La segunda vida del presidente Javier Milei quedó habilitada en el discurso de inauguración de las Sesiones Ordinarias del Congreso de la Nación. Lo disruptivo no fue solo la hora elegida, ni el espectacular contexto que se preparó para la presentación presidencial, sino que el Jefe de Estado hiciera coincidir su implacable estilo beligerante con una nueva oportunidad para la paz y el acuerdo en orden a destrabar el peligroso escenario político con el que se llegó a marzo.
El discurso fue durísimo. Javier Milei golpeó sin contemplaciones a todos aquellos que considera responsables de la innegable debacle económica, social y cultural en la cual ha caído el país. Llevó al extremo la polarización. Vapuleó a todos los que trabaron sus propuestas hasta ponerlos en el límite, contra las cuerdas.
Su descripción del estado de la Nación no ofreció respiro. Repitió la línea argumental que viene transitando desde los tiempos de la campaña y sumó una descripción de los logros de sus primeros ochenta y cinco días. Pero, por primera vez, hizo eje y se concentró en los daños infringidos por los gobiernos de los últimos veinte años. Calificó a Sergio Massa, Máximo Kirchner, Pablo Moyano y Juan Grabois como “los cuatro jinetes del apocalipsis”. Y no dejó afuera a Cristina Fernández de Kirchner, a la que calificó como la responsable de uno de los peores gobiernos de la historia.
Cargó contra todos y cada uno. Lleno la cara de dedos a una dirigencia que llegó a este punto sumergida en la perplejidad, abrumada, desconcertada, imposibilitada de entender los modos de Milei con ninguna de las herramientas que ofrece la política. Puede que en la noche de este viernes haya encontrado una respuesta.
La identificación y furia mediática desplegada con desparpajo en medios y redes, sobre todo aquel que se interpuso en su proyecto de cambio, no fue mero arrebato, ni la ira desatada por un desequilibrio emocional. Visto desde hoy, todo aparece como el derrotero de una estrategia elaborada para generar las condiciones de una rendición frente a los designios del libertario.
Gobernadores y legisladores llegaron a marzo extenuados. Imposibilitados de conectar con el Presidente y los suyos. Dispuestos a plantear una resistencia pasiva frente a los avances del libertario. Aplicados a enfrentar la guerra de supervivencia que Milei les ha planteado bajo la consigna de resistir sin romper ni victimizarlo.
Milei cambió el escenario. Decidió acelerar. La convocatoria al “Pacto de Mayo” que compromete a ex presidentes, gobernadores y líderes de la oposición con el objeto de encontrarse en Córdoba para la firma de “un nuevo contrato social” quedó sujeta a la aprobación de la “Ley Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los argentinos y un nuevo Pacto Fiscal.
Milei admite de hecho la necesidad de ir al encuentro de un acuerdo dentro de las formas de la política. Admite tener conciencia de que solo no podrá, de que no basta con la embestida mediática que le permite sostener el acompañamiento de quienes lo votaron y acompañan todavía contra viento y marea. Reconoce estar necesitando del Congreso y los legisladores pero no afloja, muy por el contrario, vuelve a embestir.
Desafía a decidir entre dos caminos, el de la confrontación y el conflicto o el del acuerdo para el cambio.
“Si lo que buscan es conflicto, conflicto tendrán” asegura. “Se encontrarán con un animal muy distinto”. Fue probablemente el momento mas ácido del discurso, el más incómodo para los presentes de los que pretendió diferenciarse bajo el argumento de carecer de ambición de poder alguno.
Milei sale a reivindicar una nueva oportunidad para la ley que dice que “fue manoseada y rechazada por una clase política que se resiste a cambiar porque no quieren abandonar los privilegios”.
No solo tendrán que volver a tratar nuevamente la ley sino que también anunció el envío de una “ley anti casta”. Un paquete de proyectos pensados para eliminar prebendas y privilegios.
En la semana más crítica de su gobierno, al borde de enfrentar una crisis sin precedentes con sus 24 gobernadores, sin haber impuesto una sola ley y con el DNU en riesgo en el Senado, el presidente libertario da un golpe de gracia desplegando un nuevo libreto.
A su modo, Milei adelantó su estrategia mediante el posteo en las redes sociales de un pasaje de la Biblia: “Dios pide a Moisés que haga nuevas tablas de la ley en lugar de las que rompió”.
Milei baraja y da de nuevo y habilita para su gobierno una segunda vida.