Un fracaso de la política

La caída del DNU expuso el momento que atraviesa la clase dirigente y las complicaciones en el Congreso de la Nación

Luciano González

Finalmente, el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023, uno de los pilares con los que inició su gestión el presidente Javier Milei, llegó al Senado de la Nación, donde sufrió un traspié. La vicepresidente y presidenta de la Cámara Alta, Victoria Villarruel, se vio obligada a habilitar el debate dado que no podía dilatar más el tratamiento del DNU, de lo contrario estaría incumpliendo los deberes que le competen.

Así las cosas, el Decreto sufrió un rechazo tan abrumador, sorprendente, una negativa que no tiene precedentes. Abarca casi los dos tercios de la composición del Senado e incluye a la mayoría de los representantes de las provincias patagónicas.

Es para destacar, en ese contexto, la llamativa conversión de los kirchneristas al institucionalismo. El gesto de conveniencia y oportunismo es claro: más tramposo que ellos no existe. Pudimos ver, por ejemplo, cómo con gran hipocresía el senador formoseño José Mayans, ladero del autócrata Gildo Insfrán y chupamedias de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, hablar de institucionalidad. Parece una broma.

El futuro del DNU ahora es incierto, aunque hay algunos indicios que pueden anticipar su suerte. Como marca la ley, 26.152 - impulsada por Cristina Kirchner durante su paso por el Senado -, deberá ser tratado por la Cámara de Diputados, algo necesario para que el decreto caiga.

Lo que ocurra en la Cámara Baja es hoy un misterio. Si hacemos una primera mirada, superficial como toda primera aproximación, se puede proyectar que lo que pasó en el Senado podría tener un derrotero similar. Ahora bien, es una conjetura de algo que aún no sabemos.

Es prudente recordar que Diputados no tiene plazos para pronunciarse. No obstante, es esperable que la discusión no se demore por mucho tiempo porque el DNU estableció una serie de regulaciones que dependen de su vigencia. Esta incertidumbre termina creando una gran inseguridad jurídica. No obstante, reitero, esto es una opinión personal, ya que Diputados no tiene plazos. Mientras tanto, el Decreto sigue vigente.

En paralelo, avanzó el control judicial. Existen hoy numerosas normas, contenidas en el DNU, que quedaron en suspenso a partir de medidas cautelares que distintos sectores presentaron. El freno a la reforma laboral es el caso más conocido, pero no el único. Todo eso, llegará como un embudo a las oficinas de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que lo va a recibir y deberá resolver.

La Corte tampoco tiene plazos. Su presidente, Horacio Rosatti, se expresó al respecto y dijo que espera que la política logre resolver semejante diatriba. El juez advirtió que la judicialización de este debate representa un fracaso de la política, una opinión que comparto. Creo, además, que es también la posición de los otros miembros del máximo tribunal, porque no han desmentido a Rosatti.

En este escenario, tan conflictivo, no ayudan tampoco los insultos del presidente Javier Milei. La prédica agresiva que emerge de las redes sociales del Presidente a todas luces terminan jugándole en contra, dado que estimulan el rechazo, incluso hasta por una cuestión de broncas personales. Termina siendo un juego perverso y muy extraño que le hace mal al país.

Un país que convive con una tragedia descomunal al tener más del 60% de sus niños en situación de pobreza, según las mediciones de la Universidad Católica Argentina, y espera que sus dirigentes logren encontrar una resolución a sus problemas.