Uno de los templos más antiguos y emblemáticos de la ciudad de Buenos Aires -con casi tres siglos de vida-, la iglesia de Santa Catalina, en pleno microcentro, estuvo esta semana cerca de ser consumido por las llamas. La rápida intervención de los bomberos permitió detener un incendio incipiente que destruyó uno de los altares ubicado sobre el lateral derecho con sus imágenes, salvo la de santa Inés, que se mantuvo intacta. La sorprendente preservación de la estatuilla -con el Rosario pendiendo de sus manos-, pese a que se le cayó encima el armazón del altar, que era de cedro, contrastó con la destrucción por el fuego de las imágenes del Sagrado Corazón, que estaba a su lado, en el centro, y de santa Catalina de Alejandría, ubicada en el otro costado.
“Increíblemente la imagen está impecable”, dijo el párroco, el padre Gustavo Antico. El episodio resultó aún más llamativo -al punto de hablarse de un hecho sobrenatural- por la historia de la santa, una adolescente romana que vivió entre el 291 y el 304. Era de la familia romana Clodia, perteneciente a la aristocracia. Recibió muy buena educación cristiana y se consagró a Cristo con voto de virginidad.
Volviendo un día del colegio, la niña se encontró con el hijo del alcalde de Roma, el cual se enamoró de ella y le prometió grandes regalos a cambio de la promesa de matrimonio. Ella respondió: “He sido solicitada por otro Amante. Yo amo a Cristo. Seré la esposa de Aquel; lo amaré y no me casaré con ningún hombre”.
El hijo recurre a su padre, el alcalde. Este la hace apresar. La amenazan con las llamas si no reniega de su religión pero no teme a las llamas. Con sus 13 años es llevada al circo para ser quemada, las llamas se apagan ante toda la gente. Entonces la condenan a morir degollada.
Esta vez Santa Inés no solo no se quemó sino que permitió que se impidiera una catástrofe, ya que el fuego solo quemó un altar lateral.
En la madrugada del martes un vecino observó que de la cúpula emanaba una densa columna de humo y avisó a los bomberos que se desplazaron de inmediato y comenzaron sus acciones para dominar y extinguir el fuego. La iglesia de Santa Catalina -ubicada en la manzana delimitada por la avenida Córdoba y las calles San Martín, Viamonte y Reconquista- fue inaugurada el 21 de diciembre de 1745 y su convento se convirtió en el primero de mujeres de la ciudad. Está dedicado a Santa Catalina que nació en la ciudad de Siena, Italia, el 25 de marzo de 1347. Hija número 23 de Jacobo y Lapa Benincasa, desde niña se destacó por su inteligencia y religiosidad.
Su madre se oponía a sus deseos de consagrar su vida a Dios e intentó por todos los medios que elija la vida matrimonial. Aprovechando una enfermedad que le produce su paso de la niñez a la edad adulta, consigue que su madre realice las gestiones necesarias para que la admitan en la Tercera Orden de Santo Domingo. Las terciarias eran todas mayores o viudas. La admisión de Catalina, que en ese entonces tenía 16 años, fue una excepción.
A pesar de la fragilidad de su salud, su fisonomía y carácter estaban dotados de una fuerza extraordinaria. Era una mujer común y corriente, como tantas otras. Catalina fue, por naturaleza, optimista. Habla más de los éxitos en la vida espiritual que de las derrotas, de los pecados. Si hace referencia a éstos, siempre los complementa con la siguiente reflexión “Por mucho que el hombre esté inclinado a pecar, está Dios mucho más inclinado a perdonar”.
Sin pretenderlo, a los 18 años Catalina comienza a convertirse en el centro de un grupo de personas que aspiran a una vida espiritual más intensa, sobre todo entre las terciarias. Sus dotes naturales, su espíritu dominicano y su deseo constante de entrega a Dios, además de sus gracias sobrenaturales, hace que todos se fijen más en su vida, que es de penitencia y de caridad con el prójimo.
