El ataque de Irán a Occidente

La grave situación creada a partir del ataque terrorista de Hamas en Israel y la posterior invasión de Gaza pudo haber creado un escenario propicio para esta primera confrontación directa con Israel, pero los fines de Teherán van mucho más allá

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Un sistema antimisiles opera después de que Irán lanzó drones y misiles hacia Israel, visto desde Ashkelon, Israel. 14 de abril de 2024. REUTERS/Amir Cohen
Un sistema antimisiles opera después de que Irán lanzó drones y misiles hacia Israel, visto desde Ashkelon, Israel. 14 de abril de 2024. REUTERS/Amir Cohen

El ataque de Irán a Israel ha tenido una enorme repercusión no solo por su magnitud sino porque implica la primera confrontación directa con Israel después de largos años de enfrentamientos a través de las ejércitos organizadas por la Guardia Revolucionaria en terceros países como Siria, Irak, Yemen y El Líbano y la cooperación con armamentos e inteligencia a las organizaciones terrorista en Gaza y Cisjordania.

La Guardia Revolucionaria fue organizada después del triunfo de la Revolución Islámica que depuso a la monarquía del Sah Mohammad Reza Pahlevi el 11 de febrero de 1979 liderada por el ayatolá Jomeini. El objetivo es proteger el sistema de gobierno clerical chiita y expandir la influencia religiosa en Medio Oriente. También controlan las falanges religiosas paramilitares denominadas Basij.

Si bien Irán sostuvo que el ataque constituye una respuesta al reciente bombardeo del consulado iraní en Damasco donde perecieron once personas incluyendo el general Mohammad Reza Zahedi de la Guardia Revolucionaria, la envergadura de la decisión de atacar Israel no puede separarse de la situación internacional. El conflicto con Irán viene arrastrándose desde el momento en que éste tomó la decisión de convertirse en una potencia nuclear para posicionarse como árbitro regional.

El Plan Integral de Acción Conjunta (PIAC) firmado por Estados Unidos, Rusia, China, Gran Bretaña, Francia y Alemania en julio de 2015 que prevé la inspección de las instalaciones nucleares iraníes por parte de la Agencia Internacional de Energía Atómica no ha evitado los progresos para que ese país pueda obtener la bomba atómica. Israel siempre sostuvo que esa posibilidad constituiría una línea roja que lo obligaría a tomar decisiones extremas. El Presidente Trump se retiró del PIAC en 2018 imponiendo sanciones económicas por el incumplimiento de las obligaciones. En setiembre de 2023, en un cambio de posición, los Estados Unidos acordaron con Irán un intercambio de prisioneros y la liberación de 6000 millones de dólares con la intención de apaciguar las provocaciones.

La grave situación creada a partir del ataque terrorista de Hamas en Israel donde fueron asesinados 1200 ciudadanos y la posterior invasión de Gaza dispuesta por el gobierno israelí con el propósito de erradicar a la organización terrorista, que ya ha causado más de 30.000 muertos y la destrucción de infraestructura y viviendas, pudo haber creado un escenario propicio para esta acción. Pero los fines de Irán van mucho más allá de la causa de los palestinos que hoy aparecen como prisioneros de un conflicto mayor; es ingenuo pretender explicar esta situación por la falta de solución de ese problema. La intervención y financiación desenmascarada de Irán en otros países responde al propósito de expandir su poder y poder confrontar con los Estados Unidos considerado el enemigo principal de la civilización islamista.

La situación en Medio Oriente no está aislada de la conformación de la alianza con Rusia y China que buscan un nuevo reordenamiento global para terminar con la “hegemonía” de Occidente. Irán se convirtió en el principal proveedor de misiles y drones a Rusia para sostener su invasión a Ucrania y mantiene una estrecha relación económica y política con China que le sirvió para incorporarse a los BRICS. Estos tres países comparten una misma visión de dividir al mundo en civilizaciones, y así lo han manifestado, para consolidar sus áreas de influencia, formas de gobiernos autoritarios y “cultura”. En ese contexto, Israel constituye un intruso que no se corresponde con los valores de esos regímenes.

El fracaso del ataque a Israel abre las posibilidades de un impasse. La decidida intervención de los Estados Unidos y Europa en defensa de Israel y la neutralidad de los países árabes, pudo haber desalentado por el momento la escalada militar pero no frenará a un país donde el fanatismo y la obsecuencia ha reemplazado la racionalidad.

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