La CGT, tan lejos del peronismo y tan cerca del golpe

La central obrera debería entender que en el mundo actual los generadores de empleo sano son los empresarios

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EL Congreso de fondo, durante
EL Congreso de fondo, durante el paro impulsado por la CGT el 24 de enero, a menos de dos meses de la asunción de Javier Milei (Photo by Marcelo Endelli/Getty Images)

Hoy el kirchnerismo y la izquierda -para el caso son lo mismo- no tienen claro si Javier Milei es verdaderamente presidente o se trata de una joda para Tinelli. Están azorados. Aturdidos. Bebieron en las aguas sagradas de la revolución progresista y no aceptan, ni entienden, que en el mundo de hoy la “revolución” o los grandes cambios, en caso de que haya que hacerlos, pasan por la derecha. Claramente son el statu quo y la inmovilidad. Están perplejos por lo que ocurre en el país y encima parió la abuela.

Milei en Davos

El Presidente argentino, en su cerrada defensa del capitalismo -como en su momento lo hiciera Carlos Marx-, afirmó que los empresarios son héroes y benefactores sociales ¡Imposible seguir escuchando! Los dichos son odiosos. Es entendible, el kirchnerismo y la izquierda son hijos putativos de los que afirmaban que el proletariado es el sujeto central de la historia, capaz de transformar esta sociedad, inmoral e injusta, por medio de una dictadura de clase. Algo salió mal. Fracasado este disparate se acercaron solapadamente a otros que, de manera más light y ligera, afirmaban que la clase obrera era la columna vertebral del movimiento. ¡Y aquí está lo novedoso! Durante mucho tiempo marcharon enfrentados pero el cambio de rumbo ocurrido en el mundo hizo que se encontraran y pensaran juntos nuevas travesuras. ¿Resultado? Rechazar como inadmisible la glorificación del empresario pues, según el Secretario General de la CGT, lo que propone Milei, es una lucha de clases al revés. Lo que revela que Héctor Daer no entiende absolutamente nada del pensamiento peronista, pues fue Perón quien enseñó a renegar de ese concepto: la lucha de clases. Tanto al derecho como pretende Daer, como al revés, según dice Daer, promueve Milei. Un lio.

La CGT debería entender que en el mundo actual los generadores de empleo sano son los empresarios. Glorificarlos no está mal a condición de que inviertan y generen fuentes de empleo. Perón en su momento alentó la creación de la Confederación General Económica que agrupaba a los pequeños y medianos empresarios. Lo de combatiendo al capital fue retórica que no se verificó en la práctica, aunque las palabras, es justo decirlo, tienen un enorme peso en las conductas especialmente en los intelectuales sin vínculos con el trabajo.

En la Argentina kirchnerista, el empleo estatal, más los planes, la asistencia social y las jubilaciones regaladas ocultaron la parálisis económica. Volviendo a Davos y a la controversial exposición de Milei, quizás no haya sido allí el ámbito adecuado para expresar sus ideas, aunque retumban fuertemente, sino en los organismos internacionales como la ONU y sus dependencias como la Unesco, la OIT, la OMS y tantas otras, como la Unión Europea, la OEA, el Mercosur copadas por funcionarios sesgados al progresismo. La agenda ideológica del globalismo no nace en Davos. Y usar esa tribuna habilita la burla, por el lugar, claro, no por lo que dijo. En Davos debió denunciar al Foro de San Pablo y al de Puebla con influencia en toda América y Europa.

La CGT y la democracia

Mientras Daer continúe siendo Secretario General de la Confederación del Trabajo sus dichos expresan el pensamiento de esa central, de modo que sobre ella cabe la acusación de golpista tanto como la de negar la convivencia democrática. El paro del 24 de enero es contra la Ley ómnibus que se discute en el parlamento y que seguramente se aprobará con las modificaciones que la oposición y el gobierno acepten introducir. Pero Daer afirma que aquellos Diputados de la oposición que la voten no podrán caminar por la calle. Y Moyano amenaza con tirar al Riachuelo al Ministro de Economía. Como si en el país no se hubieran tirado argentinos al agua ¡Linda manera de resolver la vida en sociedad! En la campaña electoral este dirigente se sumó a la candidatura de Massa que proponía la unidad nacional. En la oportunidad, el autor de esta nota, descalificó esa monserga propia de tiempos dictatoriales, y del carácter mentiroso del proyecto, pues cuando las instituciones funcionan la unidad se realiza en ellas y en el respeto a ellas. De modo que Daer, ahora nos enteramos que mintió.