Los dominicos de Siena también la adoptan como maestra espiritual. El radio de acción e influencia de este grupo en torno a Catalina va creciendo. Procura atender a todos lo que se acercan a ella en lo material y en lo moral. En su interior, prosigue su sencillez como una mujer corriente de su tiempo. En medio de una vida dura y difícil, por su salud y por su pobreza, su espíritu no se quebranta ni material ni moral ni espiritualmente. De todas formas, su fama se extiende a Pisa, Florencia, Milán, Lucca y otras ciudades de Italia. Además de una gran labor social, desempeñó una importantísima actuación pública convirtiéndose en una heróica defensora del Papado durante el período de su sede en Avignon, interviniendo en las gestiones para que éste sea restituido a Roma. En 1378, medió en la paz entre Florencia y Gregorio XI, y preparó la adhesión de Nápoles a Urbano VI.
El socorro al prójimo, a la comunidad cristiana y a la jerarquía eclesiástica brota de su corazón bondadoso y de su amor al Señor. En ese sentido, nos ha dejado un valioso legado espiritual a través de la correspondencia que mantuvo durante su vida. Sus escritos, dictados a sus discípulos porque no sabía escribir, son una muestra de su profunda reflexión. Falleció en Roma el 29 de abril de 1380, a los 33 años de edad. Fue canonizada por el Papa Pío II en 1461 y su fiesta se celebra el 29 de abril. El 4 de octubre de 1970 es proclamada doctora de la Iglesia por Su Santidad el Papa Pablo VI, junto con Santa Teresa de Avila. Fueron las primeras mujeres proclamadas doctoras de la Iglesia. El arte la representa con la corona de espinas, la cruz y lirios.
La figura de Santa Catalina de Siena fue dada a conocer a los habitantes de Buenos Aires gracias a la celebración de la fiesta de la Santa que se realizaba todos los años el 29 de abril en la iglesia que lleva su mismo nombre. El próximo lunes se celebrarán las fiestas Patronales que serán presididas por el Arzobispo de Buenos Aires Mons. Jorge Ignacio García Cuerva a las 13 hrs.
Conflicto con los Mormones
Todo el complejo fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1942, no solo por su rica historia religiosa y artística, sino porque fue un protagonista de las invasiones Inglesas, donde fue usado como hospital. Es de las pocas construcciones de adobe que sobreviven en el Centro de Buenos Aires. Originalmente ocupaba toda la manzana, las hermanas Dominicas cuando decidieron alejarse de la Ciudad, donaron la Iglesia y el Convento y vendieron el predio en donde estaban la huerta y el cementerio. Hasta hace poco había allí un estacionamiento. Los últimos 60 años este terreno a sido motivo de controversias ya que forma parte del Área de Protección Histórica denominada Catedral Norte. La primera se remonta a 1976 cuando se barajó la posibilidad de levantar a su lado un hotel pensando en el Mundial del ‘78, pero el proyecto no prosperó. Los edificios de adobe necesitan de la luz del sol, ya que al no tener cimientos sus paredes absorben la humedad del suelo y es el sol quien las seca.
En 2011 el gobierno de la Ciudad habilitó la construcción de un edificio de 60 metros de altura con cocheras, pero la justicia anuló la resolución y al año siguiente se probó suerte con otro edificio que incluía como compensación una plaza pública del lado de la calle Viamonte, pero la Legislatura no lo aprobó.Finalmente, el año pasado la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los últimos Días (mormones) compró el predio lindante en 30.000.000 de dólares con el propósito de levantar un templo, pero el proyecto fue impugnado por el arzobispado de Buenos Aires y actualmente esta iniciativa tiene final abierto. Algunos los acusaron de haber causado el incendio de manera intencional, pero las pericias dieron cuenta que fue solo un cortocircuito. Y el Padre Gustavo Antíco, Rector de la Iglesia desmintió esa versión del atentado.
Con el fin de conseguir fondos para reparar los daños y cambiar la instalación eléctrica se reciben donaciones en la cuenta de la iglesia Santa Catalina de Siena en el Banco Santander cuyo alias es STA.CATALINA.