Cambio climático: que dejó la cumbre mundial de Dubai

La COP28 realizada en diciembre en Emiratos Árabes sentó el principio del fin de los combustibles fósiles y enfatizó en la importancia de conservar, proteger y restaurar la naturaleza y los ecosistemas para lograr el objetivo del Acuerdo de París de 2015. El análisis de una de sus participantes

COP 28 (EFE/EPA/ALI HAIDER)

La Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas (COP28) que se desarrolló en diciembre en Dubai tuvo como resultado positivo un texto final acordado cuyo “leitmotiv” fue “el principio del fin de la era de los combustibles fósiles”. Así lo declaró en su discurso de clausura Simon Stiell, el secretario ejecutivo de la secretaría de las Naciones Unidas para el Cambio Climático. Y agregó que “ahora todos los gobiernos y empresas deben convertir estos compromisos en resultados económicos reales, sin demora”. Por primera vez en la historia de las COP, se incluyó la mención a la eliminación de los combustibles fósiles y un llamado a cambiar rápidamente los sistemas energéticos de forma justa y ordenada.

La COP28 alcanzó en sus primeras jornadas un acuerdo importante para hacer operativo el Fondo de Pérdidas y Daños, gran victoria de los países en vías de desarrollo en la anterior cumbre que fue liderado por Chile. Este fondo, que destinaría financiamiento a países vulnerables para enfrentar las consecuencias de los fenómenos climáticos extremos, recibió su primer flujo de 700 millones de dólares. Luego de pasada la emoción del momento del anuncio, se comenzaron a escuchar voces críticas por ser insuficientes ya que representarían solo un tercio de lo que se necesita por año para financiar las pérdidas y daños del Cambio Climático estimados en 400 mil millones de dólares anuales, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Otro de los hitos de esta COP28 fue lograr el acuerdo para el Balance Mundial (Global Stocktake, en inglés), que representa la primera evaluación de la ambición de las metas climáticas gubernamentales (NDC por sus siglas en inglés) desde el Acuerdo de París. Además, establece “el tono” de las exigencias y del nuevo nivel de ambición que deberá tomarse en cuenta para la definición de las nuevas metas que deberán fijar los gobiernos para el 2025. En el documento final del Balance se habla de la “transición fuera de los combustibles fósiles” y llama a que se produzca en los sistemas energéticos de manera justa, ordenada y equitativa, acelerando la acción en esta década crítica, a fin de lograr cero emisiones netas para 2050, de acuerdo con lo que estipuló el mundo científico. Asimismo, se llama a triplicar las energías renovables y a duplicar la eficiencia energética para 2030. Algunas voces críticas han destacado las “lagunas” en el texto ya que se avanzó principalmente en definir el “que” pero dejando abierta a la interpretación el “cómo” y el “cuando” los países deben aplicar los compromisos.

Con relación al Objetivo Global de Adaptación (GGA) establecido también en el Acuerdo de Paris para mejorar la capacidad de adaptación, fortalecer la resiliencia y reducir la vulnerabilidad al cambio climático, el grupo de trabajo liderado por Chile y Australia logró un acuerdo que careció de definiciones sobre los medios de implementación, ante todo financieros. El último informe del PNUMA sobre la brecha de financiamiento para la adaptación climática indica que entre 2021 y 2023 estos fondos se redujeron un 13% y que la actual brecha ronda los US$ 194.366 millones anuales.

Otro destacado de la COP28 fue el rol que tuvo la biodiversidad y las soluciones basadas en la naturaleza y su conexión con la crisis climática. Se discutió sobre cómo transitar desde una gestión de riesgos hacia una “positiva” con la naturaleza. El texto final de la Conferencia de Dubai incluyó el objetivo de deforestación global para 2030 y “enfatizó en la importancia de conservar, proteger y restaurar la naturaleza y los ecosistemas para lograr el objetivo del Acuerdo de París”, en consonancia con el acuerdo de la COP15 de Biodiversidad.

Una parte clave de muchas conversaciones sobre la naturaleza en la COP28 giró en torno a la necesidad de mayor financiamiento para las soluciones basadas en la naturaleza (SbN) y las oportunidades que aquí podrían brindar. La evidencia de estas soluciones fue presentada en un informe de KPMG publicado durante la COP28 donde se destacó que proteger la naturaleza y la biodiversidad podría generar oportunidades de negocios por un valor de 10 mil millones de dólares anuales a través de nuevos negocios, eficiencia de recursos y reducción de costos. Además, podría crear más de 400 millones de puestos de trabajo en todo el mundo para 2030.

Precisamente, la propuesta del presidente brasileño Lula Da Silva para la Conservación de Bosques Tropicales estuvo destinada a los países con fondos soberanos, entre otros inversores, para que coloquen sus recursos en un fondo creado para mantener los bosques tropicales en pie y conservarlos. Pese a este anuncio, se cuestionó la reciente adhesión de Brasil a la alianza de productores de petróleo OPEP+, que fue confirmada durante la última cumbre por el mismo presidente.

Por su parte, Colombia se ha convertido en el primer país latinoamericano y el mayor productor de combustibles fósiles en unirse al llamado “Tratado de No Proliferación de Combustibles Fósiles” (Fossil Free Treaty). Y cinco países latinoamericanos firmaron la declaración para triplicar las energías renovables: Argentina, Chile, Paraguay, Uruguay, Brasil y México, junto a otros 113 países. Finalmente, Brasil y Uruguay se sumaron a la “Declaración sobre Agricultura Sostenible, sistemas alimentarios resilientes y acción climática”, impulsada por la presidencia de Emiratos Árabes Unidos.

Para concluir, se reiteró el llamado de todos los años para dejar de pensar a las COP en términos de “éxito” o “fracaso”. Son pasos necesarios, a veces más lentos de lo que la urgencia requiere, que dan los gobiernos en un complejo escenario de lucha de poder e intereses económicos y políticos contrapuestos. Pese a los altibajos de esta COP28 se han logrado avances en los compromisos de las partes para alcanzar el Acuerdo de París. Ahora resta ver cómo se desarrolla la próxima cumbre a realizarse en Azerbaiyán, pero todas las miradas y atenciones están puestas en la siguiente cumbre, la COP30 de Brasil, donde se definirán las nuevas metas climáticas que nos podrán acercar a mejores resultados en cuanto al cuidado ambiental para mediados de siglo.

La autora es Gerente Senior Advisory-ESG de KPMG Sudamérica