¿Israel o Irán? Pésaj y la difícil libertad

Esta festividad no sólo tiene una profunda importancia religiosa y cultural, sino que conlleva relevantes reflexiones éticas y políticas sobre la libertad, resistencia y responsabilidad

FOTO DE ARCHIVO: Un sistema antimisiles opera después de que Irán lanzara drones y misiles hacia Israel, visto desde Ashkelon, Israel 14 de abril de 2024. REUTERS/Amir Cohen/Foto de archivo

En vísperas de Pésaj donde la libertad, por antonomasia expresada en dicha festividad, tiene su nivel más bajo es la autonomía y más alto en la heteronomía o redención, ya analizado en mi anterior artículo “Entendiendo el verdadero significado de Pésaj”, Emmanuel Lévinas nutrido además por Husserl, Heidegger y Dostoievski, concibe análogamente la libertad no como la autodeterminación ni capacidad de elección, sino como responsabilidad y compromiso con el otro.

Así, la libertad sin responsabilidad es mero egoísmo disfrazado, subrayando Lévinas la importancia de trascender el egocentrismo situando la libertad dentro de un contexto ético más amplio que reconozca la alteridad del otro. Esta disposición ética como capacidad de salir del yo respondiendo a las demandas del otro es la que posibilita la libertad y demás virtudes, porque nos impone límites y nos llama a actuar en beneficio del otro, incluso a costa de nuestra comodidad o cualquier cálculo de interés.

Esta libertad como disposición para asumir la responsabilidad por los demás aun cuando implique riesgos y sacrificio personal, proporciona según Lévinas el fundamento para una verdadera emancipación. A diferencia de otros filósofos que ven la libertad como un derecho individual o fin en sí mismo, Lévinas argumenta que la libertad es una obligación ética que nos insta a trascender nuestro propio interés creando un marco que reconozca la dignidad y el valor del otro sin esperar nada a cambio. Libertad que es extendida más allá de las relaciones individuales para incluir también a comunidades y naciones.

Y aquí, esta libertad conlleva la responsabilidad de la comunidad internacional frente a las agresiones bélicas a países libres y democráticos por parte de Estados autocráticos opresores y contrarios a todo derecho humano, generando la obligación ética de intervenir en defensa de aquellos. El caso más reciente es el masivo, directo y sin precedente ataque de la República Islámica de Irán al Estado de Israel. Israel, única democracia en medio oriente e Irán, Estado terrorista definido como aquel que organiza, proyecta, programa, financia, arma y ejecuta atentados terroristas, pretendiendo exportar la revolución islámica de los Ayatolas desde 1979, y autor intelectual de los atentados terroristas a la Embajada de Israel en Argentina y a la AMIA, mediante uno de sus brazos armados, Hezbollah. Todo ello probado por fallo judicial de la Cámara Federal de Casación Penal.

Este es el desafío ético que enfrenta la comunidad internacional frente a Estados terroristas que atacan países libres, debiendo intervenir para proteger las democracias, las libertades y los estados de derecho. No como una cuestión política o de propio interés, sino como obligación moral de solidaridad con aquellos que luchan por mantener las libertades individuales, la justicia, los derechos y la dignidad humana como marco civilizatorio. Caso contrario, ya Hannah Arendt demostró cómo la falta de responsabilidad conduce a formas extremas de opresión y por ello enfatiza la importancia de la acción política y la solidaridad internacional en la defensa de aquellos valores.

