El Merval estuvo inmerso en una montaña rusa que lo llevó de cotizar al equivalente de USD 871 a mediados de enero a alcanzar USD1.011, su marca más elevada desde las PASO del 2019, a fines de mes.
Luego en febrero la dinámica se repitió, y actualmente se encuentra recuperándose de una nueva baja que encontró su punto de rebote en USD 885. ¿El driver de semejante volatilidad? Ni más ni menos que la Ley de Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos, más popularmente conocida como la Ley Ómnibus.
En síntesis, el principal índice bursátil argentino se movió al compás de las perspectivas de aprobación de la Ley. Incluso más, respondía a los capítulos o artículos que se veían trabados. Ello quedó plasmado con la quita del capítulo fiscal el viernes 26 de enero al cierre de mercado.
El principal índice bursátil argentino se movió al compás de las perspectivas de aprobación de la Ley Bases
Mientras que los días previos el Merval venía envuelto en un ascenso vertiginoso, tras ponerse en duda la capacidad de alcanzar el resultado financiero superavitario para fin de año, el índice retrocedió 2,3% en las dos siguientes ruedas.
No obstante, dado que eliminar dicha sección del proyecto libraba los puntos de tensión más complejos y aumentaba la probabilidad de que fuera aprobada, las acciones pronto volvieron al alza. Esta se estiró aún más con la aprobación en general de la Ley de Bases, reforzando el desacople del Merval del dólar.
Así, por unos días, las acciones abandonaron la función de cobertura cambiaria que cumplieron durante tanto tiempo, impulsadas por el optimismo de un futuro mejor. Ello fue breve, pues el mismo 2 de febrero, la Ley volvió a Comisión, y desató una nueva ola de ventas. Desde entonces, no volvió a ser puesta en discusión y el Merval sufrió las consecuencias.
Quizás ahora la pregunta es por qué los idas y vueltas de la Ley Bases tuvieron tanto impacto sobre la performance de las acciones.
Por un lado, es evidente que su aprobación hubiera sido la señal política ideal, significando una gran victoria del oficialismo. Un Gobierno que, en minoría, lograba generar consensos para imponer su agenda de reformas era el guiño de gobernabilidad que el mercado necesitaba.
El sector bancario, que actualmente es uno de los más fuertemente regulados, había mostrado un desempeño espectacular a lo largo de enero
Por otro lado, su aplicación era de notable importancia para el sector privado. La desregulación de ciertos sectores industriales, como el de energía, implicaba que las bases hubieran estado asentadas para el crecimiento de largo plazo de las empresas que los componen.
De hecho, el sector bancario, que actualmente es uno de los más fuertemente regulados, había mostrado un desempeño espectacular a lo largo de enero, con subas que llegaron a alcanzar 29,5%. Sin embargo, esta posibilidad se esfumó cuando la Ley no pudo pasar su tratamiento en particular.
Motivos para ver el vaso medio lleno
Actualmente, las perspectivas son menos claras, pero hay motivos para ver el vaso medio lleno. En primer lugar, el objetivo del Gobierno de alcanzar superávit financiero en 2024 podría ser un excelente impulsor para el sector privado. Ello se debe a que significaría que para fin de año el Tesoro estaría afrontando sus gastos, incluyendo intereses, con recursos propios.
Por ende, la emisión monetaria por parte del BCRA no sería una necesidad, y el Tesoro no requeriría de financiamiento adicional para solventar sus obligaciones.
Dos excelentes condiciones para el mercado de crédito privado:
- Tendría un impacto directo sobre la inflación, que debería regresar a niveles más razonables, propiciando las condiciones para que las tasas de interés nominales regresen a un terreno que las torne apetecibles.
- También impactaría sobre el nivel de tasas al evitar que los privados compitan con el Tesoro por los fondos. Como es sabido, los últimos años se ha observado un crowding out ante la fuerte presencia del Gobierno en los mercados financieros.
Además, aún resta discutir el Decreto de Necesidad y Urgencia 70/2023 llamado “Bases para la Reconstrucción de la Economía Argentina”, el cual contiene una reforma laboral que podría servir de impulso para el mercado laboral privado.
Ello tiene diversas aristas positivas. Por un lado, podría incrementar la proporción del empleo formal, mejorando la recaudación del Estado, por lo que reforzaría el punto previo. Por otro lado, la flexibilización laboral podría servir de empuje para que las compañías tomen una posición de crecimiento más arriesgada.
Ello, en conjunto con la baja de tasas mencionada, podría derivar en un mayor apalancamiento de diversos sectores impulsando la recuperación económica y el crecimiento de las empresas privadas.
El interrogante más importante es qué tan posible es la aprobación del DNU 70, siendo que aún no está ni conformada la Bicameral
El interrogante más importante en esta cuestión es qué tan posible es la aprobación del DNU, siendo que aún no está ni conformada la Bicameral que deberá tratar su validez. Quizás, con la presión financiera que están sufriendo las provincias, haya lugar para un acuerdo.
Considerando ambos puntos, naturalmente surge la duda entre los inversores de cómo beneficiarse de este escenario. La respuesta podría ser a través de los bancos. El rearmado del mercado de crédito llevaría a que sus ingresos vuelvan a depender de la intermediación financiera, recibiendo depósitos y otorgando préstamos, en lugar de mantener la actualmente elevada exposición al sector público.
Además, los bancos tienen la ventaja de exponerse al crecimiento de todos los sectores, dado que un boom en cualquiera de ellos requiere de financiamiento y abre nuevas oportunidades de negocios financieros.
Es así como tomar posición en ellos permite exponerse indirectamente a diversos sectores a la vez. Por ejemplo, Grupo Financiero Galicia (GGAL), Banco Macro (BMA) y BBVA (BBAR) son tres bancos con ventajas competitivas diferentes que podrían enfocarse y desarrollarse en negocios distintos, siendo una interesante idea. En especial, aprovechando la oportunidad que proveyó el retroceso reciente.
El autor es Corporate Credit Team Leader de PPI (Portfolio Personal Inversiones)