédito fiscal de IVA (que no pueden transferir al atender entre otros, por ejemplo, obras sociales exentas de dicho tributo, convirtiéndose en un costo) son tres medidas en las que se debería avanzar. De hecho, lo intentaremos también desde el Congreso.
Recursos Humanos
La crisis de Recursos Humanos (RRHH) en Salud, no atendido en la “refundación” debe ser abordada con políticas públicas inmediatas. La formación de grado debe ser aggiornada, los residentes requieren una nueva ley, y los honorarios médicos deben ser recuperados. El gasto público en Salud como porcentaje del PBI en Argentina parece no ser bajo, pero medido por cápita en dólares es claramente insuficiente además de ineficiente.
La necesidad de tener una agencia de evaluación sanitaria es cada vez más patente, esto queda demostrado en que dicha tecnología se lleva gran parte de los recursos del sistema. Lo escuchamos en todas las instancias de diálogos, con todos los subsectores y todos los sanitaristas…aparentemente, no es parte de la agenda de “refundación” tampoco.
Queremos trabajar por un sistema de Salud sustentable y equitativo, los resultados sanitarios de la Argentina son conocidos y transparentes, los que vendrán serán clara responsabilidad de quienes nos gobiernan, con o sin “refundación”.