Adoctrinar es de derecha y de izquierda

El Presidente propone cambiar la Ley de Educación Nacional N° 26.206 a fin de evitar el adoctrinamiento; incluso, pondrían a disposición un canal para denunciar la falta de libertad de expresión que, según él, se vive en las aulas

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Educación - (Imagen Ilustrativa Infobae)
Educación - (Imagen Ilustrativa Infobae)

El presidente de la República propone cambiar la Ley de Educación Nacional N° 26.206 a fin de evitar el adoctrinamiento; incluso, pondrían a disposición un canal para denunciar la falta de libertad de expresión que, según él, se vive en las aulas. Sin embargo, la ley mencionada ya lo prevé y refiere en su artículo 126 que se debe respetar la libertad de conciencia.

En este sentido, veo mucha gente que replica esta idea de la escuela como centro de adoctrinamiento sin demasiado análisis. No obstante, si uno observa un cuaderno escolar, basta con dar vuelta algunas páginas para ver que un maestro enseña ciencia, enseña plástica, música, lengua; es decir, conocimientos científicos -el ciclo del agua, por ejemplo-, y habilidades para que puedan aplicarlas a la vida cotidiana.

Y si bien puede haber algún sesgo o postura cerrada de parte de algún docente, para que haya adoctrinamiento, tal como lo plantea el presidente, se necesita un docente que se sienta una autoridad absoluta y se requiere que el alumno permanezca callado y pasivo, y repita aquello que el docente enseñó. Y, de verdad, esto no es lo común en las aulas. Esta idea ya fue trabajada por Paulo Freire en su obra “Pedagogía del oprimido”, donde describe de manera fehaciente este tipo de educación, propia de principios del siglo XX, a la que llamó educación bancaria, donde el docente, al igual que en un banco, deposita o transfiere conocimientos al estudiante.

Además, tecnología mediante, hoy por hoy, los jóvenes no lo permitirían; cuando ocurrió, teléfono en mano, tomaron imágenes y denunciaron en las redes sociales rápidamente.

Hoy lo que vemos, en general, son profesores que toman posición respecto a los temas y expresan lo que piensan, permitiendo -la mayoría de las veces- que sus alumnos puedan reflexionar críticamente en torno a ello. Además, la escuela, como institución social intenta formar ampliamente con saberes que le permitan a niños y jóvenes educarse para poder vivir en el mundo de hoy.

En definitiva, si hilamos fino, la idea de que la escuela adoctrina es una crítica que proviene tanto de la izquierda como de la derecha. Ya Althusser, a mediados del siglo pasado, describió a la escuela -junto a la familia, los medios de comunicación, lo religioso y la cultura, entre otros- como un aparato ideológico del Estado, en tanto los miembros de esas instituciones con organizaciones centralizadas responden a una dirección formada por representantes del poder y reproducen el status quo.

En este marco, leer un determinado portal, escuchar una determinada radio, enviar a los hijos a escuela religiosa, valorar el fútbol como deporte nacional, por dar unos pocos ejemplos, serían formas de aceptar el adoctrinamiento en nuestras vidas. Y claramente la escuela no escapa a ello, enseña habilidades, tales como leer, escribir, hablar bien, saludar al entrar, para asegurar el sometimiento a la ideología dominante.

Todas las instituciones mencionadas, analizadas desde un planteo marxista, adiestran con una represión simbólica y reproducen las relaciones de producción, es decir, relaciones capitalistas de explotación para formar ciudadanos o trabajadores que respondan al poder hegemónico.

Entonces, surge con claridad la necesidad de que garanticemos la pluralidad y el pensamiento crítico en la escuela para que todos los niños y jóvenes tomen conciencia del mundo que los rodea y, a través de la educación, puedan -al decir de Paulo Freire- emerger.

Como sostiene Simone de Beauvoir (1963), lo que pretenden los opresores es transformar la mentalidad de los oprimidos y no la situación que los oprime.

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