La Corte Suprema de Justicia es la Institución que guía al sistema judicial, es la máxima instancia jerárquica de toda la Justicia Argentina, es la última palabra en cualquier litigio, sus resoluciones no pueden ser revisadas, es el final de toda discusión. Su resolución pone fin al pleito en el expediente. Quien ganó, ganó y quien perdió, perdió. Confieso que los abogados no le tememos a la Corte pero sí a sus resultados, sabemos que es el juicio final.
En este momento, la Corte Suprema está compuesta por 4 miembros y cada uno tiene una especialización profesional distinta. Para entenderlo: luego de recibirnos, los abogados podemos especializarnos en una rama del derecho (penal, civil, comercial, laboral, familia, etc). El Horacio Rosatti tiene un magister en evaluación de impacto y gestión ambiental por la Universidad Católica de Santa Fe, Carlos Rosenkrantz es doctor en derecho por la Universidad de Yale (profesor de derecho civil), Juan Carlos Maqueda es especialista en derecho constitucional y Ciencia Política y Ricardo Lorenzetti es doctor en Ciencias Jurídicas y Sociales, demostrando gran conocimiento e interés por cuestiones de derecho ambiental (escribió un muy buen libro). Ninguno de los distinguidos magistrados tiene conocimiento específico del derecho penal. Esta falencia entra en pugna contra la sociedad que reclama a las autoridades seguridad y justicia en materia criminal.
Hay temas de actualidad que requieren una solución urgente como la inconstitucionalidad o no de la prisión perpetua (muy demorada la respuesta en la Corte), narcotráfico y secuestros extorsivos. Todos estos son delitos que merecen un tratamiento especifico y es fundamental la incorporación de un experto en materia penal. Cuanto más se dilatan los tiempos, más adelgaza la Corte.
La Corte Suprema de Justicia de la Nación es fundamental para el desarrollo en paz de la república y en vistas de procurar su correcto funcionamiento debe necesariamente estar integrada con diversidad, esperando de esta manera llegar a su excelencia. Insisto con la importancia de incorporar un especialista en derecho penal. Miremos qué pasa en otros países: el presidente de la Corte en España se jubila en noviembre y su reemplazante sería Manuel Marchena (Juez Penal) , en Inglaterra y Gales Sue Carr fue nombrada por el Rey como cabeza del Tribunal Supremo, por primera vez en mas de 750 años será una mujer, y es penalista. Vemos claramente que en otros países tienen integrantes que saben derecho penal. Que Argentina no lo tenga es inadmisible, máxime teniendo en cuenta el avance del crimen organizado.
Que el tribunal máximo de Justicia Argentino carezca de un juez especialista en derecho penal, con las tasas de criminalidad actuales, es como tener una sociedad sufriendo grandes incendios y no tener Bomberos. Estamos en el momento perfecto para remediarlo, no habría nada mejor que afrontar los acontecimientos y nada más razonable.
La nueva incorporación facilitaría las cuestiones relacionadas con el delito tomando otro impulso los procesos, evitando la demora y siempre teniendo en cuenta que Justicia tardía no es Justicia. La Corte acumula procesos penales de manera estable y sostenida, es tan preocupante esta circunstancia que la semana pasada se creó una nueva Secretaria Penal Especial que provocó una fuerte reacción de Lorenzetti, quien criticó a sus colegas, y afirmó que era innecesaria. La creación de esta secretaria abona mi teoría: hace falta materia penal en la Corte.
Es ostensible la necesidad de una incorporación a la altura. Debemos analizar si Ariel Lijo es un candidato lógico a ocupar ese cargo. Cada vez que existe un postulante a la Corte, son sometidos a diversas críticas (fundadas o infundadas), es inmanente a cualquier posible asunción. Esta no es la primera vez que ocurre, desde que tengo uso de razón los candidatos son sometidos a todo tipo de análisis acerca si deben o no ser jueces. Algunas críticas son por intereses particulares, otras para llenar espacios en lo medios de difusión, otras fundadas. Recordemos las criticas a la Corte Menemista de Julio Nazareno, Augusto Cesar Belluscio, Adolfo Vázquez, Antonio Boggiano, Eduardo O Moline Connor derivando en la crisis y el decreto 222/03. Luego, más cerca del presente, las reproches fueron para Zaffaroni y Carmen Argibay por sus ideas, al primero, y por su posición en materia religiosa a la segunda. Queda claro que todos los nombramientos generaron un debate.-
Ariel Lijo fue la persona que más investigó y que mas investigado fue. Increíblemente estamos en un país en donde hasta los jueces son investigados. En esta Argentina tomamos con seriedad a cualquier denunciante y comienza un proceso de investigación que ni un Juez es excluido, un proceso Kafkiano. El órgano que evalúa al juez se llama Consejo de la Magistratura y en caso de corresponder hace apertura de un procedimiento de remoción. El pretendiente a la Corte no registra sanciones de ningún tipo desde que fue designado juez (en el año 2.004) ni tampoco, previo a ese año, cuando fue funcionario judicial.
Fue investigado por su patrimonio pero no tuvieron éxito los denunciantes, las pruebas fueron abrumadoras para cerrar el caso. En ese proceso se determinó, luego de un exhaustivo análisis, que el patrimonio del Juez era coherente con sus ingresos y que carece de vínculo con las actividades laborales o personales de su hermano. Concretamente el Juez Lijo fue investigado por los siguientes órganos: Consejo de la Magistratura, Agencia Federal de Ingresos Públicos, Unidad de Información Financiera, Ministerio Público Fiscal de la Nación, Poder judicial de la Nación y el resultado fue concluyente en cuanto a su ajenidad en los hechos.
Recientemente culminó el proceso de adhesiones y rechazos del Juez Lijo, que duró 18 días, tuvo el siguiente resultado: 3.578 adhesiones y 328 impugnaciones. Los apoyos fueron de personalidades destacadas en el mundo jurídico y otros ámbitos. Todo indicaría que, prontamente, seria nombrado como Juez de la Corte siendo necesaria su aprobación por el Senado, dominado por el Kirchnerismo.-
Al pensar en una magistratura viene a mi recuerdo un profesor de derecho penal que veinticinco años atrás me enseño un aforismo: ¨Un juez justo no da un fallo para su causa y otro para la ajena¨. El doctor Ariel Lijo es un juez justo y merece ingresar a la máxima autoridad judicial. Yo apoyo la metamorfosis del Juez Federal en Juez de Corte.