El Año Puccini y su última obra

La ópera Turandot fue representada en nueve ocasiones en el Teatro Colón durante el pasado mes de mayo de 2024, celebrándose el centenario de la muerte de su compositor Giacomo Puccini. En esta página nos referiremos brevemente al autor, su obra y a función la del 28 de mayo

Giacomo Antonio Domenico Michele Secondo Maria Puccini, o simplemente, Giacomo Puccini, fue músico y compositor, nacido el 22.12.1858, en Luca (Italia) y fallecido en Bruselas, Bélgica el 29.11.24. Figura central del mundo operístico de su tiempo. Creador de conceptos de música que luego el cine hará suyos en el siglo xx (Alfred Hitchcock, por ejemplo).

En su labor se sirvió de recursos tonales y atonales para lograr efectos que estaban definidos por las necesidades dramáticas de la obra. Profundo conocedor de las emociones humanas sus trabajos son muy carnales y así compuso arias de enorme sensibilidad. A él se deben por caso, melodías, como “O mio babbino caro”, de Gianni Schicchi; “Che gelida manina”, de La Bohème, y “Nessun dorma”, de Turandot, que hoy forman parte hoy de la cultura popular.

Puccini se dedicó de manera casi exclusiva a la música teatral y, al contrario de los maestros de la vanguardia novecentista, escribió siempre pensando en el público, cuidando las representaciones y siguiéndolas en las giras por el mundo. Se apartó de las tendencias veristas de la época creando un estilo propio. El público, a veces desorientado por las novedades de cada ópera, al final se ponía de su parte. Uno de sus grandes méritos fue su inclinación ecléctica, asimilando y sintetizando con habilidad lenguajes y culturas musicales diferentes. Expresaron admiración por su trabajo contemporáneos como Ígor Stravinski, Arnold Schoenberg, Maurice Ravel y Anton Webern.

(Gettyimages)

Turandot, la ópera de despedida

Turandot es un nombre de origen persa que significa ‘La hija del Turán’. Y esta última es una región de Asia Central que pertenecía al Imperio Persa. Puccini comenzó a trabajar en Turandot en marzo de 1920 después de reunirse con los libretistas Giuseppe Adami y Renato Simoni. Inició la composición en enero de 1921. En marzo de 1924, había completado la ópera hasta el dueto del Tercer Acto.

La concepción de la obra ocupó los cuatro últimos años del autor. Aunque intensa, la labor estuvo sembrada por constantes estados de entusiasmo y crisis de angustia En 1922 comenzó a verse afectada su laringe y los médicos sugirieron viajar alternativamente a Berlín o Bruselas para tratar su dolencia. El decidió hacerlo a esta última y en una clínica de dicha ciudad falleció el 29.11.24, quedando en su habitación los borradores del dúo de amor y final del Tercer Acto. Tras su muerte, Toscanini, muy ligado al compositor, encargó completar el trabajo a Franco Alfano, sobre la base de los apuntes dejados por el compositor.

Cuando su estreno en La Scala de Milán (25.4.26), ocurrida la muerte de Liú, el coro canta “Liù, bontà perdona! Liù, docezza, dormi! Oblia! Liù! Poesía!”, Toscanini se volvió al público desde el podio, dejó la batuta y, con voz queda y emocionada, mientras lentamente bajaba el telón, pronunció las siguientes palabras: “Aquí finaliza la ópera, porque en este lugar murió el Maestro”. La versión que completó Alfano se presentó en la segunda noche.

En Buenos Aires subió a escena Turandot por vez primera el 25.6.1926, tan solo dos meses después de su estreno mundial en Milán. Basada en la fábula teatral de Carlo Gozzi, Turandot es la única ópera pucciniana de ambientación fantástica, cuya acción, como se puede leer en la partitura, se desarrolla «en el tiempo de las fábulas».

(Gentileza OFEBA -Camila Brescia)

La función del 28 de mayo de 2024

La obra se presentó con la puesta de Roberto Oswald, uno de los diseñadores de escena y escenógrafos argentinos más reconocidos internacionalmente, habiendo realizado en vida más de 200 escenografías para ballet, teatro y ópera. Turandot ha sido una de sus puestas más elogiadas y utilizadas desde su estreno en 1992.

