Entre quienes han tenido la fortuna de viajar para disfrutar el receso estival están, los que lo hicieron dentro del país y algunos otros, que eligieron destinos internacionales.
Al igual que con los paradores o canciones de moda, en esta ocasión han sido dos frases que se repitieron en todos los destinos, convirtiéndolas en uno de los recuerdos de esta temporada. Ambas representativas de conceptos que, probablemente, hayan venido para quedarse mucho más allá del verano.
Dentro de los pasajeros de cabotaje, esos que eligieron el territorio argentino, sin dudas, la frase recurrente fue la acuñada por el Presidente Milei, “No hay plata”.
Desde pequeños niños que pedían una pelota en la playa, adolescentes sedientos por una gaseosa en un chiringo, o aquellas amas de casa que insinuaban una cena fuera de la casa, la respuesta fue siempre la misma: “No hay plata”.
El esfuerzo de llegar y estar agotó, en muchos casos, las posibilidades de consumos, antes habituales y que ahora, por efecto de la fenomenal pérdida del poder adquisitivo se volvieron suntuarios.
El esfuerzo de llegar y estar agotó, en muchos casos, las posibilidades de consumos, antes habituales y que ahora, por efecto de la fenomenal pérdida del poder adquisitivo
Las clases medias y bajas hace tiempo que conocen de restricciones, sin embargo, en esta oportunidad todos han bajado algunos escalones en cuanto a sus capacidades de compras.
Por el lado de los más acomodados, esos que pudieron hacer viajes internacionales, la frase del verano ha sido “Ni loco”, en respuesta y reacción a lo que costaban, en dólares, las cosas de consumo diario en otros países. Y más aún cuando tenían que optar entre usar los dólares billetes o pagar al regreso con el “dólar turista”, a más de $1.300 por unidad: “Ni loco”.
Tal vez porque la distancia dejó en el recuerdo aquellos precios de diciembre previos a la devaluación o porque el dólar tarjeta es un 30% más caro que el blue, los argentinos se espantaban cuando hacían las cuentas de lo que costaba un paquete de galletitas, el combustible o un plato de comida en un restaurante fuera del país.
Esta vez el ajuste ha salpicado a la mayoría de los sectores sociales, cambiando costumbres en los menos pudientes y austeros, o volviendo comentario obligado en las clases más altas sobre los elevados precios de las cosas.
Los argentinos se espantaban cuando hacían las cuentas de lo que costaba un paquete de galletitas, el combustible o un plato de comida en un restaurante fuera del país
El “no hay plata” representa una realidad fáctica en la que la gran mayoría de los argentinos están envueltos, carecen de recursos para acceder a lo que antes podían.
Mientras que por el lado del “ni loco” evidencia un consumidor que deja de convalidar cualquier precio por las cosas que desea, poniendo un orden y prioridad a sus gastos, incluso pudiendo pagar por ellos.
En síntesis, la mayoría de los argentinos han restringido sus consumos, ya sea por imposibilidad o inconveniencia.
Racionar y razonar. Si se puede o si conviene
Es de destacar que las vacaciones 2023 / 2024 han venido con la inercia de una política económica expansiva a cualquier costo, cuyo principal objetivo fue sostener el consumo, involucrando estímulos tales como tasas de interés negativas, tipos de cambio retrasados o “planes platita” para todos los sectores, para poner de ejemplo.
Con pronósticos de caída de la actividad para el presente período y ajustes fiscales que superarán los 5 puntos del PBI es inevitable pensar en: ¿Cuáles serán las frases del próximo verano?
El autor es director en Fundación Iberoamericana de Telemedicina