El laberíntico sistema tributario argentino se ha convertido en un albatros que estrangula el crecimiento económico. La gente sufre bajo el peso de más de 170 impuestos por los gobiernos nacional, provincial y municipal. Las empresas se tambalean para cumplir con una vertiginosa fiscalidad sobre las ganancias, sobre los ingresos brutos, sobre los sueldos, sobre el valor agregado y sobre el patrimonio. Esta maraña de gravámenes alimenta una evasión fiscal desenfrenada, al tiempo que priva a las arcas públicas de unos ingresos muy necesarios. El maltrecho sistema fiscal argentino es una de las causas fundamentales de su perpetuo ciclo de estancamiento e inflación. ¿Hay alguna forma de matar a esta hidra que asfixia a la economía?
Expertos internacionales creen que el impuesto plano podría ofrecer la salida. En un reciente evento online internacional organizado por Somos Innovación, la Fundación Internacional Bases y el Consejo de Contribuyentes de Argentina, distinguidos economistas recetaron el remedio del impuesto plano para sacar a la economía argentina de su inercia terminal.
“El político medio piensa que un impuesto plano significa simplemente un tipo. Los principios básicos de un impuesto plano van más allá”, explica el Dr. Dan Mitchell, Presidente del Center for Freedom and Prosperity”, con sede en Washington. “Son los siguientes: Gravar la renta en un porcentaje fijo; nada de doble imposición; y eliminar lagunas o preferencias fiscales ineficientes y distorsivas”.
Estonia está considerada el ejemplo de éxito en la implantación de la imposición plana. Desde que adoptó el impuesto único en la década de 1990, Estonia ha pasado de ser un caso perdido postsoviético, a convertirse en el Tigre del Báltico. “Por décimo año consecutivo, Estonia tiene el mejor código fiscal de la OCDE”, afirma Alex Mengden, autor del Índice de Competitividad Fiscal Internacional 2023.
¿Cómo ha logrado Estonia este asombroso cambio? Según Konstantin Zhukov, profesor adjunto de Economía de la Trinity University en Texas, el éxito de Estonia en materia de fiscalidad plana se basa en dos principios fundamentales.
“Para evitar la evasión y el arbitraje fiscal, Estonia ha mantenido el impuesto sobre la renta de las personas físicas y el de sociedades al mismo tipo, ahora el 20 por ciento”, explica Zhukov. “El elemento distintivo del sistema estonio es que los beneficios se gravan cuando se distribuyen”. Esto elimina los desincentivos fiscales para la reinversión y el crecimiento de las empresas.
El mensaje de Zhukov a los responsables políticos argentinos es claro: “Emular el modelo de impuesto plano de Estonia requiere una reforma integral. Sin embargo, una vez que se hagan todas estas cosas, el nivel de vida del país aumentará, las empresas prosperarán y la economía se disparará hacia arriba”.
Pero, ¿puede el milagro del impuesto plano de Estonia cruzar el Atlántico? El Dr. Krassen Stanchev, economista búlgaro que ha desempeñado un papel decisivo en el diseño de los impuestos planos de Europa del Este, es optimista.
“Actualmente, hay unos 30 países con un impuesto plano. Todos ellos con un tipo del 20 por ciento o inferior”, observa. “La experiencia demuestra que los sistemas de flat tax han funcionado muy bien en términos de ingresos públicos, de acuerdo con la Curva de Laffer”.
Con todo, Stanchev advierte contra las medias tintas. “Los políticos deberían saber que la implantación poco sistemática del impuesto plano no funcionará. Se necesitan reformas integrales: aplicar un tipo único bajo en todos los ámbitos, sin exenciones”.
Stanchev cree que un impuesto plano podría despertar el potencial económico latente de Argentina con las reformas adecuadas. Pero esto requiere valor político para desafiar a los intereses espurios y revisar un statu quo roto. No hay más tiempo para tímidos retoques.
Argentina se enfrenta a una elección decisiva. ¿Perseverar con parches parciales que apuntalen un sistema disfuncional? ¿O reformar a fondo el código tributario para desatascar la economía? El impuesto plano ofrece a Argentina una oportunidad de oro para una reforma integral que favorezca el crecimiento. Los responsables políticos deben tener el coraje para liderar este cambio.
* Federico N. Fernández es un líder visionario dedicado a impulsar la innovación y el cambio. Como Director Ejecutivo de Somos Innovación, una red global de más de 40 think-tanks, fundaciones y ONGs, Federico defiende soluciones innovadoras en todo el mundo. Su experiencia y pasión por la innovación le han valido el reconocimiento de prestigiosas publicaciones como The Economist, El País, Folha de São Paulo y Newsweek. Federico también ha pronunciado inspiradores discursos y conferencias en tres continentes, ha escrito numerosos artículos académicos y ha compilado varios libros sobre economía.