Censura a Charly García: cuando la libertad del artista incomodó a Amnesty y al gobierno de Néstor Kirchner

En momentos en que vuelve a estar en debate el rol de los trabajadores de la cultura, sus vínculos con el Estado y sus compromisos políticos, es oportuno recordar ciertos episodios que tuvieron al músico como protagonista

Charly García en el CCK en junio de 2021 (Foto Pepe Mateos)

En enero, muchos trabajadores de espectáculos artísticos hicieron una carta dirigida a legisladores nacionales, criticando una posible disminución de la financiación estatal. La lista de firmas estaba encabezada por Charly García, un artista que en otras ocasiones criticó la dependencia respecto del Estado [Ver sus declaraciones sobre el tema en el video que cierra esta nota]. El músico no es uno de los habitués de este tipo de manifestaciones, por lo que no es disparatado imaginar que su solidaridad fue destacada ex profeso por el resto de los firmantes y por casi todos los medios que se hicieron eco de la solicitada.

En principio, esto tiene lógica porque es la figura más emblemática del rubro artístico. Pero esa firma no debería mover a engaño.

Por caso, en esos mismos días, a través de la red social X, tuve un apasionado debate con el cantante español Ismael Serrano, porque relacionaba la disconformidad de Charly para con el actual gobierno argentino con su tema “Botas locas”.

El tuit de Ismael Serrano citando a Sui Generis

La canción en cuestión es una crítica muy fuerte a los militares de la década del 70, más específicamente al servicio militar obligatorio. En tanto que la inmensa mayoría de aquellos militares murió, que hace 40 años que estamos viviendo en democracia y que el servicio militar se derogó en la década del 90, el paralelo era totalmente antojadizo. Nobleza obliga, Serrano de algún modo lo admitió.

Fue un uso abusivo de la imagen de Charly García, poniendo palabras suyas en contextos que no corresponden. Todo esto me remitió a otros momentos pasados, en los que se ha querido manipular al autor de Seminare. Si bien es conocida su destreza para evitar la censura de sus temas en tiempos de la dictadura militar (Canción de Alicia en el País, No te dejes desanimar, Qué se puede hacer salvo ver películas y otras) hay situaciones menos conocidas, en las que la censura vino de lugares no previstos.

En 1988, Amnistía Internacional organizó la gira mundial “Human rights now” encabezada por Bruce Springsteen, Sting y Peter Gabriel. La misma era para celebrar los 40 años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y concluía en Argentina, en el estadio de River, donde también actuarían los locales León Gieco y Charly García.

Era un recital especial porque se iba a transmitir en vivo por TV y grabar un video, razón por la cual, faltando pocos días, la organización decidió “bajar” a los músicos locales, para simplificar las cosas y que el público no llegase al final del show muy cansado.

Aunque eso finalmente no ocurrió, la iniciativa debe haber puesto de mal humor a nuestra estrella, quien en la previa hizo de las suyas. Por un lado, convenció a los internacionales de cambiar la traducción del eslogan de la gira, que incluirían en un tema de Bob Marley que cantarían al principio y al final del concierto. En lugar de “derechos humanos ahora”, Charly propuso “derechos humanos ya”, que encajaba mucho mejor en la métrica de la canción. La moción fue aceptada. En otro momento, el cantante discutió con Springsteen y le dijo textual “acá el jefe soy yo”, aludiendo al apodo que tenía el norteamericano: the boss (*)

Finalmente, Charly hizo un set de cuatro temas en el que, más allá que su estado no era el mejor y que la amplificación del sonido fue la peor de toda la jornada -¿reprimenda a sus berrinches?-, el público lo recibió entusiasta y cantó con él sus canciones en forma muy animada (en realidad “cantamos”, porque yo estuve ahí).

