Javier Milei durante al año y medio que empleó en su campaña electoral, siempre dijo que él era Trump, Bolsonaro y el partido Vox de España en Argentina. Es decir se mostró identificado con una “nueva derecha”, que combina al mismo tiempo liberalismo económico y nacionalismo político. Es una posición que también asumen en Europa, Georgia Meloni primera ministra italiana y Víctor Orban jefe de gobierno húngaro.
Cabe señalar que el presidente argentino ha sido coherente con este alineamiento. Orban fue el único de los 27 jefes de gobierno de la Unión Europea que asistió a su asunción el pasado 10 de diciembre; el mismo día estuvo el ex presidente brasileño aún a costa que no lo estuviera Lula, el presidente en ejercicio; en febrero asistió a un acto de campaña de Donald Trump, como fue la Convención de Acción Política Conservadora, abrazándose con él; Meloni fue la primera jefa de gobierno del G7 que lo recibió hasta ahora y además lo invitó a participar de la cumbre del grupo que se realiza en junio en el sur de Italia; respecto a Vox, Milei se comunicó con su líder Santiago Abascal, informándole que va a estar presente en la convocatoria de un acto que prepara en España el próximo mes de mayo.
Es muy claro el componente de liberalismo económico en el Presidente argentino, no el de nacionalismo político. Pero es el que representa su compañera de fórmula, Victoria Villarruel. Por eso al acto que tuvo lugar el 2 de abril en recuerdo de los caídos en Malvinas, estuvieron presentes ambos, simbolizando esta coalición liberal-nacionalista que resulta extraña para las historias argentinas, pero no para el proceso de transformación política que se está dando en occidente.
En este marco, Milei evocó a Roca, quien en los hechos reunió en su persona los dos componentes de nacionalismo y liberalismo. Fue el estadista que más logró en la extensión territorial, extendiéndola no sólo hacia el sur continental, sino también hacia el noreste y la Antártida. Al mismo tiempo su lema de gobierno, “paz y administración”, dio el marco para el desarrollo económico en el modelo económico liberal.
La relación de Roca con el Reino Unido lo pone de manifiesto. En su primera presidencia (1880-1886), promovió y extendió la inversión británica en los ferrocarriles. Pero al mismo tiempo a comienzo de 1885, inició el reclamo por la soberanía argentina en Malvinas, que se ha reiterado anualmente sin excepción durante 139 años.
En su segunda presidencia (1898-1904) renovó el impulso a la inversión británica, pero ello no impidió que condenara enérgicamente la toma de los puertos de Venezuela por una fuerza militar británica, alemana e italiana, para cobrar deudas impagas en 1903 (Doctrina Drago).
En 1904, el último año de su segunda Presidencia, advirtió lo que Londres no: la importancia estratégica de la Antártida. Al anoticiarse de que el gobierno británico había rechazado comprar una instalación construida por un explorador escocés en territorio antártico, dispuso rápidamente comprársela.
Entre la firma del Decreto correspondiente y que la bandera argentina flameó marcando el inició de la presencia soberana, mediaron sólo 40 días. Pasarán 36 años, hasta que un segundo país instalara una presencia soberana permanente. Fue el mismo Reino Unido, en el contexto de las necesidades estratégicas emergentes del inicio de la Segunda Guerra Mundial en 1940.
Mientras el Reino Unido era la principal relación económica para nuestro país,- al mismo tiempo era la primera potencia global,- Roca buscó limitar su rol en la política exterior regional. Tanto en la primera como en la segunda presidencia, introdujo a la diplomacia estadounidense para limitar la influencia de la británica. En 1881, logró que el mediador en el conflicto de límites con Chile en la cordillera, fuera la diplomacia estadounidense. En 1899, en un nuevo conflicto limítrofe con Chile, esta vez por la Puna de Atacama, pudo acordar fuera resuelto mediante un arbitraje del representante diplomático estadounidense en Buenos Aires. Ambas situaciones causaron cierta decepción de la diplomacia británica que obtuvo un rol en el siguiente conflicto argentino-chileno que finalizó en 1902 con los “Pactos de Mayo”.
En definitiva, la evocación al Teniente General Julio A. Roca que realizó el Presidente Javier Milei en la mañana del 2 de abril en el recuerdo a los caídos en Malvinas, si bien puede interpretarse como una narrativa histórica, permite plantear algo muy del presente: la convergencia del liberalismo económico y el nacionalismo político que su movimiento busca representar hoy.