Milei encuentra su respaldo político principalmente en los segmentos más jóvenes de la población, lo que le permite proyectarse como un presidente disruptivo y distante de la clase política tradicional. Este respaldo juvenil se evidenció en su victoria en 16 provincias durante las elecciones primarias de 2023. Con este respaldo, Milei se posicionó como una figura política renovadora y capaz de generar un cambio radical en el panorama político del país. Aunque los próximos meses pueden ser turbulentos en términos económicos, especialmente con los ajustes en curso, la base de apoyo de Milei entre los jóvenes podría amortiguar los efectos políticos de estas medidas, haciendo más manejable el panorama político a corto plazo.
A pesar de la oposición crítica, el presidente Milei se enfrenta a uno de los mayores desafíos de su gestión: la falta de políticas públicas efectivas en un contexto económico marcado por la informalidad laboral. La prevalencia del trabajo no declarado, la existencia de trabajadores no registrados y la extensa economía informal representan obstáculos significativos para alcanzar la estabilidad económica y social deseada por todos los argentinos. Esta situación compromete la recaudación de impuestos necesaria para financiar políticas públicas, perpetúa la precarización laboral y la vulnerabilidad de los trabajadores.
En términos generales, conforme al consenso entre analistas políticos internacionales, Argentina se percibe como un país de escasa relevancia a nivel mundial, principalmente debido al tamaño relativamente pequeño de nuestra economía en comparación con otras potencias globales. A esta percepción se añade el hecho de que, a pesar de haber transcurrido 42 años desde la última confrontación bélica (Malvinas en 1982), el país enfrenta el flagelo de una significativa penetración del narcotráfico. Esta problemática se ha visto exacerbada por la tolerancia y la falta de políticas efectivas por parte de gobiernos populistas anteriores, especialmente en un entorno donde la economía informal proporciona un terreno propicio para el florecimiento de actividades ilícitas, incluyendo la financiación espurea de algunos políticos.
En las elecciones de 2023, la sociedad argentina expresó un profundo cansancio hacia la clase política tradicional (la “casta” en la terminología libertaria), reflejando más de una década de estancamiento económico. Este descontento se vio resaltado en un voto marcado por el hartazgo. Además, se observa un cambio generacional en el país, donde los jóvenes muestran tendencias más conservadoras que las generaciones previas, impulsados por una cultura emprendedora inherente y un rechazo implícito a la cultura “planera”. En este contexto, la llegada de Milei a la presidencia fue resultado de una combinación de factores: el voto económico y el voto de rechazo a la política tradicional. Su mensaje de libertad, especialmente después del periodo de encierro por la pandemia de COVID-19 en 2020/2021, actuó como un catalizador del voto libertario, consolidando su liderazgo y generando una suerte de culto entre su base de votantes originales, representada por el 30% que obtuvo en la primera vuelta de las elecciones de 2023.
¿El futuro de Argentina está en juego entre estabilidad la económica y la agitación social? Es aún una incógnita, pero hay ciertos indicios que podrían orientarnos hacia lo que está por venir. A pesar de su posición como presidente libertario, Milei ha mostrado un notable pragmatismo en su enfoque de gobierno. Su actual receta se caracteriza por una ortodoxia extrema en el manejo de las variables económicas. Aunque algunos sugieren que este enfoque puede tener costos políticos, Milei parece estar dispuesto a pagarlos en pos de una transición desde una economía populista hacia una más tradicional, que podría ser un paso crucial en el camino hacia la normalidad que anhelan muchos argentinos. Sin embargo, el éxito de esta empresa dependerá en gran medida de la capacidad de Milei para traducir sus ideas en políticas concretas y sostenibles.
La actual fortaleza de Milei radica en su considerable nivel de aceptación en la población, a pesar del difícil ajuste económico que está experimentando el país. Este respaldo se fundamenta, en alguna medida, en el reconocimiento por parte de la ciudadanía de la necesidad imperiosa de llevar a cabo reformas económicas profundas, como respuesta a las deficiencias de administraciones anteriores. Milei enfrenta la oportunidad única de demostrar su capacidad para controlar la inflación, uno de los desafíos más acuciantes de la economía argentina. Es plausible que en un futuro cercano se pueda observar una disminución significativa de la tasa de inflación, alcanzando cifras de un solo dígito y en declive. Este éxito potencial en la contención de la inflación podría consolidar aún más su posición y respaldo entre la población.
Sin embargo, como siempre, el futuro nos depara desafíos adicionales. Milei deberá manejar con extrema prudencia y pragmatismo todo lo concerniente al reajuste de las tarifas de los servicios públicos, los cuales han estado notablemente rezagados. Este equilibrio es crucial para evitar que los esfuerzos por reducir la inflación se vean comprometidos. Si logra gestionar esta tarea con éxito, podrá esperar la llegada de la tan ansiada liquidación de las exportaciones de la cosecha agrícola a partir de junio. Con estas dos variables encaminadas, las posibilidades de acercarnos a un país que se asemeje, al menos en parte, a una nación normal, será una realidad tangible.
En este contexto, para que Argentina pueda avanzar hacia la normalidad, es imperativo que se ponga en orden las finanzas tanto a nivel nacional como provincial. Milei está desempeñando un papel crucial al liderar este esfuerzo en el ámbito nacional, pero es importante reconocer que su acción, aunque necesaria, no es suficiente por sí sola. Sin embargo, al tomar medidas para ordenar las cuentas del Estado Nacional, Milei está ejerciendo presión sobre los gobernadores para que también actúen en consecuencia. Si bien es posible que algunos gobernadores no actúen por convicción propia, sino más bien por necesidad ante la reducción del financiamiento proveniente del Estado Nacional, este proceso de ajuste y ordenamiento fiscal en todas las esferas del gobierno es esencial para sentar las bases de una economía más estable y sostenible en el largo plazo. En última instancia, este esfuerzo conjunto entre el gobierno nacional y los gobiernos provinciales es fundamental para allanar el camino hacia una nación normalizada y próspera.
En Argentina, el federalismo está arraigado en la ley de Coparticipación Federal, lo que ha generado una relación complicada entre el Estado Nacional y las provincias, exacerbando las desigualdades entre ellas. Esta situación dificulta el camino hacia la normalidad, con una economía estable y reglas claras y duraderas. El federalismo argentino se asemeja más a un camino lleno de baches que a una autopista bien pavimentada, lo que complica el proceso de normalización. A pesar de estos desafíos, es crucial destacar que, por primera vez en décadas, el país ha cambiado su rumbo y está avanzando hacia un destino más cercano a la normalidad.
Hasta el momento, los mercados han respaldado la política de Milei debido a su firme compromiso con la reducción del déficit fiscal, a pesar del costo social que esto implica. El proceso de disminución de la inflación continuará en los próximos meses, lo que conllevará a una baja en el riesgo país y una apreciación de los bonos nacionales, factores que respaldan la intención del presidente de levantar el cepo cambiario y normalizar la economía. Los mercados ven este proceso como un círculo virtuoso que contribuye a la estabilidad financiera. Sin embargo, el desafío radica en el tiempo que lleva ajustar la economía real, lo que está generando una recesión significativa y afectando a los sectores asalariados. La paciencia de la sociedad será crucial en los próximos meses. En resumen, la economía sigue siendo un factor determinante y, si se logra superar la tormenta, todos se beneficiarán. En última instancia, como se ha dicho antes, “es la economía, estúpido”.