El presidente Javier Milei tomó como referencia el libro de Ricardo Manuel Rojas, “La Inflación como Delito”, y afirmó en una entrevista televisiva que va a proponer una ley para que vayan presos los miembros del directorio del BCRA y las autoridades nacionales que permitan que la entidad emita moneda para financiar al Tesoro nacional.
Sobre este libro, lo he conversado con el autor un tiempo atrás y con quien tengo una larga relación dentro del liberalismo, desde épocas en que opinar diferente no se lo tomaba como algo personal y se podía debatir con respeto. Pero primero, voy a detenerme en la propuesta del Presidente de mandar al Congreso un proyecto de ley que disponga castigar con prisión a los que emitan dinero para financiar al fisco.
En primer lugar, su propuesta de campaña siempre fue dolarizar y cerrar el Banco Central. Ahora bien, si va a cerrar la institución creada en 1935 ¿para qué quiere una ley para sancionar decisión de un organismo que no va a existir? De ahí que la iniciativa luce más a un discurso para la tribuna que algo serio, no ya desde el punto de vista técnico, sino de la lógica pura.
El segundo punto a considerar es que para qué quiere Javier Milei cerrar el Banco Central y dolarizar la economía, si luego la población podrá hacer transacciones en la moneda que desee: dólares, euros, yenes, francos suizos, etc, todas emitidas por sus respectivos Estados.
El presidente Javier Milei tomó como referencia el libro de Ricardo Manuel Rojas, “La Inflación como Delito”
Ahora bien, supongamos que Milei dolariza la economía ¿Acaso va a pedir la deportación y prisión del presidente de la Reserva Federal de los EEUU, y de la secretaria del Tesoro, si emiten para comprar los bonos del Tesoro destinados para financiar el déficit fiscal, mecanismo que se utilizó intensamente en Argentina el último año?
Lo mismo ocurriría con el euro, el franco suizo, el yen o cualquier otra moneda que sea depreciada por el banco central correspondiente dado que esas monedas estarían siendo utilizadas en Argentina.
Preferencia por la moneda buena
Pero hay otro punto más, aun dolarizando y habiendo competencia de monedas, la gente va a elegir la divisa que tenga mayor calidad. Es decir que no se deprecie permanentemente.
Y aquí voy al punto que no coincido con Ricardo Rojas y que lo lleva a cometer un grosero error de razonamiento al presidente Milei en su propuesta de cárcel para el que emite para financiar al Tesoro.
En primer lugar, la moneda es una mercadería como cualquier otra con la característica que sirve como medio de intercambio. Por eso a lo largo de la historia se utilizaron diferentes mercaderías como moneda, como la sal, el cobre, la plata, la sal, la seda, el oro, etc. Durante un tiempo se limitó a los dos metales preciosos, y, finalmente, prevaleció el oro.
Luego se estableció el patrón oro por el cual las cajas de conversión emitían billetes que estaban respaldados por el metal precioso.
Después se pasó al patrón de cambio oro en la década del 20 en que todas las monedas eran convertibles a dos monedas: el dólar y a la libra esterlina, en equivalencia con el metal.
Todas las monedas del mundo son pedazos de papel pintado cuyo respaldo está dado por la calidad de sus instituciones políticas, jurídicas y económicas
Finalmente, solo quedó el dólar convertible al oro, hasta que el presidente Richard Nixon, en 1971 anunció el fin de esa posibilidad.
A partir de ese momento todas las monedas del mundo son pedazos de papel pintado cuyo respaldo está dado por la calidad de sus instituciones políticas, jurídicas y económicas.
Es por eso por lo que he sostenido y sigo sosteniendo que la dolarización sería una opción para tener una moneda que tenga un mejor respaldo en las condiciones citadas en el párrafo anterior. Claro que, una cosa es estar a favor de la dolarización y otra es poder dolarizar.
De la misma forma, siempre he sostenido que la dolarización no es una pócima mágica que resuelve los problemas estructurales de la economía nacional. Aclarado este punto, la cuestión que a mi juicio contradice el argumento de Ricardo Rojas es querer establecer la inflación como un delito, si está a favor de la competencia de monedas.
La dolarización no es una pócima mágica que resuelve los problemas estructurales de la economía nacional
Si hubiese curso forzoso como hay actualmente, hasta podría compartirse la argumentación del autor de marras, porque obligarían a la sociedad a recibir una moneda depreciada. Pero si se va a una competencia de monedas, su argumento sobre la inflación como delito se cae dado que la población no estará obligada a aceptar como medio de pago una divisa que se deprecia.
Ley de Gresham
Cabe recordar que la conocida Ley de Gresham que sostiene que “la mala moneda desplaza a la buena del mercado”, solo funciona con curso forzoso como lo demostró Fréderick Hayek en Desregulación de la Moneda.
Si no hay curso forzoso, la mala buena moneda no desplaza a la mala, porque en un intercambio voluntario nadie va a querer recibir la de menor calidad como forma de pago.
Y establecer el delito de emitir, es como si una cadena de hamburguesas bajara la calidad de sus hamburguesas y además aumentara su precio. ¿Qué delito estaría cometiendo? Ninguno, solo sería un pésimo manejo empresarial y posiblemente se iría a la quiebra. El consumidor dejaría de demandar el producto de esa cadena.
En todo caso, podría ser un delito de la empresa decir que vende tantos gramos de carne en la hamburguesa y poner menos, porque estaría cometiendo una estafa. Pero no es el caso de la moneda. Al ser una mercadería como cualquier otra, tiene un precio relativo con respecto al resto de todos los bienes y servicios de la economía y respecto al resto de las divisas.
En síntesis, impulsar una ley que imponga pena de prisión para el directorio del Banco Central y de los funcionarios públicos que resuelvan financiar con emisión al Tesoro solo podría ser un delito si hubiese curso forzoso del peso.
Si se establece la libre competencia de monedas, como dice Javier Milei que va a haber no se entiende su propuesta y menos cuando, además, impulsa la dolarización. ¿O por qué cree que Estados Unidos dejó la convertibilidad del dólar al oro en 1971?
Hoy la política cambiaria del gobierno de Javier Milei consiste en establecer una paridad artificialmente baja
Hoy la política cambiaria del gobierno de Javier Milei consiste en establecer una paridad artificialmente baja (rige un precio máximo, por debajo del nivel de mercado libre) y además le obliga a los exportadores a liquidar sus operaciones al BCRA en condiciones desfavorables. Es una suerte de confiscación de parte de los recursos sin una ley que lo determine, con lo cual es más grave.
En síntesis, Milei ve la paja en el ojo ajeno, pero no ve la viga en el propio, porque si emitir moneda para financiar el déficit fiscal con curso forzoso es malo, tan malo como eso es confiscar el fruto del trabajo ajeno sin una ley del Congreso.