Ya que está de moda Juan Bautista Alberdi pongamos de moda también a Justo José de Urquiza, que fue el político que llevó adelante la unidad nacional en el marco de una República constitucionalmente organizada. Y esto es bueno, porque al peronismo le cae antipática la figura del entrerriano, y es una correcta diferenciación en la historia con proyección el presente.

Milei, entiendo, debiera intentar parecerse más a Urquiza que a Alberdi. Construir poder político y dejar que las ideas fluyan por otras mentes. ¿Le dará el pinet? Veremos. Cuando se observa en manos de quienes ha dejado los organismos encargados de difundir y provocar el debate de ideas uno se anoticia que es un camino hacia la nada. Victoria Virraruel parece haber entendido el asunto. En el pequeño espacio que le ha dejado Milei la Vicepresidente está dando vuelta la historia miserable creada por el kirchnerismo. Es de una infamia sin límites que la CGT haya aceptado sin chistar la conducción política de un grupo de aventureros que glorificaron a los asesinos de dirigentes gremiales como Augusto Vandor, José Alonso, Dirk Kloosterman, José Rucci y tantos otros, y que el Jefe de la bancada justicialista en el Parlamento Nacional se haya negado a un homenaje a Rucci contraponiéndolo con la figura de Agustín Tosco, y que continue siendo Presidente del Justicialismo bonaerense. Quien olvida y reniega de su historia pierde el presente. Ahora pugnan por expulsarlo del cargo por ser responsable de la derrota, no por infiltrado antiperonista. ¡Una vergüenza!

La CGT y el general Perón

Hipólito Paz, Ministro de Relaciones Exteriores de Perón y Embajador en Estados Unidos pero por encima de todo muy allegado al General, cuenta en sus Memorias una conversación que presenció entre Perón y Mercante: “En ese diálogo, entre café y café, se recordaron las primeras concentraciones masivas y su inquietud al ver las banderas rojas multiplicadas. ¡Qué falta de sentido político -dijo Perón- el de nuestra clase dirigente!” Hoy la CGT vuelve a mezclarse con las banderas rojas y la izquierda, atropellando al Parlamento Argentino. El país está en peligro, la democracia en riesgo.

El 17 de octubre de 1953 como todos los años se festejaba en la Plaza. Ese día hubo un invitado especial, Anastasio Somoza, eterno Presidente de Nicaragua y amigo del General, para quien Perón pidió un aplauso fervoroso. Los vivas retumbaron al infinito. Mientras eso ocurría, en la Rosada el Ministerio de Economía dirigido por Gómez Morales se inclinaba hacia un capitalismo pro mercado.

Final. Para los ligeros de equipaje y mentores de la equidistancia les dejo dos escritos de Perón: “Cuando Estados Unidos abandonó a su suerte a Chiang-Kai-shek (jefe militar anticomunista de China) renunció al Asia y con ello entregó a China a los comunistas. Era de esperar que con ello entregaba también y sucesivamente a Indochina, Indonesia y tal vez Australia. De estas incongruencias políticas y militares está empedrado el camino que conduce al desastre…” (Enero 1951)

“Por razones políticas, ideológicas, geográficas y estratégicas, nosotros no podemos entrar a favor del comunismo. De modo que, descartado eso, nosotros ya determinamos en donde está nuestro centro de gravedad en la acción: en el frente occidental”, (Conducción Política).

Para aquellos que creen que se puede mezclar el agua con el aceite les recuerdo las palabras del General Perón el 20 de enero de 1974 luego del asalto al cuartel de Azul: a estos psicópatas hay que exterminarlos uno a uno.

De esto se trató el peronismo de origen y aun el de 1973. ¿Que tienen que hacer Daer, Moyano y compañía con el progresismo? Es un misterio.

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