El mercado bursátil opera bonos soberanos y privados, Fondos Comunes de Inversión, Cedears y acciones. Estas últimas, básicamente, son las partes en las que se divide el patrimonio de una compañía.
Una acción es un título de participación, por eso cuando un inversor la adquiere se convierte en socio de la empresa, y pueden, además, otorgar a sus titulares derechos económicos y/o políticos que pueden ser ejercidos colectivamente y/o individualmente, como poder tener derecho a voto en asambleas de accionistas y así participar directamente en la dirección del negocio.
Estos activos forman parte de los instrumentos de Renta Variable, una diferencia de base con respecto a los bonos que son de Renta Fija, y que tienen como principal diferencial no tener una rentabilidad preestablecida, como los bonos públicos y algunos privados. En otras palabras, no se tiene una fecha o plazo cierto de pago, como sí sucede en un título en donde el inversor conoce de antemano la tasa de interés que van a pagarle y cómo van a devolverle su capital.
Al existir volatilidad de precios, el riesgo es mayor
De hecho, al existir volatilidad de precios, el riesgo es mayor. Adicionalmente, producto de este punto, es que el plazo u horizonte de inversión recomendado para las acciones es el mediano y largo plazo. Es decir, un período de tiempo de un año mínimo o más.
¿Cuáles son las fuentes de rendimiento?
Por otro lado, hay dos fuentes posibles de rendimientos o ganancias que el invertir obtiene por medio de las acciones: la primera, la ganancia de capital -es decir, cuando la variación del precio de la acción es positiva, aumenta al ahorro real- y el segundo son los dividendos. Esto sucede cuando la compañía, a través de su política de distribución de ganancias, decide repartir los resultados del negocio (o parte de ellos) entre sus socios o accionistas.
Esto puede darse con una determinada frecuencia (trimestral, semestral, anual), y también en base a un determinado porcentaje, que cada compañía establece, y que el inversor recibirá directamente en su cuenta de inversiones en base a la proporción de tenencia accionaria.
Ahora bien, si se analizan los factores que pueden afectar el precio de una acción, se pueden mencionar:
- Situación política,
- Resultados del negocio o financieros de la compañía,
- Actores globales,
- Expectativas de los inversores,
- Situación del sector o industria en los que opera la empresa,
- Coyuntura económica local; y
- Eventos o noticias inesperadas.
En base a todos estos factores, los precios de las acciones podrán subir o bajar.
Si se analizan las acciones del mercado local argentino, debe tenerse algunos conceptos claros. Por ejemplo, el S&P Merval (el índice de referencia de acciones del mercado), permite medir el desempeño de los títulos de mayor tamaño y liquidez operadas en Bolsas y Mercados Argentinos (BYMA), que estén clasificadas como acciones locales. Hoy ese índice se compone de 21 acciones, y que se eligen por cumplir con diferentes requisitos de capitalización, volumen operado y transacciones de los últimos 6 meses.
En 2023, este índice subió más de 355% en pesos y 61% en dólares; y en lo que va de 2024 es de aproximadamente 26% en pesos y alrededor de 16% en dólares; con algunos casos extremos de hasta 120% en dólares el año último y hasta 75% en los primeros tres meses y medio del año corriente.
De lo anterior se desprende que el sector que viene obteniendo un mejor rendimiento en 2024 es claramente el financiero, liderado por los bancos.
No obstante, la evolución de todas las acciones no es igual. Incluso este año, algunos papeles caen. Esto último, tiene relación con las múltiples variables que pueden influir sobre su cotización; y que no sólo ya se vio depende de la empresa en sí, sino del negocio y de las perspectivas.
Cierta atención para los inversores está puesta en el Pacto de Mayo, y si se logra la aprobación de la Ley de Bases y el DNU 70, de desregulación de la economía
Cierta atención para los inversores está puesta en el Pacto del 25 de Mayo, y si se logra la aprobación de la Ley de Bases y el DNU 70/2023, de desregulación de la ecomomía.
Este paso puede ser visto como condición necesaria para un crecimiento orgánico y sostenido del sector privado y de la economía, junto (con lógica) a las señales fiscales que se están observando, por lo que podría repercutir de manera positiva en el comportamiento de las acciones argentinas.
Además, y ya saliendo de lo local, se deben seguir de cerca los factores globales, que afectan el precio de las acciones locales, como pueden ser por ejemplo la evolución de la tasa de interés en en los EEUU (que es un driver que se va monitoreando para controlar la inflación de la economía norteamericana) y los conflictos geopolíticos actuales existentes en medio oriente y sus potenciales consecuencias.
¿Qué se necesita para operar?
Para comprar y vender acciones, básicamente, se necesita tener una cuenta de inversiones en un ALYC (Agente de liquidación y compensación).
No existen montos mínimos y, si aún no se tiene la experiencia o los conocimientos para operar directamente, puede hacerse a través de los fondos comunes de inversión de renta variable.
Existen varias opciones en el mercado local de FCI que invierten en acciones, y que tienen como benchmark justamente el índice de referencia (S&P Merval). Básicamente, estos fondos invierten en las acciones que componen el índice (permitiendo una diversificación importante), y pueden hasta incluir una participación en Cedears -no mayor igualmente al 25% por regulación-.
En conclusión, en las acciones argentinas puede haber oportunidades para inversores o ahorristas que buscan invertir a largo plazo, y diversificar así su capital para poder protegerse de la inflación y también buscar rendimientos superiores que ayuden a hacer crecer su capital o patrimonio en el largo plazo.
El autor es Analista de Educación Financiera de Portfolio Personal Inversiones (PPI)