La base espacial en Neuquén

Las instalaciones de la Agencia China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites siguen generando polémica

Imágenes de la base china en Neuquén

El acuerdo marco entre Argentina y China sobre la base instalada en Bajada del Agrio, ha estado rodeado de polémica desde los primeros contactos entre la Agencia China de Lanzamiento, Seguimiento y Control General de Satélites (CLTC, en sus siglas en ingles) y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales (CONAE). Un aspecto de preocupación ha girado en torno del gerenciamiento operativo de CLTC (seguimiento terrestre, comando y recepción de datos, incluida la antena para la investigación del espacio exterior), por ser una entidad militar del Departamento General de Armamentos del Ejército Popular de Liberación (GAD) con responsabilidad en el empleo de medios tecnológicos para la guerra espacial, cibernética y electrónica. Otra cuestión crítica ha estado referida a eventuales implicancias internacionales ya que la información que monitorea la estación satelital y de telemetría podría generar incidencias geoestratégicas que exceden a la investigación científica con fines pacíficos.

De hecho, CLTC es en la actualidad el área del ejército chino que utiliza capacidades anti satélites para vigilar la red de sensores orbitales de las fuerzas armas de Estados Unidos, de países de la Organización del Tratado del Atlántico Norte y de AUKUS en el Pacífico incluyendo programas antibalísticos de enorme significación militar (como fue el caso de la utilización del vector SC 19, en el 2011). CLTC es también responsable de las alertas y notificaciones sobre todas las actividades espaciales en curso y posee un sistema de seguimiento del enjambre satelital global, que pueden traducirse en capacidades militares concretas contra terceros países.

Es por eso que merece particular atención el monitoreo de los componentes técnicos de la antena de recepción (TTyC) y los instrumentos operativos y electrónicos de Bajada del Agrio que pueden tener en la práctica un uso dual, civil y militar. También porque tienen la capacidad potencial de cobertura y visibilidad casi completa de la Tierra. Y, en teoría, con una amplia red de rastreo, escaneo y detección de satélites, sistemas de defensa antiisiles, control de lanzamientos a escala global incluso de misiles, drones y otras actividades militares semejantes.

Atento al alcance sensible de la estación estratégica de la base China en Neuquén, durante la Administración del Presidente Mauricio Macri se intentó fortalecer la confianza con un protocolo adicional que acentuara el carácter pacífico y científico de la instalación y sus componentes. Sin embargo, en las actuales circunstancias parece no haber sido suficiente y requeriría de mayores medidas de fomento de la confianza. Una posibilidad podría ser la aplicación de modalidades de verificación in situ y de challenge inspections para asegurar que los instrumentos involucrados no sean usados para fines no deseados. Una de las ventajas de las inspecciones de este tipo, aplicadas en diversos tratados en vigor, es que contribuyen a la transparencia y la confianza internacional.

A efectos de asegurar la mejor disposición de China a tal efecto, se podría extender ese mismo mecanismo de salvaguardias a la base de seguimiento de satélites de la Agencia Espacial Europea (ESA) en Malargüe (Mendoza) que, si bien es una estación que responde a organismos civiles y su operación e instrumentación no tiene vinculación alguna con entidades militares europeas, permitiría establecer un monitoreo homogéneo que descomprimiría el mapa de riesgos hipotéticos y afianzaría un régimen positivo de cooperación científica espacial con fines pacíficos.