(Instagram)

Sobre el final del show general, vendría la frutilla del postre. Todos los músicos subieron a cantar juntos el tema Get up, stand up de Bob Marley. Springsteen, Sting y Peter Gabriel, junto a los más jóvenes Youssou N’Dour y Tracy Chapman, se repartieron las partes de un modo que estaba perfectamente ensayado. León Gieco, se ubicó en un segundo plano, unos pasos atrás de ellos, con un pequeño instrumento de percusión. Charly, en cambio, venía cebado y no fue “políticamente correcto” (en rigor de verdad nunca en su vida lo fue). En primer lugar salió vestido con un traje blanco, para resaltar en la oscuridad de la noche. Con ese atuendo deambuló por todo el escenario moviendo sus manos arriba y alentando a la gente a hacer lo mismo. La multitud le respondió como a nadie. Luego, cuando venía la parte del eslogan en castellano, se hizo del micrófono de prepo y de motu proprio recitó una parte del tema de Marley en español: “Párense, luchen, nunca dejen nada por hacer”. Hay que reconocer que tuvo malos modales y que no estaba acordado, pero la intervención era pertinente. Sting sonrió. Springsteen también, pero muchos intuimos que tenía ganas de matarlo. Finalmente, la fiesta terminó en paz.

Charly García en el concierto de Amnesty

Cuando tiempo después Amnesty International publicó el video con la gira y el recital, en la mencionada canción la intervención de Charly “desapareció”. Sí, sí… Con una prolija edición, la sustrajeron. La ONG que fue creada para defender los derechos humanos y la libertad censuró a un artista referente de su causa, al que ellos mismos habían convocado. De no creer (en YouTube se pueden encontrar las dos versiones).

El video editado por Amnesty International para suprimir la intervención de Charly García

Muchos años después, en 2005, el gobierno nacional organizó una serie de recitales en el Salón Blanco de la Casa Rosada. Por allí pasaron, entre otros, Spinetta, David Lebón, Miguel Mateos y, por supuesto, Charly García. Luego de un breve encuentro con el entonces presidente Néstor Kirchner y antes de su concierto, Charly dio una conferencia de prensa. En ella le preguntaron qué había sentido al conocer al presidente de la Nación y respondió: “Tendrían que preguntarle a él que sintió al conocerme. Porque él está acá por un ratito y yo hace muchos años que soy Charly García”. Gol al ángulo.

El primer disco de Charly, que contiene también su primer hit “Canción para mi muerte”, salió a la venta en 1972, cuando era presidente Alejandro Lanusse. En más de cincuenta años, muchos presidentes pasaron y tuvieron gran poder, por períodos. Muchos de ellos murieron físicamente (como el propio Kirchner) y otros políticamente (Alberto Fernández y su autoexilio en España es el ejemplo más fresco). Y Charly sigue ahí. Con achaques, pero vivito y coleando, intentando sacar un nuevo disco. No por nada lo usaron para encabezar la carta defendiendo “la cultura”.

Volviendo al recital en el Salón Blanco, promediando el mismo alguien gritó “¡que se muera Menem!”, o algo similar. Charly, amigo confeso del ex mandatario -con quien incluso grabó un disco en recuerdo de una tarde compartida en Olivos-, se disgustó mucho y luego de algunos segundos de mascar bronca le preguntó a la audiencia, mayormente compuesta por familiares y amigos de funcionarios, “¿Menem no era peronista igual que ustedes?” Dos a cero y final. Luego de la frase, arremetió con una versión violenta de Confesiones de invierno y el show siguió su curso normal.

Charly García en La Rosada y su enojo por un comentario del público

En el video oficial de Casa Rosada, esa pregunta a la audiencia también “desapareció”. No fueron tan delicados como Amnistía. Directamente le bajaron el volumen. Otra para no creer. El gobierno progresista de Kirchner también censuró a Charly García (¡Y también se lo puede chequear en YouTube!).