En este contexto, cuando se desea anular esta libertad como responsabilidad bajo fraseologías excusatorias como que Argentina debe ser neutral y no exponerse ni importar problemas, no sólo se está despojando del compromiso ético sino culpabilizando a la víctima. Todo el mundo está expuesto así demostrado por los diversos atentados, incluso en Moscú por el Estado Islámico (ISIS). Los problemas ya están en nuestra región, particularmente en Argentina desde hace 32 años. Células yihadistas y de Hezbollah más organizaciones narco-criminales vinculadas, todas asentadas en la Triple Frontera; la alianza entre Irán, Bolivia y Venezuela; y los atentados a la Embajada de Israel en Argentina y AMIA, son algunos ejemplos. A menos que se considere que los judíos no somos argentinos y que ciertas áreas del territorio nacional tampoco lo son. Porque los mencionados atentados terroristas fueron contra la Argentina y los argentinos, similarmente el magnicidio del fiscal Alberto Nisman, y los argentinos entre ellos bebés, secuestrados y asesinados más mujeres violadas por Hamás, desde el pasado 7 de Octubre. A menos que estos crímenes de lesa humanidad contra argentinos, no se consideren tales porque la mayoría de sus víctimas eran de religión judía.

Así, demandando la ética Levinisiana una respuesta inmediata y comprometida, entiende la neutralidad ante una agresión injusta, como la renuncia a la responsabilidad faltando al reconocimiento de la humanidad del otro y negando su dignidad. De hecho, la cobardía es definida como la evasión de la responsabilidad ética, eludiendo las obligaciones, renunciando a la libertad y actuando atrapado en la preocupación por sí mismo. Esta neutralidad como indiferencia o complicidad frente a la injusticia es contraria a la obligación moral demandante de respuestas aun implicando riesgos y sacrificios personales. Porque como afirma Lévinas, la doctrina de la no-violencia no ha frenado el curso natural de la violencia e implica no tomar al mal en serio, ya que el perdón infinito invita al mal infinito. Todo ello desvirtúa la justicia, la cual no sólo es cuestión de apoderarse del malvado sino también de no hacer sufrir al inocente. Así, enfatizando la fuerza como el justificado motor punitivo para frenar la cadena de violencia, Lévinas la determina como un elemento necesario de cualquier sociedad estable.

Incluso desde la filosofía política y del derecho Thomas Wilson afirma que la neutralidad no tiene lugar ante una amenaza contra la humanidad o global entre naciones porque la agresión es como el crimen, si no se acaba se extenderá. Tampoco para Michael Walzer es moralmente justificable la neutralidad ante la sucesión de victorias logradas por el agresor, poniendo en peligro la paz y la libertad de las naciones.

En Pésaj, el término hebreo operativo “metzar”, estrechez o causante de aflicción, es la raíz del vocablo “Mitzraim”, Egipto, donde el pueblo de Israel fue esclavo. Bajo esta noción, Lévinas reconoce que la responsabilidad frente al otro nos libera de la estrechez del egoísmo y nos abre a una forma más plena y significativa de ser en el mundo. Por eso ante el terrorismo y la opresión que niegan la humanidad y dignidad, más frente a la pasividad de la neutralidad que viola la responsabilidad ética, la libertad demanda una respuesta implicando compromiso por los demás.

Luego, Pésaj, traducido a la libertad en Lévinas, nos llama a reflexionar sobre nuestra responsabilidad ética y a reconocer que la verdadera libertad sólo se realiza a través del compromiso con la justicia y la solidaridad.

En el actual contexto geopolítico y el desenmascaramiento de Irán, la festividad de Pésaj conmemorando la liberación del pueblo de Israel de la esclavitud en Egipto, adquiere una relevancia aún mayor. Esta festividad, no sólo tiene una profunda importancia religiosa y cultural, sino que conlleva relevantes reflexiones éticas y políticas sobre la libertad, resistencia y responsabilidad. Especialmente en medio de las amenazas a la propia existencia del Estado de Israel e inminente peligro para toda comunidad judía como punta de lanza para el resto del mundo libre, cuyas mayores potencias en conjunto y sin ambigüedades han recientemente mostrado un compromiso activo defendiendo la dignidad y los valores más básicos de la civilización. En un mundo marcado por la radicalización deshumanizante e incluso según Samuel Huntington, por el choque de civilizaciones, Pésaj recuerda y demanda mantenernos firmes en nuestra lucha por la libertad y la justicia, resistiendo toda forma de opresión y tiranía.