Errar es de humanos, corregir es de sabios

La exitosa gira de Diana Mondino que empezó en Brasil, siguió en Colombia y terminó en China, queda enterrada la visión ideológica de la política exterior que tanto daño nos hizo en el pasado

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Diana Mondino en China con el canciller Wang Yi
Diana Mondino en China con el canciller Wang Yi

El 30 de Abril del 2024 es un día histórico. Primero, por la media sanción de la Ley Bases en la Cámara de Diputados. Todos recordamos la versión fallida del primer intento en el mes de enero, con más de 600 artículos, sin ordenamiento ni prioridades, con una actitud de “llevarse el mundo por delante” y sin ninguna capacidad de negociar nada, pese a contar con solo 37 sobre 257 del total del cuerpo.

Ahora todo cambió. El Gobierno aceptó cambios, suprimió o postergó temas y supo priorizar los objetivos centrales de su programa de cambios.

Esto no es debilidad, sino entender la necesidad de construir una “mayoría de gobernabilidad” por encima de las coincidencias o diferencias ideológicas.

Como era previsible, la inmensa mayoría del bloque K mantuvo su posición de “extremo rechazo” a cualquier cosa que propusiera el Poder Ejecutivo.

Por otro lado, la canciller Mondino terminó ese mismo día una exitosa gira que empezó en Brasil, siguió en Colombia y terminó en China. Antes, se había aclarado que se postergaba la mudanza de la sede de la embajada en Israel de Tel Aviv a Jerusalén (por este anuncio, se obtuvieron los votos para aprobar los pliegos del embajador Wahnish como nuevo representante argentino en Israel).

Con esta gira de Mondino, se pudo hacer Tabula rasa de manifestaciones del presidente Milei que habían generado incomodidad en Brasilia, Bogotá y Beijing. Tenemos que puntualizar que tanto el presidente Petro como el presidente Lula habían hecho declaraciones muy poco amistosas con el candidato Javier Milei antes de su elección en noviembre.

En el caso de China, se había establecido una caracterización ideológica -del Partido Comunista- que descartaba toda negociación política “de Estado a Estado”, para concentrarse en “aquellos países con los cuales tuviéramos acuerdos sistémicos” -USA, la UE e Israel-.

Pero hete aquí que China, Brasil y Colombia son importantes socios de Argentina (entre los 3 representan casi el 50% de nuestro comercio exterior) y es imposible separar lo político de lo económico o comercial, por que es misión fundamental de la Cancillería el negociar los protocolos de exportación, financieros, los acuerdos sanitarios, aduaneros, de tarifas, de transporte marítimo y aéreo, de migraciones y tantos otros temas que se resuelven en lo bilateral y en lo multilateral.

Tanto es así, que en Beijing tuvieron que confluir la canciller, el presidente del Banco Central y el secretario de Finanzas, una delegación de la más alta significación política y económica.

La propia Mondino destacó ante la TV Pública china “la oportunidad que representaba para la Argentina la Propuesta China de la Franja y la Ruta…”. Esta propuesta China es de la más alta significación política y fue suscripta por Argentina en el 2022 (así como por otros 135 países del mundo).

Con estos movimientos, queda enterrada la visión ideológica de la política exterior que tanto daño nos hizo en el pasado.

Nuestra identidad occidental esta fuera de la cuestión. Hemos vuelto al lugar del cual no deberíamos habernos ido nunca.

Tampoco podemos insistir con formulas dogmáticas que nos restan capacidad de negociación internacional y no identifican las verdaderas oportunidades y desafíos que enfrentamos en el siglo XXI.

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