La edición de la Casa Rosada con el mutis sobre los dichos de Charly García

Quienes nos dedicamos a las relaciones públicas, muchas veces pensamos nuestras estrategias en términos de “líderes de opinión”. Para cualquier causa comunicacional (institucional, comercial, política, de bien público, etc.) es bueno convocarlos por la influencia que ejercen en la opinión pública. Pero en el caso de Charly eso no funciona. No porque no tenga ascendencia en la gente (vaya si la tuvo a lo largo de cinco décadas), sino porque no está dispuesto a aggiornarse a ningún libreto o relato pre establecido. El hombre que supo tirarse de un noveno piso a una pileta para protestar contra el asedio de la policía mendocina demostró una y otra vez que su música y su libertad están siempre por encima de todo.

García es la persona pública que más influyó en mi vida. Desde aquel primer disco vinilo (que tenía mi hermano mayor) hasta el último (que escucho en Spotify). Desde el primer show en el que lo vi en 1981 (invitado por mi primo mayor) hasta el último (en el invité a mi hija a verlo por primera vez), me dio innumerables muestras de sabiduría y belleza. Por supuesto que también hubo sinsabores. Como dice Hilda Lizarazu, “Charly nos enseñó todo lo que hay que hacer y todo lo que no hay que hacer”, pero son sólo anécdotas.

Aquel último show oficial que dio, también tuvo algo para comentar. Fue el 11 de diciembre de 2019 en el estadio Luna Park, al otro día de la asunción de Alberto Fernández. Mientras esperaba el comienzo del recital, y también luego, en la espera por los supuestos bises, una porción importante de los espectadores cantó fervorosamente por “Alberto Presidente”. Teniendo en cuenta sus últimas declaraciones en contra de Macri, era altamente probable que Charly hubiese votado a Fernández pero, conociéndolo, seguro que no le gustó nada ese grito de hinchada. ¿Cómo se atrevían a vivar en su show a otra persona? ¿Cómo se arriesgaban a hacerle eso a alguien que editó un disco que se llama “Demasiado ego”?

El show estuvo muy bueno, pero duró sólo una hora. Tras 45 minutos de espera volvió, cantó sólo un tema más y se fue definitivamente. No tengo pruebas, pero tampoco dudas de que esa fue su venganza.

Es así nomás. Carlos Alberto García Moreno (como reza su documento) es un músico difícil de captar para una causa, es escurridizo. Cuando pensamos que va a hacer una cosa, hace otra. Vaya si nos desconcertó con muchos de sus discos que no entendimos ni disfrutamos cuando salieron a la venta, pero sí admiramos años después. Fue amigo de Hebe de Bonafini y de Carlos Menem, al mismo tiempo. Es rockero pero ama a Susana Giménez. La portada de un disco suyo (La grasa de las capitales, Serú Girán) ridiculizaba a la revista Gente y, años después, salió reiteradamente en su tapa dentro de “los personajes del año”. Denostó al grupo Menudo en su tema “Chicas muertas” y, también años después, grabó con algunos de ellos “Correte Beethoven” (y fue a ver una obra de Ricky Martin en Nueva York). Dijo las peores cosas de Macri, pero hay fotos con él cuando tocó en el teatro Colón. Aunque años atrás dijo que los artistas tienen que “bancarse” sus proyectos prescindiendo del estado y del dinero del pueblo, en enero firmó una columna sosteniendo todo lo contrario.

Charly y Charly en vivo en Olivos, la tapa del disco que grabaron juntos

¿Estamos ante un artista muy contradictorio? No lo creo. Más bien estamos ante un artista impredecible, cuya coherencia no pasa necesariamente por su discurso, sino por el ejercicio honesto e irrestricto que hace de su libertad. Y eso no lo negocia. Por eso es muy difícil usarlo.

Say no more.

La opinión de Charly García sobre los vínculos con el Estado: "El músico se autoproduce"

(*) Las versiones difieren en estos dos puntos. Para algunos, la frase que se cambió a pedido de García fue otra: “para siempre ya” reemplazó a “por siempre jamás”. A su vez, hay quienes aseguran que la discusión de Charly no fue con Springsteen, sino con su manager. Sea como sea, estos detalles no alteran la historia.