Con la batuta estuvo Beatrice Venezi, excelente directora italiana. Estudió piano, composición y dirección de orquesta en Milán. Ha colaborado con intérpretes como Plácido Domingo, Marcelo Alvarez, Lisitsa Valentina y Andrea Bocelli. Colaboró con la orquesta de la Fenice, la Opera de Niza, la Sinfónica Siciliana, la Orquesta Haydin. Ha recibido el Premio Scala D oro, el Premio Pegaso de la Toscana y el Gentile da Fabiano. El Corriere de la Sera la incluyó entre las 50 mujeres del 2017 y en 2018 Forbes la incluyó entre las 100 jóvenes líderes del futuro menores de 30 años. Su desempeño en la velada que anotamos fue muy bueno, con gran comunicación con la Orquesta, su gestualidad fue clara y precisa en todo momento.

La orquesta volvió a demostrar su sólida formación y preparación al servicio de las grandes melodías y por cierto, los cambios de ritmo, tonalidades y atonalidades. Es notable la composición pucciniana como está en todo momento al servicio de la escena. El redoblar de los timbales y los platillos junto con las trompetas en los momentos culminantes, los violines al servicio de los momentos de mayor lirismo, conforman una obra perfectamente pensada para lo fantástico con todos sus diferentes pasajes.

(Gentileza OFEBA -Camila Brescia)

La soprano lírica Marina Silva en el papel de Liú fue sobresaliente. Sus cualidades histriónicas tanto como sus recursos vocales la inscriben entre las memorables representaciones de la esclava. Y no es poco lo que decimos, porque entre ellas están Montserrat Caballé, Renata Tebaldi, Renata Scotto y Mirella Freni. No se trata de comparar, cada cual con su individualidad en su universo.

Ya desde el Primer Acto, cuando ruega otra vez al príncipe que desista, lo hace convirtiendo el pasaje en el más cautivador de esa parte. Se trata del aria “Signore ascolta” que exige un tono soprano muy cuidado en su modulación y ejecución y Marina lo logra. El príncipe le dice que ya es tarde (“Non piangere Liù”), y que lo hará de todas formas, por lo que le pide que acompañe a su padre antes de dirigirse al gong gigante montado en el escenario, que golpea tres veces. Ese ida y vuelta que hace con el tenor Smiriglia (Kalaf) de alto contenido dramático se convierte en uno de los momentos de mayor tensión.

Otra parte culminante y excelentemente actuada y cantada sucede cuando los guardias encuentran a Timur, y a Liú, a quien amenazan de muerte para que revele el nombre del príncipe. Empiezan a torturarla, pero Liú, entonces, declara que ella sabe el nombre, pero se niega a declararlo y siguen las airas “Chi posse tanta forza nel tuo cuore?”, a lo que la esclava responde que es amor “Principessa, l’amore!” y “Tu che di gel sei cinta”, tras lo cual Liu toma una de las armas de los guardias a su lado y se suicida. Excelentemente actuado y cantado todo.

(Gentileza OFEBA -Camila Brescia)

La soprano rusa Anastasia Boldyreva es una de las voces más destacadas de su generación, ha actuado en los principales escenarios italianos y entre las personalidades que acompañó se encuentran Zubin Metha, Gianandrea Noseda, Daniel Oren y Placido Domingo. En esta ocasión representó una Turandot muy bien personificada distante, altiva y se desempeñó correctamente en la nada sencilla aria del segundo acto que comienza con la frase In questa reggia, que exige sobreagudos, cuando la princesa de hielo explica la razón de su comportamiento.

Duilio Smiriglia, consagrado tenor argentino, formado en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón, y habiendo recibido varios premios, fue un excelente Príncipe de Persia, Kalaf, desplegando sus dotes actorales y vocales. Entona con pasión y buena técnica el Nessum Dorma (nadie duerma)..Finalmente, también su desempeño luce cuando luego de un dialogo con resignación revela su nombre: “Io sono Kalaf, figlio di Timur”. Es el amanecer, y suenan las trompetas de palacio.

Los coros en esta ópera tienen un rol protagónico en todo momento. Su labor fue excelente y emotiva, con el vibrante final que reúne a todos los coros que entonan la última estrofa Amor! O sole! Vita! Eternità! Luce del mondo e amore! Ride e canta nel sole l’infinità nostra felicità! Gloria a te! Gloria a te! Gloria.

En síntesis, ha sido un gran homenaje al compositor al cumplirse cien años desde su ingreso en el Gran Mar, como llamaban los florentinos a la muerte y con esta breve prosa nos sumamos a su recuerdo.